Futuro sostenible: estudiantes crean extrusor verde para transformar botellas pet 

By Paula Beatriz Cahuasa

Con una alarmante producción global de más de 500 mil millones de botellas PET de un solo uso cada año, según datos de Greenpeace, el mundo enfrenta una creciente crisis de contaminación plástica. Inspirado por este desafío, Elder Gutiérrez, estudiante de ingeniería de sistemas, lidera un innovador proyecto que busca transformar las botellas PET en recursos útiles, dándoles una segunda oportunidad de uso.

“El nombre de mi proyecto es ‘extrusor verde’. Utiliza tecnología de extrusión para transformar desechos plásticos en filamento 3D (material termoplástico que se utiliza para imprimir objetos 3D), un insumo clave para las impresoras 3D”, explica el joven universitario. 

El extrusor es uno de los componentes más importantes en una impresora 3D. Es responsable de enviar la cantidad correcta de filamento al extremo caliente donde se derrite y extruir en capas delgadas para hacer su parte.

El proceso usa motores con torque y controladores que permiten transformar las botellas de plástico tipo PET en filamento con un diámetro estandarizado de 1,75 mm, ideal para el uso en tecnología de impresión 3D.

Impacto ambiental

El impacto del proyecto va más allá de la innovación tecnológica, ya que ataca de frente un problema ambiental significativo. Bolivia genera alrededor de 142.699 toneladas de plástico al año, según el estudio Producción, uso y disposición final de los plásticos de un solo uso en Bolivia, realizado en 2021 para el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Se estima que el 5% de estos desechos termina en cuerpos de agua o botaderos a cielo abierto, contaminando ríos, carreteras y parques.

Gutiérrez destaca que su proyecto busca reducir estos desechos al reutilizarlos de forma práctica y creativa. 

“Lo que hace mi proyecto es, básicamente, darle una segunda utilidad al plástico. Estamos reduciendo los costos de producción de nuevo plástico y hacemos que las personas se interesen más por cuidar el planeta y hacer cosas divertidas”, comenta.

Tecnología accesible para una economía circular

La impresión 3D ha revolucionado industrias como la manufactura, la medicina y el diseño, pero uno de sus grandes desafíos sigue siendo el alto costo y la disponibilidad limitada del filamento. 

El extrusor verde responde a esta problemática al generar aproximadamente 10 metros de filamento por cada botella plástica de 3 litros. Esto no solo reduce costos, sino que también impulsa la producción local de insumos para impresoras 3D.

“El proyecto se encuentra en una etapa experimental porque estamos utilizando componentes que usamos en clase. Aún no lo llevamos a escala industrial, pero si seguimos avanzando, puede llegar a ser un producto de gran beneficio para toda la sociedad”, asegura Gutiérrez.

La tecnología de extrusión utilizada en el proyecto no es nueva, pero su aplicación en entornos académicos y a pequeña escala es una apuesta innovadora. El sistema incluye un módulo de corte y calentamiento, donde las botellas son transformadas en tiras longitudinales y luego convertidas en filamento mediante calor controlado a 200 °C. 

“El sistema está diseñado para trabajar con botellas plásticas grandes y pequeñas, lo que facilita su adaptación”, explica el estudiante.

Bolivia y el desafío del reciclaje

La situación del plástico en Bolivia es preocupante. Además de los miles de toneladas de residuos que se generan anualmente, sólo una fracción es reciclada. La mayor parte del reciclaje es impulsada por acopiadores informales, quienes se concentran en botellas PET debido a su alta demanda.

En este contexto, iniciativas como el extrusor verde son esenciales para fomentar una economía circular que integre tecnología, sostenibilidad y educación. 

“Estamos demostrando que es posible generar un impacto positivo con recursos accesibles y tecnología básica. Es cuestión de voluntad e innovación”, asegura el estudiante.

Si bien el proyecto aún está en fase experimental, su potencial es enorme. Elder Gutiérrez y su equipo esperan escalar la producción para convertir el extrusor verde en una solución industrial y accesible. Esto no solo contribuirá a la reducción de desechos plásticos, sino que también impulsará la producción local de filamento para impresoras 3D, un mercado que actualmente depende en gran medida de productos importados.

“El fin del proyecto es crear conciencia y ofrecer soluciones prácticas para un problema que nos afecta a todos. Si logramos que más personas se sumen a esta causa, podremos generar un cambio real”, concluye Gutiérrez.

El extrusor verde es una muestra tangible de cómo la tecnología y la creatividad pueden converger para enfrentar desafíos ambientales. La iniciativa de Elder Gutiérrez no solo busca resolver el problema de los residuos plásticos, sino también motivar a otros jóvenes a explorar soluciones tecnológicas sostenibles para que el país de un paso adelante hacia un futuro más limpio y tecnológicamente innovador.

La impresión 3D no solo abre oportunidades para la innovación en pequeñas y medianas industrias, sino que también redefine cómo aprovechamos los recursos disponibles. En un país donde el reciclaje aún es un desafío, iniciativas como el extrusor verde son un faro de esperanza para un cambio sostenible.

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