¿Cuáles son los beneficios de dejar de consumir alcohol?

Milton Fernández tenía 25 años cuando su gastritis apareció. Los médicos le sugirieron dejar de tomar alcohol para mejorar su condición, pero él no hizo caso, lo que empeoró su problema.

“No podía dejar el alcohol, las reuniones con los amigos y los compromisos sociales que casi siempre se cruzan con el consumo de bebidas alcohólicas me lo impedían. Solo el dolor que se tornó insoportable, hizo que me ponga un alto”, confiesa.

El alcohol forma parte de nuestra cultura, se brinda en celebraciones y fiestas, pero también para escapar del estrés y el duelo, beben los ricos y los pobres y muchos rituales sociales se revuelven alrededor de su ingesta. Sin embargo, su consumo en exceso es un problema de salud pública, ya que genera una serie de condiciones médicas graves.

“Dejar de consumir alcohol tiene una serie de efectos positivos en nuestro cuerpo, desde mejorar nuestra memoria hasta prolongar nuestra vida”, explica Fernando Siles, docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), el consumo de bebidas alcohólicas, por sí solo, ocasiona un promedio de 85 mil muertes anualmente en las Américas, donde la ingesta per cápita es 25% mayor a la del promedio mundial.

“Mi gastritis empeoró mucho y decidí dejar de beber definitivamente. Casi inmediatamente mi salud mejoró, y ahora, un año después, me siento muchísimo mejor”, cuenta Fernández.

Los efectos nocivos del alcohol

El consumo prolongado y constante de alcohol tiene una serie de efectos nocivos para la salud, a corto, mediano y largo plazo.

“A corto plazo, el alcohol daña nuestros neurotransmisores, bloqueando señales desde nuestro cuerpo hacia nuestro cerebro, por eso parecemos más resistentes al dolor físico cuando tomamos. Por otra parte, el consumo de alcohol aumenta la secreción de ácido clorhídrico, causando quemazón en la garganta y el estómago y generando daño gástrico”, asegura el médico.

A mediano plazo, se pueden producir condiciones como el hígado graso, que es la acumulación de grasas en el hígado, lo que puede llevar a inflamación y daño hepático, cardiopatía alcohólica, el debilitamiento del músculo cardíaco, lo que puede llevar a insuficiencia cardíaca y comprometer el sistema inmune, ya que el consumo excesivo de alcohol debilita el sistema inmune, aumentando la susceptibilidad a infecciones.

A largo plazo, los daños pueden ser permanentes e incluyen la cirrosis hepática, cicatrización del hígado, lo que puede llevar a insuficiencia hepática; fibrosis hepática, cicatrización reversible del hígado, que puede progresar a cirrosis si se continúa el consumo; demencia y neuropatía, el deterioro cognitivo y daño a los nervios, afectando la memoria y la función motora; síndrome de dependencia, la Incapacidad de dejar de consumir alcohol, lo que puede llevar a problemas de salud física y mental severos y problemas digestivos crónicos, ya que el consumo prolongado de alcohol puede causar gastritis crónica, úlceras y otros problemas digestivos.

¿Qué pasa cuando dejamos de consumir alcohol?

Siles indica que los efectos positivos de dejar de consumir alcohol varían según el tiempo de abstinencia. 

“A corto plazo, se observa una mejora en la hidratación y la función renal. El alcohol inhibe la hormona antidiurética, lo que causa deshidratación. Al suspender su consumo, se restablece el equilibrio hídrico del cuerpo. Además, se recupera la calidad del sueño, ya que el alcohol fragmenta los ciclos de sueño. Con unos días de abstinencia, el ciclo de sueño se normaliza”, indica el doctor.

También se reduce la inflamación hepática, ya que el hígado comienza a desintoxicarse. Esto disminuye la producción de citocinas inflamatorias, lo que es beneficioso para la salud del hígado. 

Por otra parte, a mediano plazo, se observa una regeneración hepática y una mejora en el sistema cardiovascular.

El sistema inmunológico también se beneficia, ya que se restablece el sistema de defensa del cuerpo. Tras uno, dos o incluso doce meses sin consumir alcohol, el hígado se regenera significativamente. En el sistema cardiovascular, se reduce la presión arterial y la frecuencia cardíaca, disminuyendo el riesgo de hipertensión y otras alteraciones cardíacas. Además, la reducción del consumo de alcohol favorece la producción de nuevas células inmunitarias.

A largo plazo, los beneficios son aún mayores. Disminuye el riesgo de desarrollar cáncer, especialmente cáncer gástrico. 

“También se incrementa la longevidad, ya que el consumo de alcohol reduce la esperanza de vida, mientras que su abstinencia aumenta. Además, se promueve la neuroplasticidad, lo que permite recuperar áreas del cerebro como el hipotálamo, mejorando la memoria y la cognición”, concluye el médico.

Más allá de las ventajas para nuestra salud, el mayor beneficio de mantenernos alejados del alcohol es prevenir la adicción a esta sustancia, la cual genera dependencia física y psicológica y arruina la vida de quienes son afectados por ella.

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