Economía creativa: la ruta de Bolivia para dejar atrás el extractivismo

Históricamente, el rumbo económico de Bolivia ha estado marcado por la explotación de recursos naturales, gas, minerales, soya, entre otros. Sin embargo, ante el agotamiento de este modelo que no ha logrado generar progreso a largo plazo, surgen voces que impulsan un cambio de paradigma.
“Estamos entrando a un nuevo ciclo con múltiples alternativas, y una de ellas es el apoyo a emprendimientos a través del financiamiento, la normativa y las iniciativas de fomento. En Bolivia hay mucha creatividad, muchísimo talento, muchísima innovación que resuelve problemas reales”, señala la especialista Laura Zerain, asistente de proyectos en la Fundación Friedrich Ebert Stiftung (FES) y coautora del libro “La Bolivia del Futuro”, quien destaca que la clave para dejar atrás la dependencia del extractivismo está en el talento humano, la innovación y la creatividad.
Zerain recientemente participó en el III Foro Internacional de Economía Creativa, evento organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz y celebrado el 11 y 12 de septiembre en la ciudad de El Alto.
Según el análisis de Zerain, el modelo económico boliviano ha dependido durante décadas de la extracción de hidrocarburos y minerales. Sin embargo, esta estrategia, aunque rentable en ciertos periodos, ha generado vulnerabilidades: la fluctuación de precios internacionales, la presión sobre el medioambiente y la falta de diversificación productiva.
Frente a este panorama, la especialista plantea una hoja de ruta distinta: identificar los potenciales productivos de cada región y conectarlos con cadenas de valor creativas.
Puso como ejemplo el turismo en la Chiquitanía, una zona con un enorme atractivo natural y cultural, pero que carece de planificación productiva orientada al sector.
“Ahí se puede aplicar innovación, emprendimiento juvenil y resiliencia climática. De esa forma no solo se evitaría un impacto ambiental, sino que también se generarían empleos y se daría un horizonte a las nuevas generaciones para que no migren”, señaló.
Economía creativa: un motor en crecimiento
Según datos compartidos en el foro, la economía creativa en Bolivia ya aporta cerca del 2% al PIB nacional y vincula a más del 21% de la población económicamente activa. Se trata de un entramado diverso que incluye artesanía, gastronomía, software, producción audiovisual, industrias culturales y turismo. Su mayor presencia se encuentra en los centros urbanos de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Chuquisaca, donde el talento creativo se convierte en fuente de empleo, identidad cultural y emprendimiento juvenil.
El reto, sin embargo, está en superar la informalidad y generar políticas públicas que reconozcan la creatividad como recurso estratégico de desarrollo. Zerain advirtió que la economía creativa no puede depender únicamente de iniciativas aisladas: requiere incentivos fiscales, acceso a financiamiento, programas de formación y datos sólidos para la toma de decisiones.
Juventud, talento e identidad cultural
El papel de la juventud resulta esencial en este proceso. Zerain insistió en que el país cuenta con “mentes brillantes” que necesitan oportunidades para desplegar su potencial. “Se trata de dar cabida a proyectos que incorporen innovación y que fortalezcan la resiliencia climática. Así evitamos la migración juvenil y damos respuesta a problemas sociales y económicos”, explica.
Este enfoque no se limita a la economía: también apunta a una justicia cultural, donde la creatividad no solo diversifique ingresos, sino que revalorice el patrimonio, rescate saberes ancestrales y potencie la biodiversidad como base de innovación con raíces locales.
La triple hélice: academia, Estado y sector privado
Uno de los consensos emergentes en el foro fue la necesidad de impulsar una “triple hélice” de colaboración: la academia, el sector privado y el Estado trabajando juntos para transformar el talento en empleos sostenibles. La Universidad Franz Tamayo, con su espacio de debate, busca precisamente conectar estas piezas y generar una hoja de ruta hacia un futuro económico menos dependiente de las materias primas.
De este modo, el impulso de la economía creativa se presenta no solo como una alternativa económica, sino como una estrategia integral para la sostenibilidad.
“La creatividad genera empleo, identidad cultural y soluciones a problemas reales. Es una apuesta que puede transformar la matriz productiva del país”, concluye Zerain.
Mirada hacia adelante
El tránsito hacia una economía basada en innovación y creatividad no será inmediato, pero expertos como Zerain coinciden en que es el camino necesario para construir un proyecto productivo plural, inclusivo y resiliente. Diversificar ingresos, reducir la vulnerabilidad frente al ciclo de los commodities y dar valor al talento boliviano aparecen como pasos imprescindibles para dejar atrás la dependencia extractiva.
Con cada foro, cada iniciativa y cada emprendimiento creativo, Bolivia va trazando los primeros pasos hacia un modelo económico que no solo busca crecer, sino también generar bienestar, proteger el medioambiente y revalorizar la cultura.