Por Lily Zurita
El mundo ha cambiado radicalmente en la última década. Las nuevas tecnologías derribaron estructuras que antes considerábamos imposibles de sortear. De la misma manera, las dinámicas sociales fueron para siempre modificadas a causa de estos avances.
En este contexto, la educación también cambió, pasando de estrategias verticales en las que los docentes monopolizaban el conocimiento y los estudiantes eran meros receptores de datos y conceptos a otras más flexibles, que involucran al alumnado y lo incentivan a poner en práctica lo aprendido.
Una de estas estrategias es el aprendizaje autónomo, una metodología que plantea que sea el propio estudiante el que identifique, evalúe y proponga los contenidos que luego pondrá en práctica en el aula.
El aprendizaje autónomo es un proceso de adquisición de conocimientos y habilidades que se lleva a cabo de manera independiente. En este tipo de aprendizaje, el estudiante es responsable de establecer sus propias metas de aprendizaje, seleccionar los recursos adecuados y evaluar su propio progreso.
“Las nuevas metodologías capacitan a los estudiantes para que sean aprendices autónomos y responsables de su propio proceso de aprendizaje. Aprenden a identificar, evaluar y utilizar recursos de manera efectiva para adquirir conocimientos y resolver problemas, lo que les permite seguir aprendiendo a lo largo de la vida. Al participar en la creación de materiales educativos, los estudiantes pueden adaptar los recursos a sus propias necesidades y preferencias de aprendizaje. Esto les permite personalizar su experiencia educativa y abordar áreas de interés específicas de manera más efectiva”, explica Ariel Villarroel, experto de la Jefatura de Enseñanza y Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo.
Esta estrategia se basa en la idea de que los estudiantes pueden desarrollar la capacidad de aprender por sí mismos y tomar el control de su propio proceso de aprendizaje. Esto implica el desarrollo de habilidades como la autorregulación, la planificación y la toma de decisiones, así como la capacidad de reflexionar sobre el propio aprendizaje.
Por su parte, Xavier Aragay, consultor internacional en transformación educativa y fundador de Reimagine Education Lab en Barcelona, señala que el enfoque de construcción del aprendizaje autónomo reimagina también el rol del docente, lo establece como guía y parte del acompañamiento.
El nuevo educador espera una autorregulación del estudiante pensando en el desarrollo de sus habilidades profesionales a futuro como la resiliencia, el liderazgo y la autogestión.
Según Aragay, la crisis del Covid-19, sirvió de fuente de inspiración para que numerosas instituciones educativas se atrevan a emprender acciones para conseguir innovación y cambio. “Es fundamental que el alumnado tome las riendas de su aprendizaje y se convierta en el protagonista autónomo de su proyecto vital”.
“Pensada para formar esas nuevas habilidades y acompañar las causas y propósitos de los nuevos profesionales, la educación ha virado y reestructurado su proceso innovando en la práctica educativa. La idea es convertir a los jóvenes en agentes de cambio, con un modelo educativo que acompaña, interpela, cuestiona y plantea soluciones a través de proyectos reales que generen ideas disruptivas”, expresa el experto.
Estrategias para propiciar el aprendizaje autónomo
Para aplicar el aprendizaje autónomo en las aulas se pueden aplicar las siguientes estrategias:
- Establecer metas de aprendizaje: los estudiantes deben establecer objetivos claros y realistas para su aprendizaje y desglosarlos en tareas más pequeñas y alcanzables.
- Promover la autorreflexión: los estudiantes deben reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje, identificar fortalezas y debilidades, y ajustar sus estrategias de aprendizaje en consecuencia.
- Fomentar la curiosidad: los estudiantes deben sentir curiosidad por el tema de estudio y tener la iniciativa de buscar información y recursos de aprendizaje.
- Proporcionar retroalimentación efectiva: los estudiantes deben recibir retroalimentación efectiva y constructiva sobre su desempeño para que puedan mejorar su aprendizaje.
- Enseñar habilidades de autorregulación: los estudiantes deben aprender habilidades de autorregulación, como la planificación, la organización y la gestión del tiempo, para que puedan controlar su propio proceso de aprendizaje.
- Proporcionar recursos de aprendizaje adecuados: los estudiantes deben tener acceso a una amplia gama de recursos de aprendizaje, como libros, videos, tutoriales y sitios web, para que puedan elegir el que mejor se adapte a sus necesidades de aprendizaje.
- Fomentar la colaboración: los estudiantes deben tener la oportunidad de colaborar con otros para compartir ideas, resolver problemas y aprender juntos.
- Establecer un ambiente de aprendizaje seguro: los estudiantes deben sentirse seguros y cómodos para tomar riesgos y cometer errores mientras aprenden.
- Promover el pensamiento crítico y creativo: los estudiantes deben ser desafiados a pensar críticamente y creativamente para resolver problemas y desarrollar nuevas ideas.
- Proporcionar apoyo y orientación: los estudiantes deben recibir apoyo y orientación de los instructores y mentores para que puedan aprender de manera efectiva y autónoma.