Por Manuel Filomeno
La habilidad de comunicarnos es esencial en la vida. Los humanos somos animales sociales y el poder entregar y recibir mensajes nos permite convivir. Sin embargo, ¿cómo nos aseguramos que estos mensajes lleguen a las personas de manera clara y precisa?
Ya sea en el ámbito personal, profesional o social, una comunicación eficaz no solo facilita el entendimiento mutuo, sino que también determina la manera en la que se dan nuestras interacciones y relaciones.
“Es importante fortalecer la comunicación y evitar que se presente el denominado ‘ruido’ o los obstáculos que impiden que el mensaje fluya libremente y llegue al receptor. Se debe tomar en cuenta que la comunicación puede ser escrita, audiovisual, digital o incluso no verbal”, indica Carlos Lara, docente de la carrera de Periodismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Sin embargo, el ejercicio de la buena comunicación se ha vuelto más difícil en los últimos años debido a la distracción que generan los dispositivos electrónicos y las redes sociales, que provoca en muchos casos el aislamiento de las personas en su entorno.
Para la consultora en marketing y comunicación Ana Ivars, una comunicación efectiva se basa en 13 pilares, los cuales conforman el Círculo Dorado de la Comunicación:
- Corregir: visualizar y cambiar errores es esencial para pulir un discurso y reflexionar sobre puntos débiles y áreas de mejora. Reconocer y corregir errores transforma el mensaje en algo más claro y convincente, fortaleciendo la confianza y efectividad de la comunicación.
- Definir: establecer el objetivo del discurso es crucial para mantener la coherencia y dirección del mensaje. Tener claro el propósito, ya sea informar, persuadir o motivar, permite estructurar el contenido de manera que apoye el propósito principal.
- Conocer: comprender a la audiencia es fundamental para adaptar el discurso a sus intereses y necesidades. Conocer el perfil demográfico, intereses y expectativas del público permite personalizar el mensaje y utilizar ejemplos relevantes.
- Canal: elegir el canal adecuado para el discurso, ya sea online o presencial, influye significativamente en cómo se percibe y recibe el mensaje. Cada canal tiene ventajas y limitaciones, por lo que es importante seleccionar el más adecuado para el contenido y la audiencia.
- Establecer: determinar el tiempo disponible permite planificar y estructurar el discurso de manera efectiva. Conocer la duración de la presentación ayuda a organizar ideas y puntos clave, asegurando que se cubra todo lo necesario sin apresurarse.
- Investigar: recopilar información sólida y relevante es la base de un discurso convincente. La investigación permite respaldar argumentos con datos precisos y ejemplos concretos, aumentando la credibilidad y la confianza de la audiencia.
- Estructurar: organizar el discurso y contenido de manera lógica y coherente es crucial para mantener el interés y comprensión de la audiencia. Una estructura clara, con introducción, desarrollo y conclusión bien definidos, facilita que la audiencia siga la línea de pensamiento y retenga la información presentada. Utilizar transiciones suaves crea un flujo natural en la presentación.
- Implementar: aplicar técnicas de persuasión efectivas puede transformar un discurso informativo en uno convincente y memorable. Técnicas como el uso de historias personales, presentación de beneficios claros y apelación a emociones aumentan significativamente el impacto del mensaje.
- Practicar y memorizar: ensayar el discurso varias veces es esencial para mejorar la fluidez y confianza. La práctica ayuda a identificar partes que pueden necesitar ajustes y familiarizarse con el ritmo y entonación adecuada.
- Prepararse: la relajación y la respiración antes del discurso son cruciales para calmar nervios y mantener claridad mental. Técnicas como la respiración profunda y visualización positiva ayudan a reducir la ansiedad y entrar en un estado de ánimo positivo.
- Controlar: gestionar el entorno, el lugar y uno mismo es fundamental para una presentación exitosa. Conocer y adaptar el espacio, así como estar preparado para manejar imprevistos, permitir mantener el control y evitar distracciones.
- Aplicar: utilizar técnicas de oratoria efectivas, como el uso adecuado de la voz, lenguaje corporal y contacto visual, mejora la conexión con la audiencia y la claridad del mensaje. Estas técnicas ayudan a proyectar confianza y autoridad, haciendo la presentación más dinámica y atractiva.
- Adaptarse: ser capaz de improvisar y adaptarse a cambios imprevistos es una habilidad valiosa en cualquier presentación. La capacidad de ajustar el discurso en respuesta a las reacciones de la audiencia o a circunstancias inesperadas demuestra flexibilidad y competencia.
Mediante la aplicación de estos pilares, la comunicación de nuestras ideas y pensamientos se vuelve mucho más fluida y se reducen las posibilidades de generar ruido, explica Lara.
“Una buena comunicación ayuda a mejorar y fortalecer las relaciones entre los miembros de un equipo o entre diversas organizaciones”, concluye el docente universitario.