La influencia de Franz Tamayo trasciende generaciones y perdura en la pedagogía nacional del siglo XXI

La influencia de Franz Tamayo trasciende generaciones y perdura en la pedagogía nacional del siglo XXI

(Fotografía: Urgente.bo)

El 28 de febrero marca en el calendario el natalicio de Franz Tamayo Solares, figura icónica de la literatura y la pedagogía bolivianas del siglo XX. En su honor, en esta fecha se celebra en La Paz el «Día de la Literatura y Letras Paceñas», por su aporte al desarrollo del intelecto nacional.

Tamayo trasciende como una voz influyente en la esfera educativa, en la que destaca su obra “Creación de la Pedagogía Nacional”, publicada hace más de un siglo y vigente hasta nuestros días. Este compendio de ensayos refleja su visión vanguardista, al proponer una pedagogía arraigada en la identidad nacional boliviana, más allá de la mera importación de métodos y profesores extranjeros.

Su compromiso con la excelencia intelectual inspiró la creación de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, institución académica que lleva el nombre de “uno de los más ilustres intelectuales de Bolivia porque su vida, su obra literaria y su propuesta pedagógica representan el ideal de educación que busca nuestra universidad: crear una pedagogía educativa a partir de nuestras potencialidades como nación, sin que esto signifique descuidar lo universal”, señala parte de la presentación del libro publicado por la universidad para rendir homenaje al letrado.

Además de su legado educativo, Tamayo brilló en múltiples facetas, desde la política hasta el periodismo. Durante su trayectoria política ocupó cargos relevantes como ministro de Relaciones Exteriores y fue Presidente electo en 1935, aunque su mandato quedó truncado por un golpe militar. Su faceta poética, representada en obras como “Odas” y “Epigramas griegos”, lo consagra como el máximo exponente del modernismo en Bolivia.

Tamayo también incursionó en el teatro con las obras “La Prometeida” y “Scopas”, así como en ensayos filosóficos como “Crítica del duelo” y “Horacio y el arte lírico”. Su dominio de ocho idiomas, incluidos el latín y el griego, pone de manifiesto su sabiduría y versatilidad.

“La obra de Tamayo no sólo es fuente para la reflexión o análisis por parte de expertos pedagogos o educadores actuales, sino que también sirve de inspiración para la gestación de ideas propias”, afirma Edwin Sánchez, estudioso de la vida y aporte de Tamayo. Además, enfatiza que, desde la academia, se observa a este personaje como un hombre multifacético que no tenía fronteras para alcanzar sus logros, al tener en cuenta que aportó a nuestro país desde diferentes contextos.

Sánchez asegura que las obras literarias y, principalmente “Creación de la Pedagogía Nacional”, son esenciales para la enseñanza de los futuros profesionales, para la formación de nuevos desafíos y oportunidades.
“Tamayo invita a pensar en lo nacional, a ser creativos, a descubrir la realidad y fisonomía bolivianas, pese al paso del tiempo. Romper con la auto denigración de lo nacional y la pedagogía colonial, encontrándonos así con nosotros mismos y construyendo una matriz de pensamiento propia”, puntualiza.
Para el jefe de Enseñanza y Aprendizaje de Unifranz El Alto, Ariel Quispe, el aporte de Franz Tamayo a la educación boliviana se sustenta en la creación de una pedagogía nacional, la cual debe reflejar la identidad, necesidades y requerimientos del país. También destaca la importancia de la formación de una sociedad inteligente y sabia, “esto se puede lograr siempre y cuando todas las disciplinas estén orientadas al desarrollo del país”.

Vigencia del aporte literario y educativo de Franz Tamayo

En la actualidad, el pensamiento y obra de Tamayo son pertinentes para la educación y sociedad boliviana, apunta Quispe, debido a que “abogan por una pedagogía que refleje las características de Bolivia, es decir, que esté hecha por bolivianos para bolivianos y que refleje la identidad nacional y nuestra cultura, el realce de las costumbres nacionales; es posible que se requieran buenos docentes, sin embargo, es igual de importante mejorar las costumbres, como cita en su libro ‘Creación de la Pedagogía Nacional’: ‘La ciencia se adquiere, la voluntad se cultiva”, agrega.

Además, destaca el carácter crítico a los modelos extranjeros que intentan implementarse en el país, pues, si bien estos tuvieron éxito en sus regiones de origen, la realidad y las necesidades son diferentes en un país como el nuestro. Por último, los valores ético morales son pertinentes, pues la formación integral por la que aboga Tamayo tiene como finalidad formar ciudadanos críticos y responsables para con su entorno.

Desafíos de la educación actual

Inspirado en “Creación de la Pedagogía Boliviana”, Sánchez afirma que en el tema educativo no sólo se trata de “mejorar la educación dotando de más infraestructura, equipamiento o maestros con más títulos, pues se corre el riesgo de que, como decía Tamayo: ‘Para los que no pueden penetrar en la médula de la vida, lo único que cuenta son las exterioridades y atribuyen una virtud definitiva a los medios externos y creen en la eficacia absoluta de edificar escuelas, instalar laboratorios y construir palestras, porque la educación es una fuente de sabiduría” dijo.
Por su parte, para Quispe, los resultados de la mayoría de los sistemas educativos están sesgados hacia el conocimiento disciplinario, en ese sentido, “el legado de Franz Tamayo se enfrenta a esta situación; el desafío es entonces superar este aspecto e integrarlo con el desarrollo de habilidades, pero también con una formación integral, ética y con valores, contextualizando su obra y pensamiento con los recursos y tecnologías que tenemos a nuestra disposición en el siglo XXI”.

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