El diseño desde la neurodiversidad para impulsar la creatividad e innovación
La creatividad es uno de los motores clave para el desarrollo de productos, servicios y experiencias, y cada vez resulta más evidente que la diversidad de pensamiento no es solo una ventaja competitiva. De esta manera, la creatividad neurodiversa se perfila como una poderosa fuerza que no solo transforma el diseño, sino que ayuda, incluye y se enriquece de otras maneras de percibir, interpretar y resolver el mundo.
Natalia Dávila, diseñadora y fundadora de Pimienta Estudio de Diseño, destaca una mirada lúcida y disruptiva sobre cómo la inclusión de personas neurodivergentes modifica los procesos creativos y genera propuestas verdaderamente originales.
Dávila, durante su participación en la Bienal Internacional del Cartel Bolivia (BICeBé) en los talleres impartidos en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que: “En un equipo neurodiverso, las ideas se construyen sin prejuicios, desde cerebros distintos que se unen de forma creativa. Hacemos conceptos completamente originales, porque todo parte desde la libertad y desde la diversidad de pensamientos.”, destaca.
La neurodiversidad se refiere a las variaciones naturales en el funcionamiento cerebral, que incluyen condiciones como el autismo, el TDAH, la dislexia, sinestesia y la dispraxia. En lugar de enfocarse en déficits, el enfoque neurodiverso resalta fortalezas como el pensamiento innovador, la atención al detalle y la capacidad para generar ideas originales.
Lejos de ser una limitación, estas condiciones neurodiversas aportan perspectivas únicas que escapan a los moldes tradicionales. Mientras las estructuras convencionales tienden a premiar la conformidad y la eficiencia, las mentes neurodivergentes a menudo sobresalen en la detección de patrones inusuales, en la generación de soluciones innovadoras o en una sensibilidad estética poco común.
Varios estudios recientes están cambiando la forma en que entendemos la relación entre neurodiversidad y creatividad, mostrando que condiciones como el TDAH, el autismo o la dislexia no solo implican desafíos, sino también ventajas cognitivas poco exploradas, especialmente en el ámbito creativo.
Un estudio publicado en PubMed Central (PMC) examinó el vínculo entre el TDAH y el pensamiento creativo. Los resultados mostraron que las personas con síntomas de TDAH tendían a destacar en el pensamiento divergente —la capacidad de generar ideas originales, múltiples y flexibles ante un problema—. Esta diferencia puede explicar el por qué muchas personas con TDAH brillan en campos creativos e innovadores.
Además, el estudio sugiere que reconocer estas fortalezas podría contribuir a reducir el estigma y fomentar entornos más inclusivos para la innovación social.
Por su parte, un artículo de Psychology Today, reveló que la dislexia es más común entre estudiantes de arte universitario en comparación con la población general. Esto se ha relacionado con un estilo cognitivo diferente: un mayor enfoque en el procesamiento visual, el pensamiento holístico y la capacidad de ver conexiones inusuales. Lejos de ser una desventaja, esta forma de pensar parece estar estrechamente ligada a la creatividad visual y conceptual.
Estos estudios respaldan una idea cada vez más aceptada, donde la neurodiversidad no es una barrera para la creatividad, sino una fuente de riqueza cognitiva que puede transformar la manera en que: se resuelve problemas, diseña soluciones y construye sociedades más innovadoras e inclusivas. En los entornos creativos, esta diversidad se traduce en una fuente inagotable de innovación, ya que permite abordar los desafíos desde múltiples ángulos.
Dávila sostiene que los equipos inclusivos no solo generan mejores resultados, sino que también transforman la cultura organizacional. “Los distintos puntos de vista de nuestros creativos son lo que hace que un proyecto sea verdaderamente original. Muchas veces no pensamos en ciertas cosas, pero ellos nos dan ese otro ángulo, ese detalle que cambia todo”, explica, destacando cómo las perspectivas neurodivergentes enriquecen el proceso colectivo y rompen con las estructuras de pensamiento convencionales.
Una de las herramientas más valiosas que se cultiva en estos entornos diversos es el pensamiento lateral, una forma de abordar los problemas desde enfoques no lineales o inesperados. Esta metodología, especialmente presente entre personas neurodivergentes, permite generar conexiones novedosas entre ideas aparentemente inconexas, lo que se traduce en soluciones más creativas y relevantes para los desafíos contemporáneos del diseño.
Más allá del impacto en los proyectos, Dávila aboga por una transformación profunda en la forma en que concebimos la inclusión laboral: “Todos los equipos, en cualquier industria, deberían tener personas con discapacidad o neurodiversas. No solo aportan perspectivas diferentes en el ámbito creativo, también en la forma de resolver problemas y proponer soluciones. Es una riqueza que se traduce en innovación”, enfatiza.
Su llamado invita a repensar los modelos tradicionales de productividad, dejando atrás el capacitismo y abrazando una visión más humana, equitativa y enriquecedora de la colaboración.
La verdadera inclusión no se limita a contratar perfiles diversos, sino que implica adaptar procesos, generar espacios seguros, y cultivar una cultura que valore la diferencia como un activo estratégico y no como un reto a “gestionar”.
Según Natalia Dávila, se trata de “construir entornos laborales más justos, donde el talento y la diferencia convivan como pilares de la productividad y la inspiración colectiva”, concluye.
Desde la Bienal Internacional del Cartel Bolivia (BICeBé) es un espacio clave para el encuentro y la formación de diseñadores en Latinoamérica. La BICeBé funciona como una escuela de pensamiento visual, donde creatividad y reflexión convergen para formar profesionales comprometidos con el impacto social del diseño.
En esta edición, la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) tuvo un rol protagónico al ser sede de talleres y conferencias en sus campus de La Paz y Cochabamba, reafirmando su apuesta por una educación innovadora y global. La colaboración entre Unifranz y la BICeBé demuestra cómo la educación superior puede fomentar la inclusión, integrando creatividad, empatía y diversidad.