Andrea nunca imaginó que un simple mensaje de WhatsApp cambiaría su vida. Una noche, recibió un texto de un supuesto amigo pidiendo ayuda para recuperar su cuenta bloqueada. La conversación parecía natural: detalles personales, tono familiar, y una solicitud aparentemente inocente para recibir un código. Al compartirlo, sin darse cuenta, Andrea permitió que los estafadores accedieran a su cuenta bancaria, dejando su saldo en cero en cuestión de horas, un cibercrimen más.
Este caso es uno de cientos que se repite con una frecuencia alarmante, poniendo en evidencia una realidad inevitable: el cibercrimen es una amenaza creciente que afecta a millones de personas en todo el mundo y, lo peor, la rápida evolución de la tecnología generó vacíos legales que los cibercriminales aprovechan para cometer delitos como el robo de identidad, la extorsión y el ciberacoso.
“No podemos tener un solo aspecto humano que carezca de regulación, más aún cuando éste puede implicar un riesgo para la humanidad. Buscamos permanentemente la protección de los derechos, entenderlos, profundizar su alcance, lograr una mejora de vida, sin embargo, las nuevas TIC pueden poner en riesgo esto. Por ejemplo, el riesgo de no regular la Inteligencia Artificial (AI) puede suponer riesgos a la privacidad, a la seguridad”, afirma Joaquín Vásquez, director de la carrera de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, de El Alto.
Para el profesional, si bien la transformación digital permite brindar calidad de vida y facilita a la humanidad lograr más cosas, de manera más rápida y eficiente, estas suponen una necesidad de regulación. No obstante, a decir del profesional, estas herramientas también deben ser aprovechadas para hacer más eficiente, más justo y proactivo el ejercicio del derecho.
Delitos informáticos o cibercrímenes
El cibercrimen es una actividad delictiva que se dirige a una computadora, una red informática o un dispositivo en red, o bien que utiliza uno de estos elementos. En este sentido, se puede observar que, a través de la mayoría de tipos de delitos cibernéticos, los delincuentes tienden a utilizar estos métodos para robar información de tarjetas de crédito y obtener beneficios económicos. Asimismo, también se cometen delitos relacionados con derechos de propiedad intelectual, pornografía infantil y material de abuso.
Importancia de la regulación
Pese a las diferencias entre países, acorde a su nivel de desarrollo, la tecnología está presente en gran parte del globo terráqueo, incluyendo desde luego a Bolivia, en el que día a día se visibilizan múltiples avances en diversas áreas de la sociedad, mucho más desde la llegada de la pandemia, crisis que, pese a sus devastadoras consecuencias, sirvió de impulso para el salto tecnológico de las empresas, la digitalización de gran cantidad de servicios como la banca por internet, las compras en línea, entre otros.
Si bien fueron muchos los aspectos positivos, el boom digital también trajo consigo riesgos y amenazas a la seguridad de muchas personas y las organizaciones, a raíz del uso de las herramientas tecnológicas con fines ilícitos, para lo cual la Policía Boliviana cuenta con un área especializada, denominada Unidad de Cibercrimen.
“Vivimos en la era de las redes sociales, en la que tenemos la posibilidad de transmitir información en grandes cantidades, en cortos periodos de tiempo, lo cual hace necesaria una regulación nacional, que no solo considere el ámbito local sino mundial, universal, porque las transacciones, contratos, elementos de convicción no están en un solo lugar, no están en un lugar físico, sino que están en la nube, servidores de una empresa, en los teléfonos de ciertas personas entonces evidentemente necesitamos regular este aspecto”, argumenta Vásquez.
Bolivia cuenta con la Ley N.º 164 de Telecomunicaciones, la cual regula la comunicación de datos, el comercio electrónico, la firma digital, entre otros. Asimismo, el Código Penal tipifica de manera específica los delitos de manipulación informática (Art. 363), acceso y uso indebido de datos informáticos (Art. 363), acoso cibernético (Código Niño, Niña y Adolescente). Sin embargo, se puede evidenciar que aún existen múltiples delitos cibernéticos que no se encuentran regulados o tipificados en la legislación.
Por otro lado, como sucede con otros tipos de hechos delictivos, muchos de ellos no llegan a ser denunciados y, por ende, no llegan a estrados judiciales. En otros casos, aquellos que podrían llegar a juicio son desestimados por no existir pruebas suficientes y la imposibilidad de dar con los autores, quienes se refugian en el anonimato.
¿Cómo luchar contra este mal?
Fortalecer la legislación: Actualizar las leyes existentes y crear nuevas normas para combatir el cibercrimen de manera efectiva.
Promover la educación digital: Concientizar a la población sobre los riesgos del ciberespacio y enseñarles a proteger sus datos personales.
Fomentar la cooperación internacional: Trabajar en conjunto con otros países para combatir el cibercrimen a nivel global.
Invertir en ciberseguridad: Equipar a las instituciones públicas y privadas con las herramientas necesarias para prevenir y responder a los ataques cibernéticos.
Como afirma Vásquez, “no podemos permitir que la tecnología se convierta en una herramienta al servicio de la delincuencia. Los profesionales del derecho tenemos un papel crucial en la creación de leyes que protejan nuestros derechos en el mundo digital y disuadan a los cibercriminales».
Desde su rol como director de la carrera de Derecho en Unifranz, Vásquez agrega que se trabaja en la formación integral de los futuros profesionales, que incluye áreas especializadas como el Derecho Informático. Esta área brinda a los futuros abogados las herramientas necesarias para comprender la dinámica del mundo digital, identificar los riesgos y desarrollar soluciones legales innovadoras.
“Al combinar conocimientos jurídicos sólidos con una sólida formación en ética y valores, nuestros egresados están preparados para enfrentar los desafíos de este mundo globalizado y contribuir a la construcción de un entorno digital más seguro y justo», dijo.
(Foto de portada: Fundación Telefónica)