Transition Design: cómo los diseñadores se convierten en agentes de cambio social, cultural y ecológico
El Transition Design es una corriente contemporánea que redefine el papel del diseñador: ya no se trata únicamente de crear productos visuales o soluciones estéticas, sino de facilitar transiciones hacia futuros más sostenibles, inclusivos y significativos. Desde esta perspectiva, el diseñador se transforma en un agente de cambio cultural, social y ecológico, capaz de integrar estrategia, empatía y propósito para responder a los desafíos complejos del mundo actual.
“El Transition Design parte de una premisa simple pero poderosa: todo está en transición. Las personas, los negocios, las comunidades y las marcas están siempre en movimiento, y el diseño debe acompañar ese proceso de cambio”, explica Ronald Kapaz, diseñador y estratega brasileño, fundador de Playground Lab Design en São Paulo.
El experto agrega que el diseñador no solo debe dibujar o comunicar, sino entender de dónde venimos y hacia dónde vamos. “El punto A es el presente; la dirección B es el futuro al que aspiramos construir juntos”, acota.
Recientemente, Kapaz ofreció un taller sobre “Branding y Transition Design” en la sede La Paz de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), en el marco de la Bienal de Diseño y Cartel Bolivia (BICeBé). En el encuentro, Kapaz propuso a los estudiantes trabajar con un cliente hipotético —la propia Unifranz— para practicar la escucha activa, la organización de información y la construcción de una identidad coherente con los valores institucionales.
¿Qué es Transition Design?
El Transition Design, concepto desarrollado originalmente por la Universidad Carnegie Mellon y adaptado en Brasil por Kapaz y su equipo, se concibe como una metodología para abordar problemas complejos desde el diseño. Su propósito es facilitar procesos de cambio en distintos niveles —individual, corporativo y social— mediante herramientas de diagnóstico, análisis de contexto y construcción colectiva de una visión de futuro. En palabras del diseñador, “una buena transición empieza con una radiografía honesta del presente y una dirección clara hacia el futuro”.
En el ámbito del diseño gráfico y estratégico, esta metodología impulsa una evolución profunda: pasar de la simple comunicación visual a la creación de significado.
“Una marca no es un logotipo ni una campaña; es un sujeto colectivo con propósito. El branding es una pausa reflexiva donde las organizaciones se miran, se comprenden y redefinen su vocación. Una marca fuerte no busca solo extraer valor del mercado, sino aportar valor al mundo”, sostiene Kapaz.
Desde esa óptica, el diseñador deja de ser un mero ejecutor de encargos estéticos para convertirse en un facilitador de sentido. Su trabajo consiste en ayudar a las organizaciones a identificar su propósito, comprender sus procesos internos y proyectar su impacto en la sociedad. “Antes de definir cómo hablar, hay que saber quién habla”, afirma. “El diseño empieza cuando la marca tiene algo verdadero que decir”.
El Transition Design aplicado al branding propone mirar las marcas como organismos vivos, en constante evolución. Kapaz introduce lo que llama el pentagrama de la marca fuerte, que incluye cinco dimensiones interconectadas: gobernanza, procesos, modelo de negocio, cultura y comunicación. Este enfoque permite entender que la identidad no se construye desde la superficie, sino desde la coherencia entre lo que la organización es, hace, dice y proyecta.
En su taller en Unifranz, Kapaz insistió en que escuchar es una de las competencias clave del diseñador contemporáneo.
“Diseñar es, antes que nada, un acto de escucha (…). Solo al escuchar con atención el contexto y las voces involucradas podemos crear soluciones que transformen”. Esta habilidad, junto con la observación y la reflexión estratégica, constituye la base del Transition Design: un proceso que integra análisis, creatividad y visión de largo plazo.
El impacto de este concepto se extiende más allá del diseño gráfico. En el ámbito empresarial, promueve organizaciones más conscientes y sostenibles; en el campo educativo, fomenta la formación de diseñadores capaces de cuestionar sistemas y proponer alternativas; y en la esfera social, impulsa proyectos colaborativos orientados a la equidad y la resiliencia. “El diseñador se convierte en un traductor entre lo que el mundo es y lo que podría ser”, resume Kapaz.
Este enfoque también introduce una estética con ética, en la que cada decisión visual —color, tipografía, forma o composición— responde a una intención coherente con los valores del proyecto. En lugar de producir objetos bellos pero vacíos, busca crear experiencias que generen sentido y transformación.
Para Kapaz, el futuro del diseño está en su capacidad de iluminar caminos. “El diseñador del siglo XXI no trabaja solo para resolver
problemas, sino para abrir posibilidades”, afirma. “Cuando comprendemos que diseñar es una forma de pensar el mundo, el oficio deja de ser un acto técnico y se convierte en un acto cultural, casi filosófico”.
Así, el Transition Design emerge como una respuesta a los tiempos de cambio acelerado: un puente entre creatividad y conciencia, entre estética y propósito. Su mensaje es claro: diseñar ya no es solo construir formas, sino facilitar transformaciones.