La igualdad y el respeto por la diversidad son pilares fundamentales de una sociedad justa. El precepto de la cero discriminación impulsa un cambio cultural hacia la inclusión y el reconocimiento de los derechos de todas las personas, independientemente de su origen, género, orientación sexual, religión o cualquier otra característica.
La cero discriminación es mucho más que una consigna. Se trata de un llamado a la acción para erradicar los prejuicios, estereotipos y prácticas discriminatorias que aún persisten en la sociedad. Reconoce que todas las personas tienen el mismo valor, merecen igualdad de oportunidades y trato justo en el trabajo, la educación, la salud o la participación en la comunidad.
“Los principios de igualdad y no discriminación son una parte fundamental de los derechos humanos. El derecho a ser tratado con igual consideración y con respeto, así como no recibir tratos discriminatorios se ubica en el centro del ejercicio de los derechos humanos (…)”, asegura Claudia Flores, responsable de la Unidad de Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo.
En tanto, la directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Liudmila Loayza, afirma que en un mundo donde las personas son tan diferentes como únicas, buscar la cero discriminación es una obligación, porque ninguna persona puede ser apartada por su condición socioeconómica, enfermedad, condición con la que vive, orientación sexual, raza, religión o forma de pensar.
“Todos somos únicos y por eso tenemos derecho a una vida libre de discriminación con dignidad, autonomía y confidencialidad. Es importante la toma de conciencia por parte de toda la población de que, al ser diferentes, ninguno es mejor que otro”, dice Loayza.
El movimiento contra toda forma de discriminación, que nació en 2014 con la proclamación del “Día de la Cero Discriminación por parte de la ONU, encuentra su fuerza en la solidaridad y la colaboración mutua entre individuos, organizaciones y gobiernos comprometidos con los derechos humanos y la justicia social, puntualiza la académica.
Avances en el país
¿Cuáles son los avances logrados a una década de su promulgación? La responsable de Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo sostiene que, aunque falta todavía mucho por avanzar, el país cuenta con un amplio marco normativo que prohíbe y condena la discriminación que se funde en razón de sexo, orientación sexual, edad, color de piel, identidad cultural, identidad de género, origen, cultura, nacionalidad, idioma, credo o afiliación.
“Contamos con los preceptos constitucionales contenidos en la CPE, se encuentra en vigencia la Ley 045 contra el racismo y toda forma de discriminación, la Ley N°1978 que eleva a ese mismo rango la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. Además, el país cuenta con un Comité Nacional Contra el Racismo y Discriminación que tiene entre sus miembros a la Defensoría del Pueblo”, agrega Flores.
Por su parte, Loayza reflexiona que “ya sea desafiando los estereotipos, apoyando a quienes son discriminados o abogando por políticas inclusivas, en el país podemos contribuir a construir un mundo donde todos puedan vivir libres de discriminación y disfrutar plenamente de sus derechos”.
La cero discriminación se aprende desde niños
Una cultura que no discrimina forma niños que tampoco discriminan. Los niños son personas que están en formación y asimilación constante de nuevos contenidos que se transmiten a nivel familiar y social.
“Los niños aprenden las cosas de dos formas, una porque se les enseña y se les explica y otra, porque siguen el ejemplo. La familia, la escuela y la universidad son espacios propicios donde, a través de la educación inclusiva y de un razonamiento acorde a la edad, se explica que todos los seres humanos somos iguales, pese a que podemos tener condiciones distintas”, señala Loayza
La niñez es la mejor etapa para enseñar este valor humano de solidaridad, de respeto, de compasión que coadyuva en la cero discriminación.
La cero discriminación no es solo un objetivo a alcanzar, sino un principio fundamental que debe guiar nuestras acciones y decisiones en cada aspecto de la vida. Al trabajar juntos para promover la igualdad y la inclusión, podemos construir un futuro más justo y solidario para todos, finaliza la académica