Por Jorge López y Beatriz Cahuasa
La adolescencia es una etapa crucial, llena de cambios y desafíos. Durante este período, los jóvenes pueden enfrentarse a trastornos emocionales y mentales que afectan su bienestar. Entre ellos, los más frecuentes son la depresión, los desórdenes de comportamiento y la ansiedad.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dan cuenta que de cada siete adolescentes de entre 10 a 19 años (14%), uno padece algún trastorno mental. La institución advierte que estas enfermedades siguen en gran medida sin recibir el reconocimiento y tratamiento respectivo por parte de los estados.
“Los adolescentes con trastornos mentales son, particularmente, vulnerables a sufrir exclusión social, discriminación, problemas de estigmatización (que afectan a la disposición a buscar ayuda), dificultades educativas, comportamientos de riesgo, mala salud física y violaciones de derechos humanos”, señala la OMS.
“Los trastornos mentales, como la ansiedad, depresión y trastornos de comportamiento, son usuales en la adolescencia, particularmente en esta generación. También en nuestra realidad boliviana”, asegura Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Si estos trastornos no son atendidos a tiempo pueden traer consecuencias duraderas, al afectar la salud mental y física. La experta en psicología apunta, además, otros problemas inherentes a esta edad como el síndrome de Asperger y el trastorno de déficit de atención.
En la etapa de la adolescencia se experimentan la mayoría de los cambios internos como externos. Estos cambios generan una especie de shock en el adolescente, lo que deriva, muchas veces, en sentimiento de incomprensión con respecto a los adultos e inseguridad emocional, que acaban en ansiedad, depresión, trastornos de alimentación y depresión, entre otros.
“La adolescencia es el período crucial para el desarrollo de hábitos sociales y emocionales, que son importantes para el bienestar mental. Razones como la presión social y parental pueden contribuir a la ansiedad y al estrés durante esta etapa de la vida”, agrega por su parte Anderson González, también psicólogo de profesión.
Los expertos indican que los adolescentes, a menudo, omiten compartir sus sentimientos o problemas con los padres debido a la falta de confianza en el entorno familiar. Esta situación los lleva a que busquen apoyo en amigos o conocidos y, en ocasiones, opten por vías más extremas, como la dependencia a alguna sustancia o las autolesiones.
“Mi cuerpo no me gusta, siento que estoy con sobrepeso y que no estoy en los estándares de la gente de mi edad”, señala Fabiola, estudiante de secundaria, quien asegura que es víctima de burlas por su condición en su entorno escolar.
¿Cómo saber si nuestros hijos están en esta situación?
Los problemas de comportamiento o emocionales, conducta alimentaria, problemas de identidad, de aprendizaje como es el caso del déficit de atención, con el alcohol o las drogas, la ira, el aislamiento social, entre otros, pueden acercarnos a esa realidad, manifiesta la psicóloga.
Muchas veces, los padres de familia son los que pasan por alto los trastornos que sufren sus hijos o no los entienden, comenta Rafael López, quien tiene a un hijo en la promoción de un colegio de La Paz.
“Mi hijo enfrenta algunos desafíos emocionales (alegría, tristeza, emoción) durante esta etapa de la adolescencia, y lo entiendo porque es difícil a su edad. Lo vivimos nosotros cuando estábamos en esa etapa, son cambios que todos experimentamos”, señala Felipe Medina, padre de tres hijos adolescentes.
Para Loayza, son los padres los llamados a identificar estos problemas en sus hijos. Sin embargo, requieren el conocimiento apropiado para responder ante estas situaciones. “Ahí entran los psicólogos, que estamos llamados a atender este tipo de situaciones. Como padres no podemos dejar que las cosas pasen como si nada, hay que buscar soluciones”.
Existen estereotipos, como que los adolescentes creen que acudir a un psicólogo significa que ya están locos, una apreciación equivocada, ya que “todos deberíamos ir regularmente a uno de estos especialistas, son ellos quienes, con sus herramientas, nos ayudarán a abordar nuestros problemas emocionales y de estrés”, afirma.
O acudir a lugares de asistencia específica, centros de ayuda como la Casa del Adolescente Bolivia de servicio público. en el que se ofrece asistencia psicológica reforzada con dinámicas de grupo en las que se trabaja la resiliencia.
Depresión y ansiedad
La depresión tiene como característica esencial a la tristeza persistente y crónica, no se tienen ganas de realizar actividades que antes eran divertidas, está en una situación de irritabilidad y frustración. En cambio, la ansiedad está relacionada con el nerviosismo, el sentir miedo extremo acerca de una situación o algo específico, estar muy preocupado por el futuro y acerca de que sucedan cosas malas, entre otros.
Los síntomas de la ansiedad también pueden incluir problemas para dormir, fatiga, dolores de cabeza y de estómago.
Para la OMS es fundamental que los gobiernos y sus políticas de salud entiendan la importancia de atender la salud mental en entornos escolares, estudiantiles y en general en su población.