Fabricación digital: el puente entre la sabiduría ancestral y el futuro creativo de las ciudades latinoamericanas

Por Leny Chuquimia

América Latina se perfila como un laboratorio vivo para el desarrollo de ecosistemas urbanos innovadores en los que la tecnología, la creatividad y la identidad se entremezclan cada vez más. Entre la memoria y el futuro, los jóvenes comienzan a rediseñar sus ciudades, descubriendo en la fabricación digital y los Fab Lab un camino para transformar la región en un verdadero ecosistema creativo.

“Los espacios de Fablab son espacios que te invitan a la creatividad. Alguna vez alguien me dijo, ‘es donde tus sueños se hacen realidad’.Son espacios abiertos donde confluyen generaciones, géneros y disciplinas, y donde todo lo que tienes a mano puede convertirse en una solución que impacte tu entorno” señala Delia Berriaga, directora ejecutiva de Fab Lab Perú, super nodo latinoamericano.

Barriga fue parte del grupo de mentores del Futures Week 2025. El evento es organizado por la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), con el apoyo de The Millennium Project, la Red Iberoamericana de Prospectiva (RIBER) y 2030 Construyendo Futuros. 

El encuentro propone una agenda centrada en cinco ejes: Ciudad Saludable, Ciudad Culta, Ciudad Consciente, Ciudad Creativa y Ciudad Tecnológica. Más allá de ser un congreso académico, es un laboratorio de ideas donde los participantes imaginan, prototipan y construyen proyectos que pueden transformar la realidad urbana y social del país.

La ciudad como ecosistema creativo

Barriga parte de una idea central, la ciudad del futuro debe ser un ecosistema creativo, capaz de integrar la tecnología con las necesidades sociales, ambientales y culturales de sus habitantes. La clave está en fomentar una educación activa y basada en proyectos, que permita a los jóvenes aprender haciendo.

“Cuando aprendes a desarrollar algo, ese conocimiento queda impregnado en ti. La educación debe ser más práctica, debe permitir que los estudiantes generen soluciones desde el primer momento”, afirma.

En ese sentido, los Fablabs —espacios de innovación comunitaria con herramientas de fabricación digital como impresoras 3D, cortadoras láser o sistemas de programación— se convierten en nodos donde las ideas locales pueden transformarse en soluciones globales.

Esta filosofía, implementada en Unifranz como “aprender haciendo”, se alinea con la tendencia global hacia la educación STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas), donde el conocimiento se construye de manera interdisciplinaria y con un propósito real.

Tecnología con raíces

Si bien se trata de una tendencia global, en América Latina este movimiento tiene sello propio, su identidad. En los Fab Lab se apuesta no solo por la tecnología sino integrar los saberes ancestrales dentro del paradigma tecnológico. 

Para ello no basta con mejorar el acceso a la tecnología, sino democratizarla. Esto implica reconocer otras formas de inteligencia que habitan en las comunidades originarias.

“Si no trabajamos con las comunidades nativas que conservan nuestra sabiduría ancestral, estamos perdiendo una parte esencial de nosotros. Tenemos que hacer sinergias con ellas, aprender de sus conocimientos y unirlos con la ciencia y la tecnología. Imaginen un mundo donde la cultura, la ciencia y la tecnología estén unidas”, sostiene Barriga.

En su reflexión, la experta propone una reconciliación urgente entre el desarrollo industrial y el respeto por la naturaleza. “El mundo necesita recuperar lo que las comunidades indígenas saben sobre cómo cuidar la tierra. En la primera, segunda y tercera revolución industrial contaminamos. Es hora de volver a esos saberes y combinarlos con la innovación”.

Los jóvenes: energía para el 2030

Berriaga ve en las nuevas generaciones el motor del cambio. En su visión, los jóvenes son quienes deben apropiarse de sus ciudades, imaginar soluciones locales y proyectarlas al mundo.

“Los jóvenes tienen la energía suficiente y son llamados a tomar acción. Nosotros debemos darles el empujón, acompañarlos, pero sin castrar sus sueños. Al contrario, debemos ayudarlos a que sean visibles”, sostiene.

Con la vista puesta en el 2030, año clave para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la apuesta del movimiento creativo es clara: una Latinoamérica que combine tecnología con identidad, innovación con comunidad, y modernidad con memoria. En esa convergencia, la fabricación digital no solo se convierte en una herramienta, sino en un lenguaje común entre lo ancestral y lo futurista, capaz de reimaginar el destino de nuestras ciudades.

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