Las redes sociales han abierto un panorama inmenso de oportunidades para la comunicación. Hoy en día, es algo cotidiano recurrir a las redes sociales para enviar mensajes o publicar un post que alcance una distribución mayor. Algunos de estos mensajes, sobre todo los memes o videos, alcanzan la anhelada categoría de «virales». Esta facilidad de transmisión de información también conlleva una parte preocupante. Las noticias tienen más fuentes y son más accesibles, pero carecen de tratamiento informativo y una correcta verificación de fuentes.
Para completar el contexto es necesario hacer referencia a la “infodemia”, entendida como una cantidad excesiva de información, que en algunos casos es correcta, en otros no. La Organización Mundial de la Salud (OMS), al inicio de la crisis sanitaria se refirió a ella como una pandemia paralela a la del coronavirus por la dificultad que se presentó al momento de encontrar fuentes confiables y orientación fidedigna cuando realmente la necesitaron.
En ese panorama tomaron fuerza las fake news, noticias falsas o engañosas que si bien existieron siempre, a partir de la pandemia, sumada al internet proliferan más a lo largo y ancho del planeta.
“Este tipo de contenidos afecta y apela a los sentimientos y emociones de las personas, eso hace que reaccionen, compartan y que crean”, asegura César del Castillo, periodista, docente y coordinador de la Carrera de Periodismo de Unifranz.
Un estudio realizado por el Massachussets Institute of Technology, devela que una noticia falsa viaja siete veces más rápido en redes sociales, esto debido al sesgo cognitivo. “Yo le doy calidad de verdad a algo en lo que yo quiero creer”, dice Del Castillo refiriéndose a cómo las Fake News van dirigidas a públicos para reafirmar sus teorías.
El texto “Una breve guía de la historia de las ‘noticias falsas’ y la desinformación” de Julie Posetti y Alice Matthews, señala que uno de los primeros bulos registrados en la historia fue la campaña de desprestigio liderada por Octavio contra Marco Antonio, durante la Cuarta Guerra Civil de Roma. Casi dos mil años después las noticias falsas evolucionan a fake news y tienen a las redes sociales como escenario principal.
Las fake news pueden ser accidentales, pero también llevadas por intereses propagandísticos. Una mala intención busca desinformar al receptor y llevarlo a tomar decisiones drásticas o crear un relato de algo que no es, a partir de tergiversaciones. Para Daza “lo triste es que se generan debates basados en esta información falsa y las personas toman decisiones basadas en estas mentiras”.
César del Castillo asegura que el derecho de los ciudadanos a informarse debidamente está sufriendo un impacto cada vez más peligroso que influye de distintas maneras en las prácticas democráticas, es ahí donde se necesita al periodismo de calidad para combatir la desinformación.