De la Hackathon a la acción: estudiantes de Unifranz crean soluciones tecnológicas para personas con discapacidad visual

Imagen Unifranz

Cuatro innovadores proyectos tecnológicos desarrollados por estudiantes de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, fueron entregados al Centro de Educación Especial Aprecia en La Paz, con el objetivo de fortalecer el aprendizaje de niños, niñas y jóvenes con discapacidad visual. Estas soluciones —que integran hardware, software y herramientas pedagógicas— surgieron de la Hackathon Psicosocial Change Makers, donde más de 150 estudiantes pusieron su talento al servicio de la inclusión.

“Esta es la primera vez en nuestros 30 años que una universidad desarrolla y entrega productos tecnológicos pensados para nuestra población. Estos sistemas no solo van a mejorar el aprendizaje del Braille, también nos ayudarán en la gestión educativa y en la rehabilitación. Es una experiencia muy valiosa”, expresó Wilfredo Pomar Miranda, profesor del Centro Aprecia.

Los cuatro proyectos presentados, que aún se encuentran en fase de prototipado, combinan creatividad, empatía y conocimiento técnico para responder a las necesidades reales de estudiantes ciegos. Uno de ellos es “Aprecia-T”, una plataforma de gestión institucional y contenido educativo interactivo. “Incluimos un módulo llamado cuentacuentos que usa reconocimiento de voz y narración inmersiva para facilitar el aprendizaje. Es una herramienta que queremos dejarles como un aporte real”, explicó Nicolás González, miembro del equipo Bardero$.

Junto con esta propuesta, el equipo también diseñó un dispositivo físico para el aprendizaje del alfabeto Braille. “El sistema tiene botones táctiles y un lector que indica las letras mediante voz o vibración. Así los instructores pueden enseñar Braille de forma más efectiva y rápida”, detalló Adrián Pinto, desarrollador del componente de hardware.

Por su parte, el equipo Teletubbies entregó un sistema doble: un panel administrativo para el centro y un videojuego interactivo para aprender Braille. “La idea fue crear un entorno educativo accesible y lúdico para niños que están perdiendo la visión. El juego permite practicar letras, frases y palabras mediante teclado y audio”, comentó Adriana Ayllón, una de sus integrantes.

Otro proyecto destacado fue el de los estudiantes del equipo Tralareritos, que crearon un sistema con base en servidor Ubuntu para centralizar la gestión del aula de cómputo y permitir la práctica del lenguaje Braille con juegos y reconocimiento de voz. “Todo estaba hecho a mano en el centro. Nosotros quisimos dejar un sistema que todos puedan usar desde cualquier computadora del aula”, señaló Kevin Sanga, mientras que su compañero Jesús Iriarte destacó que el sistema fue diseñado especialmente para quienes tienen visión parcial, facilitando una transición progresiva.

Finalmente, el equipo VelaByte presentó un sistema híbrido de hardware y software, con una aplicación móvil conectada por Bluetooth a un microcontrolador. “Usamos motores de vibración y botones para enseñar el alfabeto Braille. También desarrollamos una página web informativa”, indicó Carla Nicole Quilla, quien añadió que la motivación principal fue facilitar el aprendizaje del Braille a través de una tecnología adaptativa y sensorial.

Desafíos reales, soluciones con impacto

Para Noemí Moller, directora de la carrera de Ingeniería de Sistemas de Unifranz, este tipo de iniciativas demuestra el compromiso de la universidad con la formación integral. “Nuestros estudiantes no sólo aplicaron conocimientos técnicos, también desarrollaron empatía. Diseñaron productos reales, pensados para personas reales, y eso es lo que nos enorgullece”, afirmó durante la entrega.

El evento fue el cierre de una experiencia de aprendizaje basada en retos, en la que participaron 18 equipos multidisciplinarios. Según Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología, la hackatón fue una muestra de cómo la academia puede responder a necesidades sociales concretas. 

“Lanzamos el desafío de crear soluciones para personas con discapacidad visual. Los estudiantes investigaron, diseñaron prototipos, los validaron y los entregaron. No fue solo un ejercicio académico; fue una experiencia humana que fortaleció su conciencia social”, indicó.

Loayza destacó que este tipo de dinámicas no solo fortalecen habilidades técnicas, sino también competencias actitudinales. “Muchos de los estudiantes aprendieron a mirar más allá de su realidad y a entender que hay otras personas, con otras capacidades, que también merecen una educación digna y de calidad”.

Aprender haciendo: tecnología con propósito social

Los proyectos entregados en Aprecia reflejan el modelo pedagógico de Unifranz, centrado en el aprendizaje activo y el impacto social. A través de metodologías como el aprendizaje basado en retos (ABR) y el principio de aprender haciendo, los estudiantes desarrollan competencias técnicas mientras se involucran en problemas reales de la comunidad.

En esta ocasión, la tecnología no fue un fin en sí mismo, sino un medio para construir inclusión. “El aprendizaje basado en retos permite que los estudiantes trabajen con propósito, conectando sus conocimientos con las necesidades del entorno. Y eso los transforma, porque ven cómo su trabajo puede mejorar vidas”, explicó Moller.

Desde la organización hasta la implementación, la Hackathon Psicosocial Change Makers se convirtió en un ejemplo de innovación educativa y compromiso social. Estudiantes de Ingeniería de Sistemas y Psicología unieron esfuerzos para entender a profundidad las barreras que enfrentan las personas con discapacidad visual, y propusieron soluciones que ahora forman parte del equipamiento pedagógico del centro.

Más allá del aula, lo que queda es una enseñanza de largo plazo: la tecnología solo cobra sentido cuando responde a las personas. Y en este caso, esas respuestas llegaron en forma de juegos, plataformas, sensores y pantallas, pero también como gestos de empatía y responsabilidad.

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Manuel Joao Filomeno Nuñez

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