Por Manuel Filomeno
La educación no es estática, es fluida y muta constantemente. Sin embargo, muchas veces las estructuras que la soportan son un lastre en este constante devenir. En este contexto, las universidades e instituciones educativas tienen el reto, en conjunto con la sociedad y el sector privado, de generar los espacios que garanticen a las personas el poder aprender a lo largo de sus vidas.
Este tema fue abordado durante el V Foro Internacional de Innovación Educativa: El Futuro de la Educación, reflexiones desde Bolivia para Latinoamérica” (FIIE 2024), un espacio de intercambio de ideas y colaboración para delinear una educación superior relevante, inclusiva y preparada para el mundo del mañana, evento organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, y llevado a cabo el pasado 2 y 3 de mayo en la ciudad de Santa Cruz.
“Tenemos que aprender a lo largo de toda la vida, adaptarnos a los cambios que se presentan y las universidades tienen que colaborar en ese aspecto, ésa es la importancia de ayudar a la sociedad, a que nadie se quede atrás y que tenga oportunidad”, señala Jorge Blandó Martínez, presidente de la Red de Educación Continua de Latinoamérica y Europa (RECLA).
El experto, junto a Julio Silva, gerente de Cooperación y Sostenibilidad de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (CAINCO) y Alejandro Zegarra, vicerrector adjunto de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, participaron del panel “Aprendizaje a lo largo de la vida, el futuro del trabajo, certificaciones y credenciales alternativas”, realizado en la segunda jornada del FIIE 2024.
Blandó indica que cada día se generan nuevos conocimientos, los cuales son demandados por las empresas y la sociedad; sin embargo, por la rapidez de los tiempos que corren, éstos no pueden ser incluidos en los programas curriculares de las carreras universitarias, por lo que se hacen necesarios programas más flexibles.
“Muchas veces, pensamos en crear o modificar carreras de cuatro o cinco años, cuando a lo mejor lo que se necesita son programas más cortos, más flexibles, mucho más acelerados para que la persona justamente incorpore esas competencias que son demandadas para el trabajo y para la vida. Este es un tema en el que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha estado insistiendo mucho, en que las universidades tenemos que mirar cómo transformamos”, acota.
El presidente de RECLA agrega que, para cumplir con la sociedad, es necesario un cambio de visión sobre lo que significa el aprendizaje a lo largo de la vida y que las universidades tomen el tema, no como una extensión de la educación formal, sino como parte de sus misiones.
“El problema que tenemos, ahora, es que las universidades ven el aprendizaje a lo largo de la vida como extensión, como algo que si te da tiempo lo haces o hasta lo ven como una generadora de algunos recursos económicos, cuando en realidad deberían verlo como algo misional. Tenemos que ver cómo ha cambiado el mundo. Hoy las universidades deberíamos ver todos los programas que podemos ofrecer a las personas”, puntualiza.
Por su parte, Silva indica que, actualmente, la transformación tecnológica y la experiencia de la pandemia del Covid-19 ha impulsado cambios radicales en la demanda de habilidades y competencias profesionales, demanda que no ha sido atendida apropiadamente por el sistema educativo, lo que representa un desafío, pero también una oportunidad.
El experto agrega que esta necesidad puede ser atendida mediante el diseño de microcredenciales, programas de formación cortos y específicos para personas de todas las edades.
“Desde la pandemia, y en especial en los últimos dos años, hemos visto un salto tremendo en la tecnología y eso hace que no solamente las empresas necesiten un cambio tecnológico, sino también quienes proveen del talento humano a las empresas, vale decir, las universidades y centros educativos. El cambio de currículo de una carrera es sumamente difícil y toma muchísimo tiempo. Entonces hay que insertar estos elementos como microcredenciales. Salidas rápidas para satisfacer las demandas que tienen las empresas”, manifiesta el experto de la Cainco.
El representante del sector empresarial indica que la capacitación y el aprendizaje a lo largo de la vida son una necesidad urgente, ya que los conocimientos, habilidades y competencias requeridos por el mercado se encuentran en constante movimiento
“Tenemos una necesidad urgente. Según varias proyecciones, el 55% de los conocimientos necesarios en las empresas van a cambiar y eso quiere decir que tenemos un doble reto, mantener un equipo en un ambiente adecuado de trabajo y mantenerlo educado permanentemente en temas de manejo de datos o de inteligencia artificial, en sostenibilidad o habilidades blandas”, señala.
A su vez, el vicerrector adjunto de Unifranz apunta a que, actualmente, las universidades tienen un gran desafío, el cual pasa por encontrar las mejores maneras de transferir los conocimientos, competencias y habilidades que demanda el mercado y la sociedad a las personas, considerando las trabas y regulaciones existentes al momento.
“Debemos encontrar la manera de transmitir estos conocimientos de manera más expedita, más rápida hacia las instituciones de educación superior, hacia los centros técnicos y los colegios. No hay una avenida del conocimiento que permita transferir ese know-how a la educación superior, es un tema en que tenemos que trabajar, no solo las universidades, sino también el Estado y las empresas”, expresa.
Zegarra acota que es necesario que las empresas demanden directamente los conocimientos que requieren a las universidades, las cuales deberán abrir espacios para la enseñanza de estos temas y el Estado, a su vez, podría relajar las regulaciones actuales para permitir el desarrollo pleno de los programas de aprendizaje durante toda la vida.