Cómo la digitalización y las RRSS están revolucionando los hábitos de consumo

By Lily Zurita Zelada

En la última década, la digitalización y el auge de las redes sociales han provocado un cambio radical en los hábitos de consumo de las personas a nivel global. La manera en que la gente descubre, evalúa y adquiere productos y servicios ha evolucionado, impulsada por plataformas digitales que facilitan la interacción entre consumidores y empresas.

El comercio electrónico, o e-commerce, se ha consolidado como una de las principales formas de compra en la era digital. David Coaquira, docente de la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, afirma que el «e-commerce, básicamente, es un segmento, una parte del e-business, que son las transacciones de forma digital». 

Este modelo de negocio ha permitido a las empresas ampliar su alcance y ofrecer sus productos a un público más amplio, sin las limitaciones geográficas tradicionales.

La pandemia por el Covid-19 actuó como un catalizador para la adopción del comercio electrónico. Las restricciones físicas impulsaron a los consumidores a buscar alternativas en línea, acelerando el crecimiento de plataformas digitales. 

En este contexto, según Coaquira, «el perfil o el consumo nacional ha tenido una variación tremenda a partir de la pandemia, que ha impulsado el crecimiento de plataformas digitales».

De la interacción a la transacción

Las redes sociales (RRSS) han dejado de ser simples plataformas de interacción para convertirse en verdaderos mercados digitales. Plataformas como Facebook, Instagram y TikTok han integrado funciones que permiten a las empresas mostrar y vender sus productos directamente a los usuarios. 

Coaquira explica que «plataformas como el Marketplace de Facebook o TikTok han sido herramientas o son actualmente herramientas que llegan a tener cierto tipo de impacto en el consumidor final».

Esta integración, según el experto, ha dado lugar a dos modalidades de comercio electrónico:

Uno que consiste en un e-commerce parcial, donde la transacción se inicia en línea, pero la entrega y el pago se realizan de forma presencial. «Yo ofrezco por plataformas digitales, pero lo entrego de forma presencial», indica Coaquira.

El otro es un e-commerce puro, en el que tanto la compra como la entrega se realizan completamente en línea, sin interacción física. Ejemplos de esto son servicios digitales como Netflix o Spotify.

Adaptación de empresas y consumidores

La rápida digitalización ha obligado tanto a empresas como a consumidores a adaptarse a nuevas dinámicas de mercado. Las empresas han tenido que desarrollar estrategias digitales para atraer y retener a los clientes. 

Coaquira menciona que «muchas empresas están optando por lanzarse a estas redes sociales, tomando en cuenta TikTok como la prioridad de la mayoría de todos, generar contenido, atraer mediante videos cómicos, informativos y viceversa».

Por su parte, los consumidores han adoptado nuevas formas de interactuar con las marcas, buscando experiencias de compra más personalizadas y convenientes. La confianza en las transacciones en línea ha aumentado, aunque persisten desafíos relacionados con la seguridad y la privacidad.

Contenido de valor

En el entorno digital actual, no basta con ofrecer un producto; es esencial proporcionar contenido de valor que atraiga y retenga a los consumidores. 

Coaquira enfatiza que «todo lo que es contenido de valor en sus distintas presentaciones es una opción natural y orgánica para generar ventas, no a través de una frase recurrente de ‘cómprame’, sino a vender alguna información o, el valor agregado de cada producto».

Este enfoque ha llevado al auge del marketing de contenidos, donde las empresas crean material relevante y valioso para atraer a su público objetivo. Las redes sociales juegan un papel crucial en la distribución de este contenido, permitiendo a las marcas llegar a audiencias más amplias y segmentadas.

Desafíos y oportunidades en el contexto boliviano

En Bolivia, la digitalización y el comercio electrónico presentan tanto desafíos como oportunidades, debido a la «viveza criolla» que ha llevado a que algunas personas intenten aprovecharse del sistema, estafando a consumidores desprevenidos. 

Coaquira advierte que «hay muchas empresas y personas que están tratando de ganar ventaja, estafando a la gente, ya que están publicando algo que no es el producto final».

Sin embargo, también hay un crecimiento en la adopción de herramientas digitales por parte de las empresas, como el uso de WhatsApp Business para interactuar con los clientes o la creación de dominios propios y páginas web que se está convirtiendo en una práctica común entre las empresas bolivianas, buscando ofrecer una experiencia de compra más segura y personalizada a sus clientes.

El futuro del consumo en la era digital

Para el ingeniero comercial, la digitalización y las redes sociales seguirán moldeando los hábitos de consumo en el futuro. Las empresas deberán mantenerse al día con las tendencias tecnológicas y las preferencias de los consumidores para seguir siendo competitivas. La personalización, la transparencia y la sostenibilidad serán factores clave en las decisiones de compra de los consumidores.

En este contexto, la formación en áreas como el comercio electrónico y el marketing digital se vuelve esencial. Profesionales capacitados podrán desarrollar estrategias efectivas que integren las herramientas digitales disponibles y respondan a las necesidades del mercado actual.

«Como universidad, y sobre todo como carrera, planteamos que los ingenieros comerciales sean capaces de generar estrategias, planes, objetivos muy bien centralizados para cada distinta etapa o requerimiento de la empresa», finaliza.

La revolución digital está en marcha, y tanto empresas como consumidores deben adaptarse a este nuevo panorama para aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece.

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