Por Lily Zurita
La única certeza en la vida es la muerte, un encuentro ineludible que, sin embargo, nos encuentra muchas veces desprevenidos.
A sus 61 años, Claudia Pérez, una profesional bioquímica jubilada, pasaba sus días con diferentes actividades, piscina, baile terapéutico y modelado en cerámica. Sus dos hijos habían formado sus propias familias en otras ciudades del país.
Pero, un martes, recibió una llamada de la pareja de su hija. “Andrea está muy mal, la internamos en el hospital y acaban de meterla a terapia intensiva”, le dijo. En ese momento, la madre y abuela de tres niñas sintió que el mundo se le venía abajo. Temor, angustia, impotencia, dolor y lágrimas inundaron su ser.
“Fueron 10 días de zozobra, de vivir en el hospital, para que al final me entreguen a mi bella hija en un cajón. Ya han pasado 335 días y hasta ahora no supero este dolor que oprime mi corazón. Dejé mis actividades, estoy yendo al psicólogo, pero nada me da paz, sigo pensando que mi hija se fue sin escuchar cuánto la amo”, dice la atribulada madre.
El psicólogo Omar Pacheco, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que, nadie está capacitado para este encuentro inexcusable con lo real que es la muerte.
“Por ello, es importante prepararse y preparar al entorno familiar para dar el último adiós a un ser querido. Se trata de un proceso complejo que requiere comprensión, comunicación asertiva y apoyo mutuo, entre otros factores”, indica Pacheco a tiempo de explicar cada uno de ellos.
- Comunicación asertiva: reunir a la familia para hablar abiertamente sobre la situación es esencial. Una comunicación fluida, clara y abierta sobre lo que está ocurriendo y lo que se espera en los próximos días o meses puede ayudar a todos a prepararse emocionalmente. Explicar el estado de salud del ser querido, los pronósticos y los cuidados necesarios puede reducir la incertidumbre y el miedo.
- Apoyo emocional: el duelo es un proceso individual y cada persona lo experimentará de manera diferente. Es crucial animar a los miembros de la familia a expresar sus sentimientos y emociones. Crear un espacio seguro donde todos puedan compartir sus dudas, creencias y preocupaciones ayudará a aliviar el peso emocional del momento. Escuchar activamente y validar los sentimientos de cada persona es fundamental para el apoyo mutuo.
- Despedida: facilitar la posibilidad de que la familia converse con el familiar enfermo es un paso importante. Expresar los sentimientos y la relevancia de este ser querido en sus vidas puede proporcionar un cierre emocional significativo. Este momento de despedida permite a los familiares transmitir su amor y gratitud, creando un recuerdo duradero y reconfortante.
- Acciones prácticas: en momentos de duelo, ocuparse de los aspectos prácticos puede ser abrumador. Ayudar a organizar trámites legales, como herencias, y los preparativos para el velorio y entierro es esencial. Asumir estas responsabilidades de manera conjunta puede aliviar la carga emocional y logística, permitiendo que la familia se concentre en el proceso de duelo.
“Es importante el autocuidado de los miembros de la familia para afrontar este proceso se debe tener descanso adecuado, alimentación saludable y la búsqueda de apoyo adicional si es necesario, muchas de las veces el cuidador por la carga emocional y la responsabilidad termina afectado física y emocionalmente”, dice el profesional psicólogo.
Paz durante el proceso de duelo
El vivir en paz durante el proceso de duelo puede ser un desafío, pero hay estrategias que pueden ayudar a que esa etapa sea adecuada, dependiendo del tipo de relación que se tuvo con la persona, el cómo lo conlleva y cómo lo afronta.
Pacheco menciona algunos consejos:
- Expresar los sentimientos: hay que sentir y expresar todas las emociones que surgen durante el proceso de duelo, ya sea la negación, ira, negociación, asimilación o aceptación. No se debe reprimir los sentimientos, ya que esto puede prolongar el proceso de duelo.
- Autocuidado: tratarse a uno mismo con amabilidad, reconociendo que se está pasando por un momento difícil. Se pueden realizar actividades que permitan atenuar la ansiedad, mediante terapia ocupacional, meditación, ejercicio, pasar tiempo con seres queridos o, simplemente, descansar.
- Buscar apoyo: reconocer que se necesita apoyo para elaborar el duelo es primordial. Compartir los sentimientos y experiencias con amigos, familiares o un terapeuta puede proporcionar alivio.
- Asimilación: se debe aceptar que el duelo es un proceso natural y normal donde se experimentan altibajos emocionales; tampoco se debe juzgar por los sentimientos y recordar que no hay una forma «correcta» de sentirse durante el duelo.
- Darse el tiempo de elaborar el duelo: la pérdida de un ser querido es abrupta. Las personas deben permitirse elaborar el duelo, honrar y recordar a la persona fallecida a través de rituales (misas), también se debe considerar que no existe un tiempo mínimo del duelo. Dejar que fluyan las emociones y contar con herramientas pueden permitir que el duelo sea más llevadero sin importar el tiempo que este dure.
En el caso de los niños, decirles que su papá o mamá fallecerá es una situación extremadamente delicada que requiere sensibilidad y empatía. En estos casos, según Pacheco, se deben considerar los siguientes aspectos:
- Momento y lugar adecuado: se debe buscar un lugar tranquilo para tener esta conversación. Es importante que el niño se sienta seguro y cómodo para expresar sus emociones.
- Usar un lenguaje claro y comprensible: se debe emplear palabras sencillas y claras para explicar la situación al niño. En caso de niños pequeños se puede recurrir a la escenificación mediante el juego.
- Honestidad: hay que ser honestos con el niño sobre el diagnóstico y pronósticos de los padres, como lo que representa la muerte, el recordar y valorar la pérdida.
- Apoyo: es importante que el niño sepa que no quedará solo y desprotegido, que tendrá el apoyo de la familia y el entorno social, dándole la oportunidad a que exprese lo que piensa y lo que siente.
- Expresar sus emociones: facilitar y alentar al niño a expresar cómo se siente, sus fantasías, su malestar, su entendimiento sobre la muerte y hacerle saber que está bien sentirse triste, enojado o confundido.
- Responder a las preguntas: se debe responder a las preguntas sobre el significado que le da a la muerte y lo que sucederá después.
- Seguimiento: el proceso de duelo puede ser largo y difícil para un niño. Se debe continuar brindándole apoyo emocional a lo largo del tiempo y, si es necesario, acompañar con un profesional del área.
“Recordar que cada niño es diferente y puede reaccionar de manera única a esta noticia. Dependiendo de la edad, el niño puede expresar sus sentimientos verbalizándolos o a través del juego es importante observar y detectar los cambios de conducta”, agrega el psicólogo.
Enfrentar la pérdida de un ser querido es uno de los desafíos más grandes que podemos experimentar. Sin embargo, con comunicación abierta, apoyo emocional, organización de los aspectos prácticos y autocuidado, las familias pueden encontrar la fortaleza para dar el último adiós con amor y serenidad. Prepararse juntos para este inevitable momento puede transformar el dolor en una experiencia de unión y profundo significado.