Acceso a la salud: un derecho fundamental cuya meta aún está lejana 

Acceso a la salud: un derecho fundamental cuya meta aún está lejana 

El acceso a la atención médica en cualquier centro de salud, independientemente de su nivel, es un derecho fundamental que debe ser garantizado para todos. 

No se limita únicamente a la posibilidad de recibir tratamiento en momentos de enfermedad, sino que abarca un espectro más amplio de dimensiones que incluyen la prevención, la educación sanitaria y la atención continua. 

Es un derecho que no solo asegura la supervivencia individual, sino que también contribuye al bienestar colectivo. De ahí la importancia de reconocer que el acceso a la salud no debe ser un privilegio reservado para unos cuantos, sino un bien común al que todos los individuos deberían tener derecho. 

La equidad en el acceso a la atención médica es, pues, una piedra angular para construir sociedades más justas, inclusivas y saludables.

La salud es el activo más valioso en la vida de las personas, ya que afecta directamente su capacidad para trabajar y alcanzar sus metas. Sin embargo, en el país, a pesar de que la Constitución Política del Estado establece este derecho, persisten obstáculos significativos para hacerlo una realidad palpable, reflexiona Álvaro Muñoz Reyes, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, a propósito de la celebración del Día Mundial de la Salud este 7 de abril.

“El acceso a la atención médica en cualquier centro de salud, sea del nivel que sea, tiene que estar garantizado, porque la salud es lo más importante en la vida. Si hay salud puedo conseguir trabajo, si no tengo salud no voy a poder conseguir absolutamente nada. Si bien el acceso a la salud ha mejorado, el desafío actual es garantizar que la población acceda a un servicio de calidad”, dice. 

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dan cuenta que el porcentaje de la población que no está cubierta por los servicios de salud esenciales alcanzaba en 2021, a 4.500 millones de personas en todo el mundo, aproximadamente. 

Respecto a los países de las Américas, en promedio, alrededor de una tercera parte de las personas (29,3%) reportan no buscar atención en salud cuando lo necesitaron debido a múltiples barreras de acceso, tales como falta de recursos económicos, entre otros.

Según el académico, la falta de conciencia sobre la importancia de la salud sería uno de los principales desafíos que deben ser superados en este nuevo siglo a fin de superar esas brechas de acceso, particularmente, en los países en vías de desarrollo. 

La ignorancia prevalece en muchos casos, donde la falta de educación y acceso a información relevante limita la comprensión de las necesidades de salud. Con demasiada frecuencia, las personas buscan atención médica sólo cuando la situación se vuelve crítica, lo que sobrecarga los hospitales y reduce las posibilidades de tratamiento efectivo.

“No estudiamos, no leemos, no nos enteramos qué es lo que necesitamos en salud. Nuestra gente va generalmente a los centros hospitalarios cuando ya está muy mal, cuando ya hay poco que hacer”, manifiesta el médico.  

El acceso a la atención médica en cualquier centro de salud, independientemente de su nivel, es un derecho fundamental.

Educar a la población sobre la importancia de acceder a la atención médica desde el primer nivel de atención se vuelve una prioridad en la actualidad. En países como Chile, existe una cultura arraigada de acudir primero al nivel primario de salud, lo que ha demostrado ser efectivo para abordar las necesidades de salud de manera oportuna y eficiente.

“Sin embargo, en Bolivia, pese a que hay centros de salud de primer nivel en los barrios y donde el 80% de los problemas de salud pueden solucionarse, la gente va primero al hospital y eso abarrota los hospitales, hace que los pacientes hagan fila de madrugada para sacar ficha, cuando más bien podríamos evitarnos el problema yendo, primero, a nuestro centro de primer nivel”, lamenta Muñoz Reyes.

La pandemia ha destacado la necesidad de valorar y acceder a los servicios de salud de manera oportuna. La vacunación masiva ha demostrado ser fundamental para reducir la mortalidad y controlar la propagación del virus. Sin embargo, persisten desafíos, como la desconfianza hacia las vacunas, que requieren una atención continua.

“El Covid-19 nos ha traído muchas enseñanzas. Una de ellas es que ahora la gente sí se preocupa si tiene tos o fiebre, se preocupa por vacunarse, aunque no todos (…). Valoran un poco más su salud y eso hace que accedan oportunamente a los servicios de salud. Ha bajado la mortalidad de forma increíble”, reflexiona.

Sin embargo, según el académico, el sistema de salud necesita una reforma integral que aborde no sólo la accesibilidad, sino también la calidad y la eficiencia de los servicios. 

Además, se debe invertir en infraestructura, formación de profesionales de la salud y equipamiento adecuado para garantizar que todos tengan acceso a atención médica de calidad, independientemente de su ubicación geográfica o su situación económica.

También, es necesario modernizar la educación en ciencias de la salud para adaptarse a las demandas actuales. Esto implica revisar los planes de estudio y fomentar una formación especializada que responda a las necesidades reales de la sociedad. La ética, la empatía y la sensibilidad social deben ser componentes fundamentales en la formación de profesionales de la salud para garantizar un trato humano y digno a los pacientes.

“Soy un convencido de que necesitamos una reforma en el sistema de salud y en el sistema de enseñanza de la salud. Estudiamos 6 años, pero muchas de las materias y las cosas que damos no son útiles para la vida real del médico. Nos sirven como un conocimiento general, pero no son de utilidad. Necesitamos especialistas, por eso es preciso cambiar el pensum de todas las facultades de ciencias de la salud del país”, dice.

Finalmente, el académico identifica tres desafíos del sistema de salud pública para garantizar un acceso a una salud de calidad de la población: 

  • Primero, una buena formación del médico, ya que es vital que tenga una buena formación científica y humana.
  • Segundo, acceso a una especialidad, “que ahora es casi misión imposible”. 
  • Tercero, oportunidades para conseguir trabajo. En la actualidad, centenares de flamantes médicos están desocupados o trabajando en otros oficios, que no tienen ninguna relación con sus estudios universitarios.

El acceso a la salud es un derecho humano fundamental que debe ser garantizado por los gobiernos. Para lograrlo, se requiere una combinación de políticas públicas efectivas, inversión en infraestructura y educación, así como un cambio de mentalidad tanto en profesionales de la salud como en la población en general.

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