Educación inclusiva, transformando una sociedad más justa y equitativa

By Aldo Juan Peralta Lemus

La educación inclusiva es un modelo que busca garantizar el derecho a la enseñanza de todos los estudiantes, sin importar sus condiciones físicas, cognitivas, sociales o económicas. Su implementación no solo favorece a los alumnos con necesidades especiales, sino que también favorece a la comunidad educativa y promueve una sociedad más equitativa e igualitaria.

La inclusión va más allá de reconocer solo una capacidad diferente; busca promover la educación inclusiva, identificando y eliminando todas las barreras que impiden el acceso a la educación en todos sus ámbitos.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) estima que entre 93 y 150 millones de niños en el mundo viven con alguna discapacidad. 

Leslie Vidaurre, experta en pedagogía y miembro de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que la educación inclusiva es un enfoque de la enseñanza que considera las necesidades de todos los estudiantes, sin importar sus diferencias.

“La educación inclusiva, como un proceso, busca reducir la exclusión y garantizar de esta manera la participación de todos los niños, jóvenes, adolescentes en el aprendizaje. La educación inclusiva va a ser un enfoque en la enseñanza que considera las necesidades de todos los estudiantes sin importar sus diferencias” sostiene Vidaurre.

El principio fundamental de una educación inclusiva es que ninguna persona se quede rezagada, más bien pueda desarrollar todo el potencial, además contempla el desarrollo de valores fundamentales en los mismos estudiantes. Esto requiere un proceso para superar desafíos y lograr la participación de todos.

En cuanto a los desafíos, la experta en pedagogía reconoce que uno de ellos es la capacitación por parte de los docentes con el objetivo de impartir enseñanza estratégica. “Nos planteamos un gran desafío con la educación inclusiva. Uno de ellos va a ser la capacitación a docentes en estrategias inclusivas y diferenciadas”, sostiene.

Sin embargo, una de las ventajas es que los docentes se benefician de la educación inclusiva. Porque fomenta la innovación pedagógica. La necesidad de adaptar estrategias y metodologías permite que los maestros desarrollen nuevas habilidades y se conviertan en profesionales más versátiles y creativos.

Las metodologías inclusivas, que se centran en la enseñanza adaptativa y personalizada, permiten que cada estudiante aprenda a su propio ritmo y de acuerdo con sus necesidades específicas. El resultado principal es mejorar el rendimiento académico de todos los alumnos. 

“Dentro de las oportunidades que tenemos con la educación inclusiva va a ser uno promover los entornos equitativos y diversos que enriquezcan el aprendizaje y enseñanza. Vamos a aprovechar la tecnología y las metodologías activas para adaptarlas y atender distintos estilos de necesidades”, explica Vidaurre.

El uso de tecnologías inclusivas también potencia el acceso al conocimiento. Herramientas como software de accesibilidad, dispositivos de apoyo y plataformas interactivas facilitan el aprendizaje y brindan igualdad de oportunidades a todos los alumnos.

Además, los jóvenes adquieren una mayor capacidad para trabajar en equipos diversos y aportar soluciones innovadoras. Desde una perspectiva económica y social, la educación inclusiva contribuye al desarrollo de sociedades más equitativas y competitivas. El garantizar la educación para todos, fomenta la igualdad de oportunidades y reduce la brecha de desigualdad.

Bases legales

En Bolivia, existen bases legales que garantizan una educación inclusiva, como la Ley 22 de enero de 1957, que crea el Instituto Boliviano de la Ceguera, la Ley 1678 de la Persona con Discapacidad y la Ley 1565 de Reforma Educativa. 

La Constitución Política del Estado Plurinacional (CPE) establece que la educación es una función suprema del Estado, garantizando su promoción y acceso para niñas, niños y adolescentes con discapacidad o talentos extraordinarios. Asimismo, asegura a las personas con discapacidad el derecho a una educación y salud integral gratuita, al desarrollo de sus potencialidades, y prohíbe la discriminación, maltrato, violencia y explotación, promoviendo su integración plena y sin discriminación en todos los ámbitos.

Al garantizar la educación para todos, se fomenta la igualdad de oportunidades y se reduce la brecha de desigualdad. Su implementación no solo transforma la vida de los estudiantes con necesidades especiales, sino que también fortalece los valores, la convivencia y la calidad educativa en general.

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