Entre cuidar el bienestar animal y humanizarlos hay un buen trecho

Entre cuidar el bienestar animal y humanizarlos hay un buen trecho

Cuidar el bienestar de los animales de compañía es trabajar, también, en la salud de uno mismo. El contacto con ellos mejora la salud física y mental de las personas, reduce el estrés, la ansiedad y promueve la empatía hacia los otros; sin embargo, se debe evitar caer en extremos como su ‘humanización’.

La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), en su Código Sanitario para Animales Terrestres, señala que el término bienestar animal designa el modo en que un animal afronta las condiciones de su entorno.

Un animal está en buenas condiciones de bienestar si está sano, cómodo, bien alimentado, en un espacio seguro y puede expresar libremente formas innatas de comportamiento.

El bienestar animal se refiere al “estado holístico y dinámico de un animal en relación con su capacidad de interactuar armoniosamente con su entorno y expresarse de manera natural, además de contar con salud y funcionamiento fisiológico adecuado”, asegura Paola Andrea Romero Reynolds, especialista en bienestar animal y legaltech y estudiante de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Empero, en los últimos años, olvidando los intereses inherentes a su naturaleza, se ha presentado un fenómeno bastante peculiar que es tendencia de humanizar a las mascotas, atribuyéndoles ciertas características humanas que no corresponden a su especie, lo que lleva a tratarlos y obligarlos a comportarse como si tuvieran actitudes y necesidades que en realidad no tienen. De alguna manera, se termina olvidando que son perros o gatos.

Por ejemplo, las patas de los perros son zonas muy sensibles y gran parte de su comportamiento está determinado por esa sensibilidad que tiene, conforme se desplaza el animal.

“Al ponerle zapatos, esa sensación desaparece y puede provocar un cuidado limitado de las uñas lo que lleva a dificultades para caminar o dependencia a los zapatos por lo que es importante evitarlos tomando en cuenta que, aunque para las personas puede resultar divertido ver a su mascota con zapatos, al no respetar su naturaleza, pueden generar sobreprotección y, por tanto, problemas conductuales”, precisa Romero.

Además de enseñarles a hacer cosas que solo tienen sentido para los humanos, el problema radica en que, de esa forma, se está coartando su auténtica naturaleza, puesto que se les impide actuar como lo que realmente son: perros.

No importa cuánto se quiera a las mascotas, no se debe darles atributos humanos que puedan, no solo causar trastornos en su conducta, sino ocasionar problemas asociados con el estrés, la irritabilidad y la agresión.

Bienestar y derechos tampoco son lo mismo

Para Romero, el bienestar hace referencia a garantizar condiciones dignas de vida a los animales no humanos, sin priorizar sus intereses por encima de los humanos.  

“En cuanto a los derechos animales, éstos sí anteponen los intereses de los animales frente al de las personas, lo que implica que se encuentran en un rango de igualdad donde su protección legal es tan importante como la de la especie humana”, puntualiza la joven universitaria.   

Datos de Animales SOS Bolivia, dan cuenta que, en todo el país, hay cinco perros por cada 10 personas; es decir, cuatro millones de canes, pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la población de estos animales dentro de una comunidad debería ser de máximo un perro por cada 10 personas.

Asimismo, aunque no existen datos exactos, se calcula que más de medio millón de perros viven en situación de calle y en precarias condiciones.

Unifranz
Un animal está en buenas condiciones de bienestar si está sano

Derechos de los animales

En cuanto a los derechos de los animales, existen corrientes de pensamiento que consideran que los animales no humanos deben ser protegidos por el ordenamiento jurídico de cada país, asegurando su bienestar para que dejen de ser tratados como meros objetos de utilidad.

Estas corrientes, buscan que los animales adquieran la calidad de sujetos de derecho, independientemente de su especie.

“Por mucho tiempo el estatus jurídico de sujeto de derecho se limitó para personas naturales y personas jurídicas humanas, aunque existieron excepciones como el caso de los esclavos y las mujeres, que después de una ardua lucha por sus derechos lograron adquirir el status jurídico de sujetos de derecho”, dice la experta.

Normas que protegen los derechos de los animales

La Declaración Universal de los Derechos de los Animales (1978), proclamada por la Liga Internacional de los Derechos del Animal, reconoce derechos a los animales, tales como: a la vida, a existir, a no ser sometidos a malos tratos o a una muerte instantánea o indolora, entre otros.  

En el país, la Constitución Política del Estado, en su artículo 33, establece que tanto las personas como los seres vivos tienen derecho a un medio ambiente saludable, protegido y equilibrado que les permita desarrollarse de manera natural y permanente, considerando también a las generaciones futuras.

Este precepto se desarrolla a mayor profundidad en la Ley No. 700 “Ley para la defensa de los animales contra actos de crueldad y maltrato”, que tiene el objetivo de resguardar los derechos de los animales no humanos en el país, asignándoles la calidad de sujetos de protección y otorgándoles el derecho a ser reconocidos como seres vivos, a un ambiente saludable, a ser protegidos contra todo tipo de violencia, maltrato y crueldad y a ser auxiliados y atendidos.

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