Las finanzas verdes ganan terreno como clave para un desarrollo sostenible y rentable

En medio de un debate sobre los efectos de la actividad humana sobre el medio ambiente, los desastres naturales y la creciente presión sobre los recursos del planeta,  ¿cómo puede el sistema financiero contribuir al bienestar ambiental sin sacrificar su rentabilidad? La respuesta está en las finanzas verdes, una herramienta poderosa que representa una auténtica revolución en la forma de concebir la economía y el desarrollo sostenible.

“Las finanzas verdes canalizan recursos hacia actividades económicas que generan beneficios ambientales y sociales sin comprometer la rentabilidad financiera”, afirma Osvaldo Nina, economista y  docente de la carrera de Ingeniería Económica de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz. 

El experto sostiene que las finanzas verdes no solo son una tendencia emergente, sino una necesidad imperativa para construir un futuro resiliente. Y es que esta nueva visión del financiamiento está transformando silenciosamente a la banca tradicional en un actor clave en la lucha contra el cambio climático.

De acuerdo con el artículo “Las finanzas verdes, la puerta hacia un sistema financiero sostenible”, escrito por Nina y publicado por Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (INESAD), entre 2021 y 2024, el financiamiento verde mostró un crecimiento sostenido en América Latina, siendo inicialmente liderado por los bonos verdes. 

Sin embargo, desde 2023, los préstamos verdes empezaron a cobrar protagonismo, revelando una integración más profunda de criterios sostenibles en productos financieros más allá de los mercados de capitales.

Los préstamos verdes son una herramienta financiera diseñada específicamente para financiar proyectos que tienen un impacto positivo en el medio ambiente. Estos préstamos están destinados a apoyar iniciativas sostenibles, como:

  • Energías renovables (solar, eólica, etc.)
  • Construcción de edificios ecológicos
  • Transporte sostenible, como vehículos eléctricos
  • Gestión eficiente de residuos y reciclaje
  • Conservación de recursos naturales

El objetivo de los préstamos verdes es promover prácticas que reduzcan la huella de carbono y fomenten un desarrollo más sostenible. Además, suelen ofrecer condiciones atractivas, como tasas de interés preferenciales, para incentivar a empresas y particulares a optar por soluciones ecológicas.

Lo más relevante de este enfoque es su impacto directo en el medioambiente. Al financiar sectores como las energías renovables, el transporte limpio, la infraestructura resiliente o la agricultura sostenible, las finanzas verdes se convierten en catalizadoras del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y de los compromisos asumidos por países como Bolivia en el marco del Acuerdo de París.

“Al adoptar políticas de financiamiento verde, los bancos acceden a fondos climáticos internacionales como el Green Climate Fund o el Climate Investment Funds, lo que amplía su capacidad de fondeo con condiciones más favorables”, explica.

Para Nina, este impacto no se limita al nivel macroeconómico. A través de préstamos verdes, también se apoya a pequeños emprendedores, agricultores o familias que desean acceder a soluciones sostenibles, como paneles solares, viviendas ecológicas o vehículos eléctricos. Este enfoque promueve una verdadera inclusión financiera verde, permitiendo que micro, pequeñas y medianas empresas accedan a capital para adoptar modelos de negocio circulares o tecnologías limpias.

El experto agrega que incorporar criterios sostenibles no es solo una cuestión ética. Para los bancos, también representa una ventaja competitiva. En un entorno donde los consumidores —especialmente los más jóvenes— valoran cada vez más el impacto de sus decisiones financieras, ofrecer productos con enfoque verde fortalece la relación con los clientes y mejora la reputación institucional.

Además, estos productos ayudan a reducir riesgos financieros y reputacionales, ya que están alineados con marcos regulatorios internacionales y permiten a las entidades anticiparse a nuevas exigencias del mercado.

Más allá del financiamiento: una visión integral

Aunque las finanzas verdes tienen un fuerte componente ambiental, no deben pensarse de forma aislada, señala Marcelo Arroyo, economista senior del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), quien subraya la importancia de una visión integral de las finanzas sostenibles.

“Son mecanismos eficientes no solo para mitigar el cambio climático, sino también para reducir la desigualdad, mejorar la calidad del empleo y lograr una mayor inclusión social”, explica Arroyo. En este sentido, los fondos verdes pueden ayudar a cerrar brechas históricas, permitiendo una transición justa hacia modelos económicos más equitativos y resilientes.

Bolivia, por ejemplo, tiene acceso a diversos fondos internacionales que permiten formular proyectos e iniciativas con enfoque ambiental y social. La clave está en construir capacidades técnicas, institucionales y políticas para aprovechar esas oportunidades de forma eficaz.

En el entorno empresarial boliviano, el enfoque ESG (Environmental, Social and Governance) comienza a ganar terreno. Aunque aún está en una etapa incipiente, ya se observan esfuerzos por parte de gremios empresariales y algunas compañías para alcanzar estándares internacionales que integren el respeto al medioambiente, la equidad social y una gobernanza ética.

Las finanzas verdes no solo benefician al planeta; también ofrecen una nueva ruta hacia la rentabilidad sostenible. En palabras de Osvaldo Nina, “no se trata únicamente de cumplir con nuevas regulaciones o de tener una postura ética, sino de adoptar un enfoque integral que combine sostenibilidad, rentabilidad y gestión de riesgos”.

La banca verde, por tanto, no es una moda. Es una evolución necesaria para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo y una oportunidad estratégica para liderar la transición hacia una economía más justa, limpia y resiliente. En este camino, las decisiones financieras ya no solo se miden en términos de ganancias, sino también por su capacidad de regenerar el planeta.

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