Claves para convertir al turismo en un gran motor económico sostenible

El turismo sostenible puede ser clave para Bolivia.

El turismo sostenible se perfila como uno de los sectores con mayor potencial de crecimiento. Mientras en destinos como Barcelona o Lisboa las protestas por la saturación turística copan titulares, otros países —como Bolivia— tienen ante sí la oportunidad de consolidarse como alternativas emergentes que, con planificación y enfoque, pueden crecer sin repetir los errores de otros mercados.

“El turismo incide en el desarrollo económico de un país o una región, mucho más si se logra gestionar adecuadamente los destinos”, afirma Javier Rivera, director de la carrera de Administración de Hotelería y Turismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz. Para el académico, la clave está en apostar por una planificación sostenible que contemple no solo el crecimiento del sector, sino su impacto ambiental y su efecto en las comunidades locales.

Según el informe “Travel and Tourism at a Turning Point” del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), el turismo y los viajes generarán cerca de 16 billones de dólares al PIB mundial hacia 2034, representando uno de cada diez empleos en el mundo. Sin embargo, este crecimiento debe ir acompañado de estrategias que aseguren una distribución equitativa de sus beneficios y la preservación de los recursos naturales y culturales.

Bolivia, una joya por descubrir

Con una biodiversidad única, riqueza cultural, paisajes inigualables y una gastronomía reconocida, Bolivia posee todos los elementos para posicionarse como destino turístico global. Sin embargo, aún no logra capitalizar su potencial.

“El turismo puede y debe convertirse en un eje económico del país. Pero para que eso ocurra, necesitamos mecanismos que reduzcan su huella ambiental y promuevan una gestión profesional y sostenible de los destinos”, asegura Rivera.

Para ello, es indispensable, dice el experto, articular acciones entre los sectores público, privado, académico y comunitario, con planes de largo plazo, inversión sostenida y una institucionalidad que permita al turismo desarrollarse como política de Estado.

Claves internacionales que Bolivia puede adaptar

El informe del WEF resalta casos como el de Ruanda, país que tras años de conflicto apostó por el turismo de naturaleza y el segmento MICE (reuniones, incentivos, conferencias y exposiciones), generando en 2024 más de 84 millones de dólares en ingresos. Otro ejemplo es México, donde el proyecto “Experiencias Rarámuri” en Barrancas del Cobre ha logrado integrar a comunidades indígenas al circuito turístico, garantizando beneficios económicos y preservación cultural.

“El enfoque debe ser integral: capacitar a las comunidades locales, diseñar experiencias únicas, y sobre todo, invertir en infraestructura y conectividad”, puntualiza Rivera, quien destaca que la experiencia internacional demuestra que el turismo puede ser un motor de desarrollo local inclusivo si se gestiona con responsabilidad.

Cinco pasos para transformar el turismo boliviano

Para Rolando Mendoza, representante de la Mesa Ejecutiva de Turismo, Bolivia puede avanzar hacia un modelo sostenible con cinco acciones concretas:

  1. Cambio de actitud
    “El turismo es la industria de la hospitalidad, no de la hostilidad”, señala Mendoza. Para atraer y fidelizar turistas, es necesario capacitar a los actores del sector y sensibilizar a las comunidades sobre la importancia de tratar al visitante con respeto y calidez.
  2. Reducción de la burocracia
    Las largas esperas en fronteras, la falta de servicios básicos y la infraestructura deficiente generan una mala primera impresión. Mendoza propone mejorar la logística y la atención al turista en los puntos de ingreso al país.
  3. Disminución de los costos aéreos
    Bolivia es uno de los países más caros de la región para el transporte aéreo. Con sólo tres aerolíneas internacionales operando actualmente, urge facilitar el ingreso de nuevas compañías y revisar impuestos que encarecen los pasajes.
  4. Fortalecimiento de la seguridad turística
    Destinos emblemáticos como Uyuni carecen de iluminación, cámaras y presencia policial adecuada. Invertir en seguridad no solo protege al turista, sino que mejora la experiencia y refuerza la imagen del país.
  5. Coordinación entre actores
    La sinergia entre el Estado, la empresa privada y la academia es fundamental. “No podemos seguir trabajando de forma aislada. Es momento de unir fuerzas y trabajar con visión de futuro”, enfatiza Mendoza.

Profesionalización e inclusión: ejes del futuro

  1. El turismo no puede gestionarse como un fenómeno espontáneo. Requiere voluntad política, decisión técnica y profesionales altamente capacitados. Rivera coincide: “La formación del capital humano es un eje no negociable. Necesitamos desde guías turísticos certificados hasta funcionarios públicos con conocimientos específicos del sector”.
  2. Asimismo, el turismo debe construirse de abajo hacia arriba, con participación activa de las comunidades, promoviendo el turismo comunitario, respetuoso de las culturas locales y generador de empleo digno.

    A pesar de los desafíos, el turismo sigue siendo una de las industrias más prometedoras para Bolivia. Su capacidad de generar divisas, empleo, descentralización y preservación cultural lo convierten en un sector estratégico para el desarrollo sostenible.

“El futuro del turismo boliviano puede ser brillante si actuamos con inteligencia, compromiso y visión de largo plazo. Tenemos todo para ser un referente regional, solo necesitamos tomar decisiones estructurales y sostenidas en el tiempo”, concluye Rivera.

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