Jóvenes alteñas transforman residuos de huevo en crema cicatrizante

Por Ricardo Espinoza

Hialuronic Cream
Jóvenes alteñas convierten residuos de huevo en una crema cicatrizante natural

En muchas cocinas de Bolivia, las cáscaras de huevo terminan en la basura sin más propósito que el de ser desechadas. Pero para un grupo de estudiantes de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz El Alto, esas mismas cáscaras se convirtieron en la clave para desarrollar un producto con potencial farmacéutico y cosmético: una crema cicatrizante natural, innovadora y sostenible.

Hialuronic Cream es el resultado del ingenio y la perseverancia Guadalupe Tarqui, Cinthia Laura, Celia Ururi, Mariana Mamani y Erika Chura, estudiantes de último semestre de su carrera, quienes decidieron investigar el potencial del ácido hialurónico presente en la membrana interna del huevo. Inspiradas por los consejos de las abuelas —quienes aplicaban esta delgada membrana sobre heridas para favorecer su curación— y motivadas por el desafío de reutilizar un residuo orgánico, se lanzaron a crear un producto con beneficios dermatológicos tangibles.

“La membrana de la cáscara del huevo tiene un alto contenido de ácido hialurónico, un compuesto que ayuda a hidratar, cicatrizar y regenerar la piel”, explica Mariana. “Decidimos aprovecharlo en lugar de desecharlo, y así aportar también a la sostenibilidad”.

El proceso no fue sencillo. Erika detalla que el desarrollo de Hialuronic Cream atravesó múltiples etapas: recolección de materia prima en pastelerías locales, separación física de membranas, limpieza, secado, pulverización, controles microbiológicos, extracción del principio activo, formulación y pruebas.

“Uno de los mayores retos fue mantener condiciones óptimas de higiene, ya que, al ser un producto para el cuidado de la piel, la calidad microbiológica era clave”, comenta Erika. “También tuvimos que investigar en inglés, porque mucha bibliografía sobre este tema no está disponible en español. Fue un gran ejercicio de aprendizaje y superación”.

Proyectos con impacto y sostenibilidad

Además del valor regenerativo y antienvejecimiento del ácido hialurónico, Hialuronic Cream se destaca por su enfoque en la economía circular: convierte residuos en un producto útil para la salud y la estética, y a futuro podría representar una alternativa accesible en el mercado farmacéutico nacional.

Las estudiantes coinciden en que este proyecto les abrió los ojos a la importancia de investigar con propósito, de crear soluciones útiles desde lo local y de impulsar la innovación desde las aulas.

“Soñamos con que productos como este puedan ser industrializados en Bolivia, para no depender tanto de importaciones costosas. Tenemos el conocimiento, tenemos los recursos y tenemos la motivación”, afirman con convicción Erika Chura.

Formación que transforma

La carrera de Bioquímica y Farmacia en Unifranz combina lo mejor de dos mundos: el conocimiento profundo de los procesos biológicos y el enfoque técnico del desarrollo farmacéutico. Esta formación integral permite a los estudiantes abordar desafíos reales de salud desde múltiples frentes. A través de los proyectos integradores, el modelo educativo centrado en el “aprender haciendo” les permite desarrollar soluciones prácticas, innovadoras y sostenibles para los problemas que afectan a la sociedad.

Mientras la tendencia global apunta hacia el cuidado de la piel y la sostenibilidad, estas cinco jóvenes demuestran que la ciencia boliviana tiene mucho que decir —y ofrecer—. Y que a veces, los grandes avances comienzan con mirar distinto aquello que otros desechan.

Si bien el producto aún se encuentra en etapa piloto, ya ha generado interés en espacios académicos y ferias de innovación. El siguiente paso será validar su efectividad mediante pruebas con voluntarios, ajustar su presentación comercial y explorar alianzas estratégicas para su posible distribución.

Estudiar con vocación y propósito

Cada vocación tiene su origen. A veces nace del dolor, otras de la curiosidad, del deseo de ayudar o del impulso por cambiar el mundo. Detrás de cada bata, hay una historia que Cinthia descubrió su vocación cuando acompañaba a su madre en tratamientos médicos: quería entender cómo funcionan los medicamentos y contribuir desde el conocimiento.

Guadalupe eligió su carrera impulsada por el deseo de ayudar sin límites, y encontró en ella un camino para aportar al bienestar de las personas.

inspira.

Celia buscó ampliar su comprensión sobre la salud y se enamoró de una carrera que une ciencia, investigación y servicio social.

Mariana dio un giro a su vida tras la pandemia. La enfermedad de sus padres la motivó a estudiar para encontrar soluciones y ser parte activa del cambio.

Erika, apasionada por la música y la ciencia, encontró en Bioquímica y Farmacia una forma de innovar y mejorar vidas desde la investigación.

Así, ciencia, vocación y propósito se combinan para dar vida a proyectos con impacto real en la salud y el desarrollo del país.

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Ricardo Espinoza

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