Por Lily Zurita
El acto de aprender es un motor esencial de cambio, al menos en el mundo actual. Más allá de la adquisición de conocimientos, aprender implica una transformación profunda en nuestra forma de pensar, percibir y actuar. Se trata de un proceso dinámico que moldea nuestras competencias y habilidades, adaptándonos a los desafíos y oportunidades que se presentan en nuestra vida cotidiana.
El aprendizaje no se limita a las aulas o a los libros. Está presente en cada experiencia y en cada interacción. Cada vez que adquirimos una nueva habilidad o incorporamos un nuevo conocimiento, estamos expandiendo nuestro horizonte y reformulando nuestra perspectiva del mundo.
Este proceso nos permite adaptarnos a contextos cambiantes, innovar en nuestras actividades diarias y resolver problemas con mayor eficacia.
“Aprender implica cambiar porque el proceso de adquirir nuevos conocimientos, habilidades y competencias transforma nuestra manera de pensar, percibir y actuar”, asegura Ariel Villarroel, experto de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Este concepto se vuelve clave en tiempos de revolución industrial 4.0, caracterizada por una aceleración de la digitalización y una época de cambios, donde aprender es más importante que saber, dice por su parte, Virginio Gallardo, psicólogo español experto en gestión del cambio y director de Humannova, de Barcelona, España.
“Estamos obligados al menos a aprender a la misma velocidad con la que el entorno cambia. Esto exige apostar de forma proactiva por el desarrollo de nuestro crecimiento profesional. La metacompetencia más relevante en este proceso es “aprender a cambiar” que incluye en la capacidad de una persona para adquirir habilidades de forma que se conviertan en nuevos comportamientos para adaptarse al entorno y evolucionar en nuestras profesiones”, puntualiza el autor del libro “Aprender es cambiar”.
La transformación que acompaña al aprendizaje es evidente en varios aspectos de nuestra vida, indica Villarroel. En el ámbito laboral, por ejemplo, la constante actualización de conocimientos y competencias es crucial para mantenernos relevantes y competitivos. La tecnología avanza a pasos agigantados, y aquellos que se resisten al cambio se encuentran rápidamente obsoletos. Aprender nuevas herramientas y técnicas no solo mejora nuestra eficiencia, sino que también nos abre puertas a nuevas oportunidades profesionales.
En el plano personal, según el académico, el aprendizaje continuo nos enriquece y nos permite disfrutar de una vida más plena y significativa. Al aprender sobre diferentes culturas, idiomas o disciplinas, ampliamos nuestra comprensión del mundo y desarrollamos una mayor empatía y respeto hacia los demás. Este crecimiento personal fomenta relaciones más saludables y una mayor satisfacción con nosotros mismos.
El aprendizaje también nos ayuda a enfrentar los desafíos con una actitud más resiliente. La capacidad de adaptarnos y cambiar según las circunstancias es una habilidad vital en un entorno tan impredecible como el actual. Al abrazar el aprendizaje como una constante en nuestra vida, cultivamos la flexibilidad y la capacidad de recuperación necesarias para superar adversidades y prosperar.
Razones que explican por qué aprender es sinónimo de cambiar
Para Villarroel, seis razones explican por qué aprender es considerado como sinónimo de cambiar:
- Cambio en el conocimiento
Al aprender adquirimos nueva información que altera nuestra comprensión del mundo. Este cambio en el conocimiento puede modificar nuestras creencias y actitudes.
También aprender sobre diferentes culturas, disciplinas o puntos de vista amplía nuestra perspectiva y nos permite ver las cosas desde ángulos distintos.
- Cambio en las habilidades
El desarrollo de nuevas competencias facilita el cambio de nuestra capacidad para realizar tareas y resolver problemas de manera más eficaz.
Asimismo, promueve una mejora continua a fin de perfeccionar nuestras habilidades existentes, adaptándonos a nuevas exigencias y tecnologías.
- Cambio en el comportamiento
Aprender nuevas habilidades permite la modificación de hábitos y comportamientos para ser más eficientes o efectivos. Además, puede motivarnos a adoptar prácticas innovadoras o más sostenibles en nuestro trabajo y vida personal.
- Cambio en la mentalidad
Aprender fomenta una mentalidad de crecimiento, donde vemos los desafíos como oportunidades para crecer en lugar de obstáculos.
“Adicionalmente, permite una flexibilidad cognitiva, es decir, el aprendizaje nos hace más flexibles y abiertos al cambio, ayudándonos a adaptarnos mejor a nuevas situaciones y entornos”, agrega Villarroel.
- Cambio en las relaciones
La adopción de nuevas habilidades de comunicación puede mejorar nuestras relaciones personales y profesionales, además de desarrollar una mayor empatía y comprensión, lo que fortalece nuestras interacciones sociales.
- Cambio en la identidad
El aprendizaje contribuye al desarrollo de nuestra identidad, ya que nos ayuda a descubrir y definir quiénes somos y qué queremos lograr. También aumenta nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos.
Claro ejemplo es el aprendizaje de un nuevo idioma que cambia nuestra capacidad para comunicarnos y entender diferentes culturas o la adquisición de habilidades digitales que transforma la manera en que trabajamos y nos relacionamos en un mundo cada vez más conectado.
“Aprender a cambiar es una metacompetencia. Requiere que reflexiones, que tomes conciencia sobre tu propio proceso mental de aprendizaje, pero sobre todo sobre tus emociones”, reflexiona Gallardo.
Aprender es un proceso continuo que nos transforma de manera integral, desde nuestra manera de pensar hasta nuestras acciones diarias. En un mundo en constante evolución, el aprendizaje se erige como el faro que guía nuestro crecimiento y adaptación, permitiéndonos no solo sobrevivir, sino también prosperar y encontrar sentido en cada etapa de nuestra vida.