Por Manuel Filomeno
Crear buenos hábitos y deshacerse de los malos puede ser un proceso desafiante pero muy beneficioso para los estudiantes, mejorando su calidad de vida y productividad, permitiéndoles alcanzar el éxito académico. La clave para formar un nuevo hábito es la consistencia y la repetición, así como establecer pequeños objetivos alcanzables que se puedan incorporar gradualmente en la rutina diaria.
“Hábitos positivos incluyen acciones como prestar atención en el salón de clases, tomar notas y resolver ejercicios. Estos hábitos son esenciales para el éxito académico, pero no son lo único que importa”, comenta Raúl Alberto Chuquimia Callisaya, de la Jefatura de Enseñanza y Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Según Chuquimia, para alcanzar e interiorizar buenos hábitos es necesario seguir algunos pasos, que a su vez permiten al estudiante ser exitoso en su formación.
“Por ejemplo, es importante establecer metas claras y alcanzables, esto sirve para motivarse, también es necesario establecer horarios de estudio y cumplirlos, de acuerdo a las tareas, priorizar tareas importantes, identificar las tareas que requieren mayor tiempo de dedicación y esfuerzo y realizar estas tareas primero, concentrarse y evitar distracciones y tener claras nuestras prioridades en la vida, lo que brindará una motivación al momento de realizar cualquier tarea o responsabilidad.
En el caso del hábito de estudio, el experto recomienda empezar por establecer metas a corto, medio y largo plazo; como una motivación para recordar todos los días. En la misma línea, Chuquimia asegura que el estudiante “debe hacerse consciente de su responsabilidad en la disposición de sus tiempos y manifestar un autocompromiso con su formación académica”.
La formación de hábitos se basa en el principio de recompensa; es decir, cuando una acción produce un resultado positivo o gratificante, es más probable que se repita. Con el tiempo, el cerebro crea conexiones neuronales que fortalecen este comportamiento, haciendo que se vuelva automático.
A continuación ocho micro-hábitos que serán muy necesarios en el año que está a punto de comenzar:
- Reflexión diaria
- Reserva 5 minutos cada mañana para planificar tu día.
- Escribe un logro personal cada día.
- Según la Asociación Americana de Psicología, llevar un día planificado reduce los niveles de estrés en un 27%.
- Pausas de movimiento
- Levántate y estírate cada 30 minutos mientras trabajas.
- Incorpora una caminata de 10 minutos en tu rutina diaria.
- Según Mayo Clinic, el movimiento regular puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas en un 30%.
- Comer conscientemente
- Come sin distracciones como tu teléfono o TV.
- Mastica lentamente y saborea cada bocado.
- Comer conscientemente ayuda a reducir los atracones en un 34%.
- Desintoxicación digital
- Establece un límite diario para las aplicaciones de redes sociales.
- Establece una hora sin tecnología antes de acostarte.
- De acuerdo con Pew Research, reducir el tiempo frente a la pantalla puede disminuir la ansiedad en un 20%.
- Practicar la gratitud
- Escribe 3 cosas por las que estás agradecido cada día.
- Expresa aprecio a una persona semanalmente.
- Practicar la gratitud puede aumentar la felicidad en un 25%.
- Bloques de enfoque
- Usa la técnica Pomodoro: trabaja durante 25 minutos, luego toma un descanso de 5 minutos.
- Bloquea el tiempo en tu calendario para tareas importantes.
- La técnica Pomodoro mejora la productividad en un 40%.
- Aprendizaje continuo
- Dedica 10 minutos al día a leer o ver contenido educativo.
- Inscríbete en un curso en línea para ampliar tus habilidades.
- El aprendizaje continuo reduce el riesgo de demencia en un 47%.
- Priorizar el sueño
- Establece una hora de acostarte y despertarte consistente.
- Crea una rutina antes de dormir para relajarte, como leer o meditar.
- Dormir de 7 a 9 horas mejora la memoria en un 30%.
“Crear buenos hábitos y deshacerse de los malos puede ser un proceso desafiante pero muy beneficioso, mejorando la calidad de vida y la productividad personal. La clave para formar un nuevo hábito es la consistencia y la repetición, así como establecer pequeños objetivos alcanzables que se puedan incorporar gradualmente en la rutina diaria”, concluye el experto.