Vacunar, educar y actuar para prevenir la rabia, un virus mortal que sigue activo

Por Leny Chuquimia

Una vez que los síntomas aparecen, la rabia humana se convierte en una sentencia mortal. Sin embargo, el virus que crea la enfermedad -aunque es letal- es 100% prevenible.  Vacunar a las mascotas, educar a la población y actuar con rapidez ante una posible exposición pueden salvar vidas.

“Hay  aspectos importantes para la prevención como la vacunación de animales domésticos -con coberturas mayores al 70%- y  un sistema de vigilancia epidemiológica para detectar e investigar casos de rabia en animales y humanos de forma oportuna”, advierte el patólogo Gabriel Mendoza, docente de la carrera de Medicina en la Universidad Franz Tamayo (Unifranz).

A lo anterior añade, como algo prioritario, la educación de la población para que sea parte activa de la prevención. 

¿Qué es la rabia humana?

La rabia humana es una enfermedad viral grave y mortal que afecta el sistema nervioso central. Se transmite, principalmente, a través de la saliva de animales infectados por medio de mordeduras, rasguños o contacto con las mucosas.

“La rabia produce una encefalomielitis aguda mortal. Sus características morfológicas son la inflamación del encéfalo, destrucción de neuronas infectadas y degeneración cerebral. Tras la mordedura, el virus de la rabia se replica en el músculo y luego entra a los nervios para subir hacia el sistema nervioso central”, detalla Mendoza.

Explica que los virus se diseminan a otros órganos como las glándulas salivales, piel, corazón causando un paro cardiorespiratorio central.

Actuar pronto: una bomba de tiempo

El 5 de noviembre, Bolivia confirmó el primer caso de rabia humana en 2025. La víctima, una joven médico de 23 años, tuvo contacto con un cachorro con rabia dos meses antes, sin saber que el animalito era portador del virus.

El periodo de incubación de la enfermedad puede variar entre dos a tres meses, aunque no es raro que se presente entre una semana y hasta un año después de la exposición. Lastimosamente la enfermedad se reconoce sólo cuando los síntomas aparecen, fase en la que no hay cura. La progresión clínica de la enfermedad desde la infección inicial hasta el compromiso neurológico severo, depende de muchos factores, entre ellos el lugar de la mordedura. 

“Una mordedura en las piernas tiene periodos más largos de incubación (1 a 3 meses) por la distancia que los virus deben recorrer para llegar al encéfalo. En cambio mordedura en la cara, cuello o manos el periodo de incubación es más corto (15 a 30 días) por la corta distancia al encéfalo”, indica el especialista.  

Añade que a esto también se suman otros factores como la gravedad de la herida, el estado inmunitario de la persona y la intervención médica oportuna. El último punto comprende: la limpieza de la herida, la vacuna y la inmunoglobulina antirrábica.

Estos factores son lo que convierte a la enfermedad en una bomba de tiempo. Y es que si no se actúa de forma inmediata luego de la exposición al virus, el desenlace puede ser letal y no sabremos en qué momento empezará.

“Por eso es importante que los Centros de Salud cuenten con la vacuna e inmunoglobulina antirrábica, para actuar de inmediato. Pero para eso también es importante que haya educación pública sobre el tema”, indica.

Educación e información 

El 2024, el país presentó tres casos de rabia humana, todos en el último trimestre del año, pero en diferentes departamentos. “No me ha mordido ningún perro o gato”, repetían antes de caer en la inconsciencia, tanto un hombre que falleció en Santa Cruz como un niño que murió en Sucre. 

Los signos de la rabia eran evidentes, pero ni familiares ni personal médico lograron encontrar la herida por la que el virus pudiera haber ingresado a su organismo. Y es que no todos conocen a cabalidad la enfermedad. 

Muchas personas desconocen qué hacer ante una mordedura, cómo se puede transmitir la enfermedad o cuándo se está expuesto. Muchos jóvenes y niños no conocen ni los síntomas de la rabia canina a los que deben estar atentos.

Se suele creer que la rabia se transmite solo por medio de una mordedura que abre y sangra la piel y aun así muchas veces estas no suelen ser atendidas. Pero no es la única vía de ingreso. Una lamida, algún contacto con la saliva de un animal enfermo, una herida microscópica o el contacto con un animal silvestre podrían transmitir la enfermedad.

En el caso reportado en Santa Cruz en 2024, si bien no hubo contacto directo o una mordedura con un animal enfermo, en el seguimiento epidemiológico se vio que el paciente tenía un chaco en Camiri, donde pudo haber tenido contacto con un murciélago.

En el caso del niño de Sucre, el contacto se dio en la zona donde residía, donde se habían presentado varios casos de rabia canina. El niño alzó un cachorro enfermo, perro o gato, que le dio una lamedura. Pudo ser en la boca, donde solemos tener pequeñas heridas imperceptibles, o en los ojos, donde el virus puede tocar las mucosas.

Mendoza sostiene que la educación tiene que llegar a cada barrio, que se debe explicar que hay que lavar la herida con agua y jabón y que se debe acudir urgente al centro de salud. Se debe enseñar  que una mordedura no es normal, porque si se ignora el virus avanza.

Vacunar, la barrera que aun falla 

Vacunar animales domésticos parece algo sencillo, pero en Bolivia se tiene que instalar como un acto urgente. El país registró 70 casos de rabia canina en seis departamentos en 2024 y 1.672 personas sufrieron mordeduras en ese periodo. En la misma gestión, los tres casos humanos fatales fueron la prueba de que la transmisión aún continúa. 

La norma nacional de vigilancia y control de zoonosis y rabia plantea la meta de eliminar primero la rabia canina para erradicar la humana. Pero la meta no avanza sin compromisos. Cada perro o gato vacunado es un eslabón que se rompe en la cadena del virus.

“Esto es primordial, la vacunación de animales domésticos (perros y gatos) deben llegar a coberturas altas, mayores al 70%. Esto debe apoyarse en un sistema de vigilancia epidemiológica para detectar e investigar casos de rabia en animales y humanos y aplicar las vacunas y profilaxis”, sostiene Mendoza.

Los casos suelen aumentar en el segundo semestre del año. Por ello las campañas de vacunación suelen hacerse a mitad de cada gestión. Muchos municipios han optado por la vacunación permanente para que los animales de compañía puedan ser vacunados todo el año. 

Sin embargo, muchas familias no se ocupan de vacunar a sus animales, algo que está ligado a la educación sobre una tenencia responsable de mascotas. Hasta agosto de este año el Ministerio de Salud reportó 47 casos de rabia canina, muchos de ellos en animales que no aunque tenían dueños no estaban vacunados. 

La única salida es la prevención  

Aunque a veces no solemos dar  importancia a una mordedura o a un contacto con un animal desconocido, el tomar en serio el riesgo, reconocer la exposición y acudir a un centro médico es la única salida. No hay diagnóstico temprano que reduzca la mortalidad. 

“Lamentablemente el diagnóstico definitivo es por autopsia, examinando el cerebro mediante: inmunofluorescencia directa (IFD) para detectar antígenos virales. Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) que detecta ARN viral en las neuronas, saliva o piel. Y el estudio histopatológico de necropsia evidenciando cuerpos de Negri en tejido cerebral”, concluye Mendoza.  

Añade que en vida, hay menos sensibilidad pero se puede hacer estudios de PCR en saliva, biopsia con IFD de piel y presencia de anticuerpos en líquido cefalorraquídeo. Sin embargo, estas pruebas suelen hacerse cuando ya hay síntomas.

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