En el contexto actual de la economía boliviana, la confianza en el sistema financiero se constituye en un tema central y de permanente discusión, no sólo en ámbitos económicos y académicos, sino también en el seno de cada una de las familias.
La confianza se sustenta en la percepción que tienen los individuos, empresas e instituciones respecto a la solidez, estabilidad y fiabilidad del sistema financiero en su conjunto. Un valor como la confianza es crucial para el buen funcionamiento de los mercados financieros y la economía en general, ya que influye en el comportamiento de los agentes económicos, como los inversores, los ahorristas y los consumidores.
Cuando existe confianza en el sistema financiero, las personas están dispuestas a depositar su dinero en bancos y fondos de inversión, y a invertir en instrumentos financieros, como acciones y bonos. También están más abiertas a solicitar créditos y préstamos para financiar proyectos empresariales o personales.
El economista y docente de la carrera de Ingeniería Económica de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Osvaldo Nina, señala que, para hablar de confianza en el sistema financiero, necesariamente se debe referir a regulación financiera, precepto que se sustenta sobre cuatro pilares fundamentales: eficiencia, estabilidad, protección al consumidor y transparencia e integridad.
La eficiencia tiene que ver con el mismo sistema financiero y la capacidad de respuesta a los usuarios. Por ejemplo, una medición de eficiencia valora el tiempo para la obtención de un créditos y la posibilidad de ofrecerlo a menor tasa de interés.
La estabilidad, según Nina, se refiere a la condición en la que un sistema financiero opera de forma eficiente y sin problemas, con una capacidad adecuada para absorber y mitigar los riesgos que puedan surgir. En este sentido, refiere el caso del Banco Central que, en su informe de salud financiera, muestra que aplicó medidas monetarias para buscar liquidez dentro del sistema.
El tercero es la protección al consumidor. La crisis del Banco Fassil puso de relieve la importancia de las regulaciones en la protección de los intereses de los consumidores. Y, por último, está la transparencia e integridad, es decir, el acceso a la información.
La falta de información estadística regular, en especial en un sistema financiero que opera cada día, generó incertidumbre y debilitó la confianza del público.
“Ahí hay una debilidad dentro del sistema, especialmente regulatorio por parte de la autoridad monetaria. Hace más de un año que no se tiene información estadística semanal. Todas las decisiones actuales tienen que ser con base en información. Si uno no tiene información, todas las decisiones que se van a tomar no van a ser óptimas ni eficientes”, afirma Nina.
La regulación financiera es un conjunto de normativas y medidas establecidas por autoridades gubernamentales y organismos reguladores con el fin de supervisar y controlar las actividades financieras en un país o región específica. Estas medidas garantizan la estabilidad y solidez del sistema financiero, así como proteger los intereses de los inversores y usuarios de servicios financieros.
La situación en Bolivia
Para el economista, en la actualidad, el país se encuentra en una encrucijada, en busca de estabilidad. El informe de Estabilidad Financiera del Banco Central indica progresos, pero la falta de acceso a información detallada, en particular sobre la frecuencia semanal o diaria, limita la capacidad de análisis y toma de decisiones informadas por parte de inversores y ahorristas.
“Bolivia está, como quien dice, en el filo de la navaja”, dice Nina, antes de aclarar que “no estamos ni bien ni mal” aunque el país está enfocado en la búsqueda de estabilidad económica.
“El informe de Estabilidad Financiera que sacó el Banco Central está mostrando que estamos trabajando. Pero si tú no tienes acceso a la información, no puedes hacer análisis sobre la situación”, agrega.
Por ejemplo, según el académico, en el caso del Banco Fassil se mostró que la intervención que hizo la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) tendría que haberse ejecutado un año antes y eso genera desconfianza por parte del público, al extremo que todas las instituciones financieras, en especial los bancos, tuvieron una disminución en sus depósitos.
Por otro lado, el experto destaca que, en el ámbito económico, lo mejor que el Gobierno hizo en los 15 años anteriores es la “bolivianización”, ya que el 95% de los créditos bancarios son en moneda nacional y ya no se necesitan dólares para pagar las deudas.
“Imagínense esta situación en 1985. La avenida Camacho, en La Paz, por ejemplo, era el Wall Street de Bolivia. Había compra y venta de dólares y la gente se pregunta por qué no está ocurriendo lo mismo actualmente, cuando ya no hay dólares en el Banco Central de Bolivia”, reflexiona.
¿Dónde invertir?
A pesar de los esfuerzos del Banco Central por inyectar liquidez en el sistema a través de políticas como el encaje legal, los niveles de depósitos aún no alcanzaron los niveles de pre intervención del Banco Fassil. La incertidumbre sobre la estabilidad del sistema, exacerbada por la escasez del dólar y la desconfianza generalizada, llevó a los depositantes a buscar alternativas de inversión más seguras, como los bienes raíces.
Nina considera que los bienes raíces, en especial los terrenos, son los activos que pueden proteger mejor los recursos ante riesgos cambiarios.
“Reitero que la única inversión que puedes hacer en este momento de crisis y de riesgo cambiario es en bienes raíces, especialmente en terrenos, porque eso se valoriza”, asegura el académico.
La confianza en el sistema financiero boliviano enfrenta desafíos importantes, pero la transparencia, la estabilidad y la protección al consumidor son fundamentales para restaurar la confianza del público y garantizar un sistema financiero sólido y resiliente.