En los países de la región y, en específico Bolivia, ya se apostó por otras formas de economía, algunas funcionaron y otras no, pero es momento de virar y apostar por la economía creativa o naranja, sentencia el exministro de Culturas de Colombia y experto en economía naranja, Felipe Buitrago.
“Ya hemos intentado otras cosas y algunas han funcionado y otras no, pero por esto (economía creativa) jamás hemos apostado y si apostamos nos damos la oportunidad. Es un camino que no podemos seguir desaprovechando”, señala.
La economía creativa o naranja abarca todas las actividades que transforman ideas en bienes y servicios, cuyo valor reside en la propiedad intelectual y la innovación, como el arte, turismo, ocio y entretenimiento, moda, desarrollo tecnológico de software y otras. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que en Latinoamérica la economía creativa representa casi un 4% del PIB regional.
“La creatividad precisamente nos ofrece esa posibilidad de enriquecer todo lo que hacemos. En muchos casos se trata precisamente de la oportunidad de darle más valor a aquello que ya sabemos hacer en otros contextos”, dice la exautoridad colombiana.
Solo el ocio y entretenimiento en Bolivia mueven más de Bs 233 millones por mes, según la más reciente investigación “Creatividad y emprendimiento: nuevas economías en Bolivia”, presentada en el II Foro Internacional de Economía Creativa, organizado por la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) y el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES Bolivia).
“Es una oportunidad para darnos cuenta de todo lo que no hemos aprovechado, pero que no podemos seguir desaprovechando”, advierte Buitrago, quien además fue speaker del foro internacional. El experto comparte autoría con el expresidente de Colombia, Iván Duque, en el texto “La Economía Naranja: Una oportunidad infinita”, donde proponen el término economía naranja.
Ánimo, apoyo y tecnología, bases para el fomento de la economía creativa
Del 21% de la Población Económicamente Activa (PEA), alrededor de 1.428.000 personas forman parte de la economía creativa, según datos del CERES, en base a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El animar y generar cultura de oportunidad, el apoyo mútuo y el aprovechamiento del campo tecnológico son bases para el fomento de las economías creativas.
Buitrago recomienda empezar con el ánimo y la cultura de oportunidad en el mundo de la economía naranja. El experto también compartió un taller con jóvenes universitarios de Cochabamba, donde los animó a potenciar las industrias creativas.
“Lo primero es darles ánimo, ustedes tienen el talento tienen las capacidades y si les faltan herramientas no tienen que esperar que el Gobierno los acompañe, tienen que salir a buscarlas”, apunta.
Para el experto internacional, el futuro se construye con el trabajo de todos. Lamenta que el apoyo gubernamental sea limitado en toda la región, pero llama a “no dejarse apabullar” y apostar, acompañar y apoyar.
La tecnología es uno de los campos más llamativos para generar valor agregado, a partir de la creatividad de los bolivianos, alienta. Los retos con las nuevas herramientas tecnológicas están esperando la respuesta de programadores, creadores y otros.
“Hay un mundo por descubrir en materia de inteligencia artificial, robótica, del internet de las cosas, tecnologías vestibles y que ahí tenemos una oportunidad enorme”, sostiene.
Los avances tecnológicos son una oportunidad para las jóvenes con talento. Buitrago destaca la importancia de la identidad y aprovecharla para poner “ese sabor, ese toque local” en los aportes y creaciones.
Por último, subraya la necesidad de apoyarse de forma mútua, de confiar en el emprendedor de estos cambios y de esa forma hacer sostenible las nuevas vías de desarrollo económico.
“Apoyar cuando nos apoyan, para que precisamente se genere ese círculo virtuoso y consistentemente, con el que construimos un mejor espacio y mejores oportunidades para la transformación del país, a través de la cultura y la creatividad”, finaliza.