No hay aprendizaje sin motivación, el reto de los docentes para evitar el fracaso estudiantil

No hay aprendizaje sin motivación, el reto de los docentes para evitar el fracaso estudiantil

¿Cómo emocionar y motivar a los estudiantes? Este fue el reto que lanzó el V Congreso de Neurociencia de Santa Cruz a los docentes para alcanzar una educación de excelencia. Los 15 expertos nacionales e internacionales abarcaron diferentes perspectivas para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje y que los educadores comprendan el funcionamiento del cerebro para reforzar sus prácticas en el aula.

“Se debe trabajar mucho en la emoción, la motivación para alcanzar estrategias y técnicas de enseñanza aprendizaje óptimos. El docente debe comprender cómo aprende el cerebro para brindar una enseñanza personalizada. El congreso lanzó ese desafío y por eso es importante que los educadores participen de estos encuentros y tengan la capacidad de innovar en la educación”, explicó James Robles, presidente del Instituto de Neurociencia Unifranz y miembro del comité organizador del congreso.

James Robles, director de la carrera de Psicología de Unifranz Santa Cruz

El congreso “Innovación en Neurociencias Aplicada a la Educación” se desarrolló en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sede Santa Cruz con la participación de 15 expertos de siete países de América Latina, Europa y Norteamérica. En dos jornadas abarcaron temas como: la Neurociencia Cognitiva y Aprendizaje; Emoción, Motivación y Aprendizaje; Neuroética en la Educación; Neurociencia y Evaluación Educativa; Neurodidáctica en el aula; y Neurociencia e Innovación.

Robles explica que la motivación se refiere a las fuerzas internas o externas que impulsan a una persona a llevar a cabo una acción, es como el motor que impulsa a obrar, lograr un objetivo o satisfacer una necesidad. “Es un concepto ampliamente estudiado en psicología y tiene diversas teorías que intentan explicar su naturaleza. Las más influyentes es la de Autodeterminación, desarrollada por Deci y Ryan (1985), que se centra en la importancia de la motivación intrínseca (que surge de un interés personal o satisfacción) y extrínseca (que proviene de recompensas externas o presiones sociales)”.

La motivación desempeña un papel “fundamental” en el proceso de aprendizaje porque activa neurotransmisores en el estudiante. Estos le harán buscar, de forma activa, conocimiento y persistencia a la hora de enfrentarse a los desafíos académicos para tener un mejor rendimiento. “La teoría de la motivación en el aprendizaje destaca la importancia de la
motivación intrínseca, que promueve el aprendizaje por interés y satisfacción personal, en contraposición a la motivación extrínseca, que puede ser menos efectiva a largo plazo”.

La estimulación

En el congreso también analizó los desafíos de una estimulación temprana en el aprendizaje y su desarrollo por el resto de la vida. “El cerebro aprende y las neuronas no se acaban, sino más bien, están ahí para ser estimuladas y no importa la edad que tengan las personas”, explica Robles.

Para evitar problemas en el aprendizaje los expertos recomendaron, por ejemplo, establecer un margen de edad para un uso de celulares inteligentes y tablets. No es recomendable que los niños tengan acceso a estos aparatos porque su cerebro tiene que madurar y estimularse de forma física, no a través de estos dispositivos. De lo contrario, reducirán su capacidad de aprendizaje, incrementan la dopamina y perderán el interés de jugar, explorar y aprender. Se les reduce la capacidad de interacción social, del habla y, en el largo plazo, se convierte en un
problema.

La ética y la tecnología

La ética en el uso de las herramientas tecnológicas educativas fue uno de los principales temas que abordó el congreso. Por ejemplo, los docentes deben incentivar a que los estudiantes usen la inteligencia artificial para enriquecer sus trabajos de investigación y que no sea simplemente una copia de lo que generen estas plataformas.

“Las herramientas tecnológicas deben ser aplicadas en la educación como aliadas para reforzar el proceso de aprendizaje, no para reemplazar las técnicas pedagógicas ni mucho menos para debilitar las capacidades de los estudiantes. Además, como educadores debemos inculcar valores como la sinceridad y creatividad en nuestros alumnos, para motivarlos a generar aportes académicos”, apunta Robles.

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