Comunicación asertiva: 11 consejos para expresar lo que piensas sin lastimar a los demás

Hablar con sinceridad sin herir a quienes nos rodean es un desafío común en la vida diaria. En la familia, el trabajo o las amistades, la forma en que nos comunicamos puede ser la diferencia entre resolver un conflicto o agrandarlo.
La comunicación asertiva surge aquí como una herramienta fundamental, ya que permite expresar lo que pensamos y sentimos de manera clara, directa y respetuosa, sin caer en la agresión ni en la sumisión. Dominar este estilo de comunicación nos ayuda a evitar malentendidos, a mantener relaciones más sanas y a cuidar tanto nuestras emociones como las de los demás.
“Desarrollar la comunicación asertiva requiere tiempo y esfuerzo, pero sus beneficios a largo plazo son invaluables. La asertividad es una habilidad esencial para el bienestar personal y profesional”, señala James Robles, director de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La esencia de la comunicación asertiva radica en la capacidad de expresar pensamientos, necesidades y sentimientos con claridad y respeto, defendiendo nuestros derechos sin pasar por encima de los demás. Esto implica encontrar un equilibrio; no se trata de imponer ni de callar, sino de construir un diálogo en el que ambas partes se sientan escuchadas.
El académico señala que la comunicación asertiva se construye a partir de varios pilares: el autoconocimiento, la gestión emocional, la empatía, la escucha activa y el uso de un lenguaje claro. Su impacto abarca todos los ámbitos de la vida: en el entorno familiar contribuye a resolver conflictos; en el académico mejora el aprendizaje y la colaboración; y en el laboral fomenta un ambiente positivo, reduciendo malentendidos y aumentando la productividad.

11 consejos clave para decir las cosas claras sin herir a otros
Hablar con franqueza no significa hablar sin filtros. Según Robles, “la comunicación asertiva nos permite ser honestos sin herir, expresar lo que pensamos con empatía y defender nuestras ideas sin dañar las relaciones”. A continuación, los once consejos más importantes para lograrlo:
1. Tranquilízate y piensa antes de hablar: en momentos de tensión, las palabras dichas a la ligera pueden ser más hirientes que un gesto. Antes de responder, respira y reflexiona sobre lo que quieres comunicar.
2. Habla en primera persona: expresa cómo te sientes en lugar de señalar al otro. Decir “me incomoda cuando llegas tarde” es más respetuoso que acusar con frases como “siempre llegas tarde”.
3. Sé concreto, pero amable: ir directo al punto evita confusiones, pero la claridad debe ir acompañada de empatía y un tono respetuoso.
4. Cuida tu comunicación no verbal: gestos, tono de voz y postura también comunican. Aunque tus palabras sean amables, un gesto de rechazo puede bloquear el diálogo.
5. Procura empatía: ponerse en el lugar del otro ayuda a expresar ideas sin dañar su autoestima ni sus emociones.
6. Controla tus emociones: si la rabia o la frustración dominan la conversación, es preferible pausar y retomar el diálogo cuando estés más calmado.
7. No impongas tu punto de vista: la asertividad implica defender tus ideas sin invalidar las del otro. Preguntar su opinión genera un ambiente de respeto mutuo.
8. Aplica la escucha activa: presta atención a lo que la otra persona dice y siente. No se trata de un monólogo, sino de un intercambio en el que ambos se escuchan.
9. Evita el chantaje emocional: no recurras a la manipulación ni a la culpa para conseguir lo que quieres. Expresa con honestidad lo que necesitas.
10. No excuses las malas palabras: frases como “solo estoy siendo sincero” no justifican un comentario hiriente. La sinceridad nunca debe ser sinónimo de agresión.
11. Aprende a poner límites: decir “no” de manera clara y respetuosa es parte de la comunicación asertiva. Establecer límites no significa rechazar al otro, sino cuidarte a ti mismo.
Dominar el arte de decir las cosas claras sin herir no es algo que se logre de la noche a la mañana. “La comunicación asertiva es crucial en todos los ámbitos de la vida, y aunque demanda práctica, sus beneficios son duraderos y transformadores”, agrega el experto.
Aprender a expresarnos con empatía, respeto y firmeza es una habilidad que se entrena y que debe enseñarse desde edades tempranas. No se trata solo de mejorar nuestras relaciones, sino también de fortalecer nuestra autoestima, ganar seguridad y construir entornos más saludables y humanos.