Por Manuel Filomeno
La tecnología es una moneda con dos caras; por un lado, la inteligencia artificial (IA) permite mejoras en la calidad de vida a través de altos grados de automatización, pero por otro lado amenaza con reemplazar millones de puestos de trabajo, haciendo obsoletas algunas tareas. Sin embargo, es importante entender que esta tecnología, si bien está llena de posibilidades, nunca será capaz de reemplazar algunos talentos humanos.
“Los humanos tienen una serie de capacidades que la IA no puede igualar, como la creatividad, la empatía y la capacidad de resolver problemas inesperados. Además, los humanos son necesarios para supervisar e interactuar con los sistemas de IA”, asegura Marcelo Pacheco, director de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Un reciente artículo publicado en el Harvard Business Review, en base a entrevistas con expertos en talento humano, ingenieros, CEOs y ejecutivos de empresas, identificó los tres supertalentos humanos que la IA no podrá reemplazar y que deben ser explotados por los trabajadores para no quedar obsoletos.
Curiosidad
Los algoritmos de IA tienen la capacidad de automatizar nuestras decisiones e influir en nuestra atención, lo que nos hace criaturas más predecibles, menos creativos y, simplemente, más aburridos.
Ante esta situación, los expertos citados en el artículo señalan que es importante no dejarnos llevar por lo que la IA nos presenta, sin ser curiosos e inspirados, después de todo, la curiosidad es un rasgo humano que la IA aún no ha imitado con éxito.
Por esto, es importante explotar nuestra naturaleza curiosa para intercambiar ideas sobre cómo se puede sacar provecho de estas herramientas. Esto nos permite aprovechar la IA para mejorar la productividad y el rendimiento en cualquier campo.
Para alcanzar esto, podemos seguir algunos pasos como explorar las posibilidades de las nuevas herramientas, hacernos preguntas sobre su funcionamiento y dar rienda suelta a nuestra creatividad.
De la misma manera, es importante no caer en las rutinas que nos impone la IA, para esto es importante no exagerar en su uso.
“En cambio, es importante pensar en las herramientas de IA como semillas que tienen como objetivo hacer brotar la curiosidad, imaginación y creatividad. Debemos usarla para inspirarnos y hacer que la IA nos permita ser más curiosos sobre lo que hay fuera”, puntualiza.
Humildad
Mientras más datos reciba la IA, más precisas será a la hora de predecir nuestros deseos y preferencias, generando en nosotros una falsa sensación de seguridad, mostrándonos solo lo que queremos ver y las ideas con las que estamos de acuerdo, generando sesgos de confirmación. Si no se cuestiona esta información, puede hacer que la IA se estanque y se confíe demasiado.
Los humanos también comentemos estos errores, pero somos más flexibles y humildes para reconocer nuestros defectos y cambiar, algo que la IA difícilmente puede hacer.
Para impulsar este talento podemos tomar ciertas acciones como conocernos a nosotros mismos, saber qué comportamientos son más naturales para nosotros mismos, qué nos inspira, cuáles son los obstáculos con los que nos encontramos para tener un mejor entendimiento de cómo funcionamos.
Además, podemos intentar saber qué es lo que piensan los demás sobre nosotros para conocernos mejor a través de sus ojos.
Inteligencia emocional
Al igual que la revolución industrial mecanizó el trabajo físico, la IA está mecanizando el capital intelectual. Como resultado, su habilidad para establecer conexiones, practicar la empatía y comunicarse de manera eficaz (su inteligencia emocional) es más importante que nunca.
Gran parte de nuestra educación formal se dedica a aumentar nuestros conocimientos y capital intelectual, mientras que a menudo se pasa por alto nuestro desarrollo social y emocional.
Para cultivar este talento podemos concentrarnos en los demás tanto como nos concentramos en nosotros mismos.
“En la era de la IA, las organizaciones que tendrán más éxito serán aquellas cuyos equipos puedan trabajar juntos de forma eficaz. Por esto, es importante que antes de compartir una opinión o tomar una decisión, hagamos una pausa y pensemos en nuestros compañeros, de manera que podamos priorizar los objetivos e intereses de otras personas para poder lograr los nuestros”, explica la publicación.
Otra habilidad es saber afrontar los conflictos y ser empático con los otros, saber escuchar y encontrar las soluciones idóneas para cada tipo de situación.
“A medida que la IA coincide con la inteligencia a nivel humano, el desafío de destacar en el campo laboral nunca ha sido tan grande. No debemos ignorar estos avances; al fin y al cabo, no hay ningún sector que quede al margen de la IA. Nuestro desafío es ser proactivo a la hora de invertir en sí mismo. Si mantenemos la curiosidad, practicamos la humildad y nos centramos en los demás, estaremos bien posicionados para prosperar en estos tiempos tan emocionantes”, concluye Pacheco.