Por Manuel Filomeno
Las vacunas son uno de los mayores logros de la ciencia médica en la edad moderna y han permitido prácticamente erradicar enfermedades que antes se cobraban millones de vidas.
La viruela, la polio, el sarampión, las paperas o la varicela, entre otros terribles males que antaño generaban epidemias ahora están prácticamente desaparecidas, con tan solo algunos brotes esporádicos produciéndose en el mundo gracias a las vacunas y las campañas de inmunización.
“Las vacunas son la mejor opción de prevención de enfermedades. Las poblaciones que recibieron vacunas, disminuyen la mortalidad y mejoran la calidad de vida de los niños”, indica Griselda Vargas, directora de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz,
Sin embargo, con el pasar de los años y la efectividad que trajo la vacunación masiva al mundo, su valor se vio en entredicho por algunos grupos que consideran a la inmunización como algo antinatural. Estos movimientos sociales, denominados “antivacunas”, usan argumentos pseudo científicos como, por ejemplo, la supuesta aparición de trastornos y enfermedades como el autismo en niños.
Las instituciones de salud persiguen una “inmunidad colectiva”. Las campañas de vacunación tienen como propósito expandir la cobertura a la mayor cantidad de personas y garantizar, de ese modo, dicha inmunidad.
Estos movimientos ponen en riesgo la vida, no sólo de aquellos que no se vacunan, sino de las personas que, por diferentes razones (enfermedades autoinmunes, tratamientos contra el cáncer o que han recibido trasplantes, entre otros casos), dependen de la inmunidad colectiva para no infectarse.
Del 20 al 27 de abril se celebra una nueva Semana de Vacunación en las Américas (SVA), con el objetivo de concientizar acerca de este acto médico que data del siglo XIX, y que luego de la introducción del agua potable es considerada la intervención que mayor impacto tuvo en la reducción de la mortalidad y el crecimiento de la población en la historia de la humanidad.
Según un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, las vacunas salvan de 2 a 3 millones de vidas cada año. “Son esenciales para protegernos a nosotros mismos y a nuestras comunidades”, refiere el documento.
Las vacunas se aplican durante la infancia para proteger a los niños contra enfermedades graves y mortales. Estimula defensas naturales del organismo, preparándose para combatir enfermedades de manera rápida y efectiva.
Por otra parte, datos de la OMS indican que un aproximado de 23 millones de niños no recibieron sus vacunas esenciales a través de los servicios de inmunización de rutina a nivel global producto del aislamiento en la pandemia, mismos que corren el riesgo de contraer enfermedades controlables y que, por ello, urge desde los estados priorizar campañas de concientización.
Las vacunas son seguras y efectivas. A lo largo de décadas de investigación y aplicación, las vacunas han demostrado ser una herramienta invaluable en la protección de la salud pública. Los riesgos asociados con las mismas son bajos en comparación con los riesgos de contraer las enfermedades que se previenen.
10 mitos falsos sobre las vacunas
- “Es mejor adquirir la inmunidad por medio de la infección natural que a través de las vacunas”
Las enfermedades que se previenen a través de las vacunas son graves y pueden generar complicaciones severas e incluso ser fatales. Gracias a la vacunación, algunas de estas enfermedades ya no son frecuentes. El beneficio de la vacunación contra las enfermedades inmunoprevenibles (enfermedades prevenibles por vacunación), supera ampliamente a los riesgos de padecer la enfermedad.
- “No es bueno recibir varias vacunas el mismo día”
Todas las vacunas que correspondan, según la edad, pueden aplicarse el mismo día, en sitios anatómicos diferentes.
Las ventajas de la administración simultánea de vacunas son: la disminución de la cantidad de visitas al vacunatorio, lo que permite ahorrar tiempo y dinero; el aumento de probabilidad de que los niños completen el calendario de vacunación recomendado (oportunidades ganadas) y, finalmente, alcanzar coberturas de vacunación elevadas a fin de lograr la protección indirecta de quienes no pueden vacunarse (inmunocomprometidos) para lograr el “efecto rebaño”.
- “Las vacunas contienen mercurio que es tóxico para la población”
Las vacunas no contienen compuestos tóxicos. Hay diferentes variedades de mercurio, por tal motivo es importante que diferenciemos el etilmercurio del metilmercurio.
Respecto al etilmercurio, algunas de las vacunas utilizadas a nivel mundial tienen un compuesto llamado Tiomersal o Timerosal, que contiene este componente. Se utiliza en pequeñas cantidades cumpliendo un rol fundamental como conservante al evitar la contaminación con bacterias y hongos en frascos multidosis. No se acumula en el organismo y tampoco hay evidencia científica que asocie el etilmercurio a toxicidad neurológica.
El metilmercurio, una variedad de mercurio, no está presente en las vacunas. Se encuentra en pescado (atún) y alimentos de mar, silos, fumigación campos, termómetros de mercurio, electrodomésticos y otros. Se acumula en el organismo. Produce toxicidad neurológica sólo si se acumula en grandes cantidades.
- “Las vacunas causan autismo”
Las vacunas no causan autismo. La evidencia científica indica que no hay relación entre las vacunas y el autismo. Un estudio de 1998, publicado en una importante revista científica, instaló la preocupación acerca de que la vacuna contra el sarampión podría tener como efecto secundario el autismo. Sin embargo, el artículo contenía grandes irregularidades científicas y metodológicas por lo que la publicación fue retirada por parte de la revista y se sancionó a su autor por fraude.
Los estudios demuestran de manera contundente que no existe relación entre la vacunación con vacuna triple viral y el riesgo de sufrir autismo.
- “Las vacunas tienen efectos secundarios peligrosos que aún no se conocen”
En la mayoría de los países existe un sistema de farmacovigilancia que garantiza que las vacunas que se aplican a la población sean seguras. La mayoría de los efectos secundarios son, generalmente, leves, temporales y poco frecuentes (por ejemplo: dolor en el sitio de aplicación, fiebre, etc.).
- “Las enfermedades prevenibles por vacunas están casi erradicadas, por eso no es necesario que me vacune”
Gracias a la vacunación, actualmente las enfermedades prevenibles por vacunas son poco comunes en la mayoría de los países. En algunas regiones del mundo continúa habiendo brotes debido a las bajas coberturas de vacunación. Si las coberturas de vacunación bajan las enfermedades vuelven.
Hay enfermedades que no se pueden erradicar ni eliminar pero sí controlar a través de la vacunación como la gripe y la tos convulsa.
- “Las vacunas causan esclerosis múltiple”
La esclerosis múltiple es una enfermedad del sistema nervioso central caracterizada por el daño de la membrana que protege las neuronas. No existe evidencia científica que demuestre la relación entre la vacunación y el desarrollo de esta enfermedad.
- “La vacuna contra la gripe produce gripe”
La vacuna contra la gripe está compuesta por virus inactivados por lo que no es viable que cause enfermedades. Es importante destacar que la función de la vacuna es prevenir complicaciones y muerte por influenza. Es muy importante vacunarse antes de que comience la temporada de gripe. Los eventos adversos más comunes son leves.
- “Las embarazadas no deben vacunarse”
Las vacunas contra la gripe, la difteria, el tétanos, la tos ferina y hepatitis B están, especialmente, indicadas para las mujeres embarazadas, para la protección de ellas y también para el feto y el bebé después del nacimiento.
La aplicación de otras vacunas inactivadas debe ser evaluada por el médico, considerando cada caso (riesgos individuales, vivir en una región endémica para ciertas enfermedades u ocurrencia de epidemias). Están contraindicadas las vacunas atenuadas (fiebre amarilla, triple viral) salvo que, por la situación epidemiológica, tenga indicación. Es importante recordar que las mujeres embarazadas siempre deben consultar a su obstetra antes de vacunarse.
- “Se es demasiado viejo para beneficiarse de la vacuna”
La vacunación en adultos debe formar parte de la práctica habitual de la consulta médica, por lo tanto, es importante determinar los antecedentes de vacunación previos o la información de las enfermedades inmunoprevenibles de los adultos y en especial de los adultos institucionalizados.