Por Lily Zurita
En la complicada red del crimen, la complicidad surge como una de las facetas más perturbadoras y complejas de abordar. Más allá del autor material del delito, la figura del cómplice juega un rol crucial en la planificación y ejecución de actos ilícitos, oscureciendo aún más la línea entre lo legal y lo ilegal.
La complicidad, como una forma de participación criminal, desempeña un papel crucial en la diferenciación de la conexitud entre todos los participantes de la comisión de un hecho delictivo y permite establecer el grado de involucramiento y responsabilidad de cada individuo en delitos complejos, como el asesinato o estafas cometidas por organizaciones criminales o asociaciones delictuosas, donde participan dos o más personas.
Determinar las características de participación de cada individuo en delitos conexos resulta complejo, señala el abogado Cristhian Del Villar, docente de la carrera de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
“La precisión en esta determinación es esencial, ya que sólo un proceso penal objetivo y debidamente direccionado podrá calificar la conducta de cada participante”, indica.
Este proceso, según el jurista, proporciona a un juez en materia penal los elementos necesarios para que pueda dictar una sentencia que disponga el tipo de sanción correspondiente a cada partícipe, ya sea como autor directo, cómplice, instigador o, en algunos casos, encubridor.
“Solo un proceso penal objetivo y debidamente direccionado podrá, a futuro, calificar la conducta de cada individuo y proporcionar a un juez en materia penal, los elementos necesarios para que éste, imbuido de su sana crítica, pueda en una sentencia disponer el tipo de sanción que corresponde a cada partícipe”, puntualiza Del Villar.
El pasado miércoles, la Fiscalía aprehendió a los padres de Joel P., en el marco de las investigaciones por el presunto feminicidio de Odalys Vaquiata. Ambos progenitores enfrentarán cargos por el delito de complicidad.
El jurista aclara que “la participación en delitos no excluye a personas con vínculos familiares, en uno u otro grado de parentesco, que esté determinado por el resultado en la comisión de un determinado delito, éstas no están exentas de recibir un tipo de sanción penal”.
Por ejemplo, si un hijo es el autor directo de un asesinato y fue colaborado por su padre para lograr el resultado deseado, sólo una investigación exhaustiva podría verificar esta complicidad.
En la misma línea, la abogada penalista Audalia Zurita puntualiza que no existen previsiones de complicidad diferenciados para cada delito, porque “la complicidad es un tipo penal, accesorio que va vinculado al delito principal, de modo que se tiene el concepto y se tiene que aplicar, de acuerdo al artículo 23, a cada hecho sin importar el tipo penal”.
¿Qué es la complicidad?
La complicidad se define como la participación indirecta en la comisión de un delito, asistiendo, instigando o facilitando su realización.
Los cómplices pueden estar involucrados de múltiples formas: desde proporcionar información y recursos, hasta brindar apoyo logístico y ocultar evidencias. Su intervención, aunque no siempre visible, es esencial para el éxito de las actividades delictivas.
Esta colaboración puede ocurrir antes de la ejecución del delito, durante su comisión, mediante acciones no esenciales para el hecho delictivo e, incluso, después de haberse cometido el mismo.
Del Villar señala que, según el Código Penal boliviano, la complicidad es considerada como una forma de participación criminal, junto con la instigación y los grados de autoría directa y mediata.
“Es cómplice el que dolosamente facilite o coopere a la ejecución del hecho antijurídico doloso, en tal forma que aún sin esa ayuda se habría cometido; y el que, en virtud de promesas anteriores, preste asistencia o ayuda con posterioridad al hecho. Será sancionado con la pena prevista para el delito, atenuada conforme al artículo 39”, dice el artículo 23 del Código Penal boliviano.
En tal razón, al estar presente el dolo en la conducta del cómplice, la definición no admite características singulares vinculadas a cada tipo penal.
Casos emblemáticos
A lo largo de la historia, numerosos casos han puesto en evidencia la importancia de la complicidad en el mundo del crimen.
Un ejemplo destacado es el de las organizaciones mafiosas, donde la complicidad es un pilar fundamental para el funcionamiento de sus actividades. Los miembros de estas organizaciones, a menudo, actúan como cómplices, ya sea mediante el soborno de autoridades, la intimidación de testigos o la ejecución de órdenes de sus superiores.
En el ámbito político, la complicidad también ha dejado su marca. Escándalos de corrupción como el caso Odebrecht en América Latina revelaron una red de complicidad que incluía a altos funcionarios, empresarios y políticos, quienes facilitaron el desvío de fondos públicos y el otorgamiento de contratos fraudulentos.
Impacto social y legal
La complicidad no solo agrava la naturaleza del delito, sino que también tiene repercusiones profundas en la sociedad.
“La sensación de inseguridad y desconfianza aumenta cuando se percibe que los delitos son cometidos con la ayuda de individuos que deberían, en teoría, respetar y hacer cumplir la ley”, manifiesta la abogada Zurita.
Desde el punto de vista legal, la complicidad se sanciona de diversas maneras, dependiendo de la jurisdicción y la gravedad del delito. En muchos países, los cómplices pueden recibir penas equivalentes a las de los autores materiales, reflejando así la gravedad de su colaboración.
Mecanismos de combate
Combatir la complicidad requiere un enfoque multifacético.
La implementación de medidas preventivas, como la vigilancia y el control interno en instituciones públicas y privadas, es crucial. Además, es fundamental fortalecer los sistemas de justicia, asegurando la independencia y eficacia de los órganos encargados de investigar y sancionar estos delitos.
La educación y la concienciación también juegan un rol vital. Informar a la ciudadanía sobre los riesgos y consecuencias de la complicidad puede contribuir a crear una cultura de legalidad y transparencia.
La complicidad en hechos delictivos representa una amenaza seria para el orden social y la justicia. Reconocer y abordar este fenómeno con determinación es esencial para garantizar un sistema legal más equitativo y una sociedad más segura.