Familia y apoyo psicológico, vitales para lidiar con la ansiedad del enfermo

Familia y apoyo psicológico, vitales para lidiar con la ansiedad del enfermo

La medicina moderna entiende la atención al paciente como parte de un proceso integral que vincula tanto la salud física como la mental. Ambas convergen de forma simultánea.

La psicología médica surge como un puente entre el cuerpo y la mente. Abarca su estado emocional, la percepción de sí mismo y cómo es percibido por los demás en el marco de su dolencia.

Esta disciplina, en constante crecimiento y evolución, despliega su labor en el entendimiento y tratamiento integral de los pacientes, reconociendo la profunda interconexión entre los aspectos biológicos, psicológicos y sociales de la salud, conceptualizando al paciente como un ser biopsicosocial.

La psicología médica se enfoca en la comprensión y abordaje de las dimensiones psicológicas que influyen en la salud física y en el proceso de enfermedad. Sus profesionales trabajan en estrecha colaboración con el equipo médico, aportando perspectivas y herramientas que permiten una atención más completa y efectiva de los pacientes.

Para Carmen Aguilera, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, “la psicología médica es el enlace que se tiene entre la medicina y la psicología donde el paciente, más allá de una patología o enfermedad, es un ser biopsicosocial”.

La interrelación entre la salud mental y la física es innegable. En este contexto, la psicología médica se presenta como una herramienta que enseña al personal médico a abordar al paciente en su totalidad, no solo desde una perspectiva biológica, sino como un ser humano completo, con necesidades emocionales y sociales que deben ser atendidas.

Rol de la familia

La familia desempeña un papel primordial en este proceso. Actúa como un pilar de apoyo y acompañamiento para el paciente. 

“Cuando una persona se enferma, más allá de la enfermedad en sí misma, el paciente necesita comprensión y respaldo en el proceso biológico y psicológico que atraviesa. Por ejemplo, en ocasiones, cuando la enfermedad es grave, la familia puede experimentar sentimientos de negación, lo que dificulta el proceso de aceptación y tratamiento”, reflexiona la académica.

De ahí la importancia de que cualquier tratamiento psicológico en este campo no solamente se dirija al paciente, sino también a su entorno familiar, reconociendo el impacto emocional que la enfermedad puede tener en todos los involucrados. 

Es fundamental, según Aguilera, abordar la culpa que el paciente puede experimentar al ver a su familia sufrir, así como ayudar a la familia a comprender y enfrentar de manera objetiva el proceso por el cual atraviesa el paciente.

“El tratamiento psicológico va a ambos, porque estando yo enferma, además de todo lo que ya está pasando dentro mío, siento culpa porque mi familia está siendo afectada por lo que me está pasando. Por eso tiene que haber un rol de acompañamiento donde se entienda, se comprenda y se haga frente, de una forma objetiva, el proceso por el cual, el paciente está pasando”, puntualiza.

Este proceso por el que atraviesan la familia y el mismo paciente es, también, conocido como «etapas del duelo», ya que la enfermedad representa una pérdida significativa de salud. Es crucial intervenir de manera temprana, tanto a nivel médico como psicológico, para evitar prolongar innecesariamente el sufrimiento del paciente y su familia.

“Sin embargo, hacerle entender eso a la familia es complejo porque la pena por el sufrimiento por el que pasa alguien a quien amamos no nos enseñan, lo aprendemos en cancha, lastimosamente”, señala.

Acudir al psicólogo

La psicología médica desempeña un papel crucial en el manejo de enfermedades crónicas y condiciones médicas complejas. Desde el diagnóstico hasta la rehabilitación, los psicólogos médicos intervienen para ayudar a los pacientes a adaptarse a su situación, manejar los síntomas y mejorar su calidad de vida.

En este contexto, Aguilera recomienda, pese a la situación delicada por la que atraviesa el enfermo y su entorno familiar, hacer un paréntesis para buscar apoyo profesional. 

“Hay algunas personas que sabemos afrontarlo de una forma mucho más objetiva porque hemos aprendido de la experiencia, pero existen también, las personas que necesitan de ayuda para hacer frente por el propio proceso que están pasando”, afirma. 

Según la académica, el psicólogo está capacitado para activar estrategias de afrontamiento de la situación. “No vamos a hacer desaparecer la enfermedad, lo que hacemos es cambiar la percepción que se tiene sobre uno mismo y sobre la patología en bien de la calidad de vida del paciente”.

Lidiar con el enfermo va más allá del tratamiento médico; requiere un enfoque holístico que reconozca la interconexión entre el cuerpo, la mente y el entorno social del paciente.

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