Por Manuel Filomeno
Las experiencias y la vida del reconocido periodista Pedro Rivero Jordán se entremezclan con las historias y acontecimientos ocurridos en Bolivia en los últimos 50 años y retratados en un libro de gran formato, presentado este 13 de diciembre, en La Paz.
“Este es un libro escrito sin ninguna otra pretensión que la de reflejar las experiencias vividas a lo largo de ininterrumpido tiempo de 50 años en el oficio y que ojala se pueda convertir, entre otras cosas, en texto de consulta para los nuevos estudiantes que se están formando en la carrera de periodismo”, señala Rivero, quien también es director de la carrera de Periodismo de Unifranz y del diario El Deber.
El texto recoge anécdotas e historias que van desde la niñez del actual director de El Deber, en las ciudades de Santa Cruz y La Paz, su paso por la escuela, sus pasiones y su entrada al mundo del periodismo como canillita, redactor, editor y columnista, hasta las transformaciones que vio en Santa Cruz, que se convirtió de una “aldea que deja la niñez” a una pujante ciudad con un crecimiento acelerado, como señala la periodista Lupe Cajías, en la introducción al libro.
“Cincuenta que cuenta en una urdimbre (tela) que teje los hilos de la historia personal, el recorrido del principal matutino cruceño con la historia de Santa Cruz en los últimos cincuenta años de la historia nacional y regional. La memoria, es una deidad fundamental, porque en ella se reconocen las personas y las colectividades. Sin pasado no hay presente. La memoria organiza el tiempo; en este caso el tiempo narrativo como el hilo conductor que escoge Rivero Jordán para contar los acontecimientos”, escribe Cajías.
La introducción además resalta otros rasgos del periodista, su jovialidad y amabilidad, su olfato, su ímpetu al buscar la noticia y la verdad en donde ésta se presente.
“El periodista, a diferencia del historiador que investiga hechos que conoce por documentos o restos arqueológicos, o el literato que los inventa, es un testigo de su época. Por ello, los amantes de este oficio se sienten privilegiados”, agrega Cajías.
En el prólogo de la obra, al referirse a una famosa cobertura de Rivero, el periodista y docente de Periodismo en Unifranz, César Del Castillo, señala: “¿Existirá alguna inteligencia artificial, alguna aplicación o algún algoritmo con instinto y asombro de reportero? No. Definitivamente, no. Por eso, con esta referencia al trabajo de Pedro Rivero deseo afirmar que el periodismo debe adecuarse a los nuevos tiempos, modernizarse o reinventarse, pero morir, nunca; porque mientras existan casos como el referido, siempre serán necesarios periodistas dispuestos a contar las historias que otros quieren ocultar”.
Valores, la herencia de una generación a otra
Durante la presentación de su libro, Rivero también habló de su faceta de formador de nuevos profesionales como director de la carrera de Periodismo de Unifranz.
“A los estudiantes les sugiero que reconozcan e identifiquen a los verdaderos íconos del periodismo en el país, cada uno ha tenido un desempeño fundamental en la historia Bolivia y ha dejado su huella para que los nuevos profesionales retomen su obra”, expresó.
En estos tiempos de cambios y digitalización, Rivero invita a los nuevos periodistas a innovar y transformar la profesión, pero mantener los ojos en los valores que hacen del periodismo una luz en un mundo de oscuridad y una guía para las sociedades.
“El periodismo tiene muchos valores, y los nuevos profesionales están conminados a rescatarlos, estos valores son la honestidad profesional, la pasión por lo que se hace, la transparencia, el compromiso inquebrantable en la búsqueda de la verdad y el compromiso de servir incondicionalmente a la comunidad. Recuerdo a un entrañable maestro del periodismo que decía que el periodista que no encarnaba estas virtudes podía ser cualquier cosa menos periodista”, reflexiona.
Sobre el futuro de la profesión en el país, Rivero es optimista y dice que el periodismo seguirá siendo relevante, pero reiteró que existen valores que no deben cambiar.
“Los tiempos son muy cambiantes. Soy de una generación analógica, de la generación del papel, de la grabadora, del teletipo. Hoy, todo está resumido en este aparatito que usted tiene entre las manos; todo se puede hacer desde ahí. Pero hay algo que la tecnología moderna ni el tiempo podrán cambiar: los valores intrínsecos que hacen a un buen periodista. Creo que eso se mantendrá inmutable en el tiempo y por eso auguro un futuro esperanzador para el periodismo nacional”.
El director de El Deber agrega que antes, ahora y siempre, el motor del periodismo será la búsqueda apasionada de la verdad y la determinación digna de servir a la comunidad y no a intereses subterráneos ni subalternos.
“Este principio se mantendrá sin cambios. Por eso, el periodismo es lo que es en el país, en el continente y en el planeta: una actividad, una profesión que ayuda a la construcción de las comunidades, sus identidades y sus proyecciones, siendo un pilar fundamental en el desarrollo de la sociedad”, concluyó.