En el marco del Día Internacional de la Educación, que se celebra este 24 de enero, el mundo ha tenido ‘avances parciales’ en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS) que implica “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”, contemplado en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.
Fernando Aramayo, coordinador de Programas y Gestión Institucional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD Bolivia) sostiene que, en estos últimos cuatro años, la pandemia ha tenido, sin lugar a dudas, un impacto en la calidad de la educación en el país.
“La educación a distancia ha requerido de una adaptación rápida por parte de los docentes y estudiantes, lo que ha generado desafíos en la planificación y ejecución de actividades de aprendizaje. También ha resaltado aún más las diferencias en términos de acceso a la educación entre los estudiantes de diferentes niveles socioeconómicos, regiones y zonas urbanas o rurales y ha desafiado a los profesores a ejercitar conocimientos en temas como el manejo de tecnologías digitales”, indica.
Ese impacto es visible y positivo al menos en el nivel primario del sistema educativo nacional, donde los logros se incrementaron, destaca Aramayo.
De acuerdo a datos oficiales del Ministerio de Educación y del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022, la tasa de estudiantes (hombres y mujeres) que pasaron clases durante toda la gestión escolar fue de 98%. En contraste, la tasa de abandono a nivel nacional se redujo al 2% durante la misma gestión escolar
Desafíos de la educación rumbo al 2030
Aramayo identifica cinco desafíos principales en el ámbito educativo, relacionados con los siguientes aspectos:
- Acceso adecuado a Internet y dispositivos electrónicos que se han convertido en parte esencial del proceso de aprendizaje. Durante la pandemia, el sistema educativo nacional sólo logró una transición parcial desde la oferta presencial a la virtual.
- En el nivel primario, se observan altas tasas de estudiantes efectivos. Sin embargo, en términos absolutos faltaría incorporar al sistema educativo a aproximadamente 28.000 jóvenes y adolescentes (entre 6 y 11 años de edad).
- Es una prioridad asegurar que los adolescentes que se inscriban en el nivel secundario, no abandonen sus estudios y terminen todos los ciclos. “Los logros alcanzados tendrán resultados a futuro al momento de insertarse al mercado laboral”, asegura el experto.
- Es preciso cerrar las brechas identificadas y focalizar acciones a nivel territorial, por género y por condición étnica, entre los principales factores para reducir niveles de vulnerabilidad.
- El bono demográfico (periodo en el que la población en edad de trabajar es mayor a la de los niños/as y adultos mayores que no trabajan) será un beneficio para el país en tanto se refuercen las capacidades de los jóvenes a partir de la inversión en capital humano en educación y en empleo.
¿Cómo debe ser la educación?
Para Aramayo, la educación debe considerar la cobertura total de tecnología a nivel nacional, urbano – rural. que permita fortalecer las habilidades tecnológicas entre estudiantes y docentes; lograr acceso a materiales de aprendizaje virtual, especialmente para los estudiantes que tienen trabajos o responsabilidades familiares e innovar en la enseñanza, con la implementación de nuevas metodologías, incluyendo el uso de juegos (gamificación) y simuladores.
“Estas innovaciones pueden resultar en un aprendizaje más efectivo para los estudiantes”, sostiene el experto.
Educación para la paz
La Unesco dedica el Día Internacional de la Educación 2024 al papel que desempeñan la educación y los docentes en la lucha contra el discurso de odio, un fenómeno que se ha multiplicado en los últimos años con el uso de las redes sociales.
Su rol transformador en la configuración de un futuro pacífico para la humanidad fue reconocido por los Estados Miembros de la Unesco que, en 2023, aprobaron una nueva Recomendación sobre la educación para la paz, los derechos humanos y el desarrollo sostenible.
La Recomendación reconoce que la educación, en todas sus formas y dimensiones, configura la manera en que vemos el mundo y tratamos a los demás, y puede ser una vía para construir una paz duradera.
El aprendizaje para la paz debe ser transformador y ayudar a empoderar a los estudiantes con los conocimientos, valores, actitudes, habilidades y comportamientos necesarios para convertirse en agentes de paz en sus comunidades.
En la misma línea, Sara Yoshino, responsable de la jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que la transformación en la educación no culmina nunca ya que la educación debe responder a las necesidades y requerimientos del entorno social, cultural, político y económico.
“Los mismos están en permanente cambio para transformar la formación, forma de pensar y de ver el mundo a las personas que conforman la sociedad: La transformación en educación nos lleva a una educación transformadora de personas”, sostiene la académica.
En tanto, el vicerrector de Unifranz, Rolando López, señala que transformar la educación es producir un cambio intencionado y fundamental en los comportamientos, la comprensión y los marcos mentales del estudiante.
“Es lograr impactar no solo en la manera de hacer las cosas (lo operativo), sino en la de pensar las cosas (lo epistemológico) y fundamentalmente en la de entender la realidad (lo ontológico), expresa.
Clave para el desarrollo humano
La educación es fundamental para el desarrollo humano porque permite a las personas adquirir conocimientos, habilidades y valores, que mejoran su calidad de vida, desarrollan su potencial y contribuyen al progreso de la sociedad en la que viven. Aunque en el tiempo actual se va convirtiendo en un aspecto central para desarrollar estrategias resilientes frente a un contexto cada vez más desigual y amenazante.
En ese contexto, Aramayo resalta que la educación proporciona a las personas las herramientas necesarias para comprender el mundo que les rodea y participar de manera activa y crítica en la toma de decisiones. “La educación fomenta el pensamiento crítico, la creatividad y el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, lo que permite a las personas adaptarse a los cambios y resolver problemas de manera eficaz”.
La educación, también, tiene un impacto directo en la salud y el bienestar de las personas. Las personas con mayores niveles de educación tienen mayor esperanza de vida, presentan tasas más bajas de enfermedades crónicas y son más propensas a adoptar estilos de vida saludables.
Finalmente, es un factor clave para el desarrollo económico y social de los países. Un sistema educativo sólido y accesible permite a las personas acceder a mejores oportunidades laborales y contribuir al crecimiento económico.
Un tema muy importante es que la educación fomenta la innovación, la investigación y el desarrollo tecnológico. Sin embargo, en Bolivia, como en muchos otros lugares del mundo, existen evidentes brechas de acceso y permanencia en la educación formal.
Educación más allá de la coyuntura
La educación va más allá de las coyunturas, reflexiona el experto del organismo internacional, a tiempo de plantear algunas preguntas sustantivas:
¿El modelo actual brinda certezas de que los jóvenes, con la educación que reciben en el país, pueden insertarse en los mercados internacionales, compitiendo en igualdad de oportunidades con otros? ¿El contexto actual, marcado por la ciencia de datos y la inteligencia artificial, es algo que estamos incorporando en nuestros currículos?
¿Estamos invirtiendo en investigación y desarrollo para tener un lugar en las innovaciones científicas? ¿Estamos conscientes de la importancia del alfabetismo digital o el cierre de brechas digitales y su relación con la cohesión social?
¿Cómo, desde el actual modelo educativo, estamos seguros de generar las capacidades y conocimientos necesarios para enfrentar un futuro cada vez más incierto, desafiante, pero también lleno de oportunidades?
“Sólo así daremos oportunidades a nuestra juventud, en un país que tiene en su bono demográfico una obligación con su presente, de niños y niñas, hombres y mujeres que tendrán en sus manos el destino de una Bolivia camino a su bicentenario”, concluye el coordinador de Programas y Gestión Institucional del PNUD Bolivia.