La vacunación es un pilar fundamental en la protección y promoción de la salud, particularmente de los niños. Desde temprana edad, las vacunas juegan un papel crucial en la prevención de enfermedades infecciosas que podrían causar complicaciones graves e incluso poner en riesgo la vida de las personas.
“Las vacunas son una herramienta esencial para proteger la salud individual y colectiva, previniendo enfermedades graves, reduciendo su propagación y contribuyendo al bienestar general de la sociedad”, asegura Marco Balboa, director de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Con la inoculación, el sistema inmunitario produce anticuerpos, como ocurre cuando nos exponemos a una enfermedad, con la diferencia de que las vacunas contienen solamente microbios (como virus o bacterias) muertos o debilitados y no causan complicaciones. La mayoría de las vacunas se inyectan, pero otras se ingieren o se nebulizan en la nariz.
La inmunización, según la OMS, previene cada año entre 3,5 y 5 millones de defunciones como efecto de más de 20 enfermedades que pueden ser mortales y contribuye a la inmunidad colectiva. Al vacunar a los niños, el sistema de salud también protege a los infantes que, por razones médicas, no pueden recibir vacunas.
Esquema nacional de vacunación
En Bolivia, el sistema de salud reconoce al Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) a cargo del Ministerio de Salud (a nivel nacional) y de las Secretarías Departamentales de Salud (SEDES).
Balboa sostiene que el esquema nacional de vacunación contempla 10 vacunas y está diseñado para que en un determinado período de tiempo se pueda inmunizar a una persona frente a las enfermedades que más le podrían afectar.
“El esquema es una herramienta que ayuda a conocer en qué momento de la vida se recomienda recibir cada vacuna. Tenemos, por ejemplo, que un recién nacido debe recibir la primera vacuna que es la BCG que nos evita casos extremos de tuberculosis”, indica el académico.
Pentavalente, BCG, antipolio, anti neumocócica, anti rotavirus, anti influenza estacional pediátrica, SRP, anti amarilla, dT adulto, anti influenza estacional adulto son las vacunas contempladas por el PAI para prevenir enfermedades como la poliomielitis, el sarampión, la rubéola, la tos ferina, la varicela, la meningitis, las neumonías, las diarreas severas, el tétanos o la fiebre amarilla, entre otras.
Estas enfermedades aún representan una amenaza real para la población si no se toman las medidas preventivas adecuadas. Claro ejemplo es que, en los últimos dos años, en la región se han presentado brotes de casos de sarampión o tos ferina, cuando se aseguraba que las mismas habían sido erradicadas a nivel mundial.
Para Balboa, estos brotes podrían atribuirse a que durante la pandemia no se completaron los esquemas de vacunación. “Por eso estamos considerando estas enfermedades como reemergentes, porque están volviendo a salir en algunos picos debido a que no hubo inmunización. Son inmunoprevenibles, porque una vacunación va a evitar que se produzcan estas enfermedades”.
Las vacunas son seguras y efectivas
Balboa destaca que las vacunas son seguras y efectivas. A lo largo de décadas de investigación y aplicación, las vacunas han demostrado ser una herramienta invaluable en la protección de la salud pública. Los riesgos asociados con las mismas son bajos en comparación con los riesgos de contraer las enfermedades que se previenen.
Además, la vacunación no solo protege a los niños en su infancia, sino que también establece una base sólida para su salud a lo largo de la vida. Al prevenir enfermedades graves en la infancia, las vacunas contribuyen a un desarrollo saludable y pueden evitar complicaciones médicas a largo plazo.
En esta tarea, los padres juegan un rol importante porque son ellos los que deben acudir a la consulta periódica con su niño, desde que nace. “En cada consulta, además, el pediatra realiza controles periódicos de peso y talla para garantizar un normal desarrollo del infante”, explica Balboa.
La vacunación, que es gratuita en el esquema del PAI, es una inversión en la salud y el bienestar de los niños. Al garantizar que estén completamente vacunados, estamos protegiendo su salud y ayudando a crear un entorno más seguro para todos.
Por qué se debe cumplir el esquema de vacunación
Balboa menciona varios motivos por los cuales los padres deben garantizar el cumplimiento del esquema nacional de vacunación en cada una de las etapas de los infantes y niños.
– Protección contra enfermedades prevenibles: al cumplir con el esquema de vacunación, los niños adquieren inmunidad contra enfermedades infecciosas, reduciendo significativamente el riesgo de contraerlas.
– Inmunidad colectiva: al mantener altas tasas de vacunación dentro de la población infantil, se reduce la propagación de enfermedades infecciosas, lo que beneficia especialmente a aquellos que no pueden recibir vacunas debido a razones médicas (por ejemplo, bebés muy pequeños o personas con sistemas inmunológicos comprometidos).
– Prevención de brotes: cuando los niños cumplen con el esquema de vacunación, se crea una barrera de protección que dificulta que las enfermedades infecciosas se propaguen.
– Reducción de la carga económica y social: la prevención de estas enfermedades a través de la vacunación no solo ayuda a reducir los costos asociados con el tratamiento médico, sino que también minimiza la pérdida de días de trabajo y escolaridad, así como el sufrimiento humano causado por las mismas.
El cumplimiento del esquema de vacunación es esencial para proteger la salud de los niños, prevenir enfermedades graves y mantener la salud pública. Es una medida fundamental para garantizar un futuro más saludable y seguro para las generaciones futuras.
“La información es vital para la prevención. Las campañas de vacunación deben realizarse comprendiendo la idiosincrasia de las personas y según la región y el contexto cultural en el que viven. Lo que queremos es ayudarlos y que ellos nos ayuden a controlar estas enfermedades”, concluye el académico.