Por Lily Zurita
El diseño, como área relevante de la economía que contribuye al bienestar humano, requiere de acciones, orientaciones y planes que le permitan al país enfocar como una disciplina integral.
Encarar políticas públicas para este rubro podría permitir un avance sustantivo en la articulación de las acciones del Estado con respecto a los principales desafíos del sector, que se ha transformado y consolidado, de forma sostenida, en los últimos años.
Si bien Bolivia no muestra avances significativos en el desarrollo de políticas públicas que favorezcan al sector, otros países como Finlandia, Gran Bretaña, Corea o Chile lograron incorporar este acápite dentro de sus estrategias de desarrollo y fomento de la economía creativa.
En el marco del foro taller de políticas de fomento al diseño, organizado por la Bienal del Cartel Bolivia BiceBé 2023 y que se desarrolló en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, el director del Núcleo de Diseño del Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello de Chile, Manuel Figueroa, compartió la experiencia de ese país en la construcción participativa de una política pública quinquenal de fomento a esta actividad (2017-2022) que ya ha tenido, según sus impulsores, significativos avances y resultados.
Tres años, 16 regiones recorridas, 24 estudios, 24 mapeos, 50 horas de audio y 3.285 horas de trabajo y consulta ciudadana, en sesiones y reuniones de socialización de la propuesta, fueron necesarios para que el vecino país de Chile consolide una política pública en torno al diseño gráfico.
“Durante tres años, nos juntábamos con todos los agentes y representantes sectoriales todos los días viernes, durante tres horas seguidas”, indica Figueroa, quien compartió la experiencia chilena de construcción de una política pública “sólida” para el rubro del diseño.
La política nacional de fomento al diseño de Chile incluye aspectos como el diseño gráfico, industrial, de vestuario e indumentaria, de ambientes y de servicios que se resumieron en 32 medidas, de acuerdo a 15 objetivos, agrupadas en las áreas de fomento, educación, participación y acceso al arte y la cultura, infraestructura y patrimonio cultural.
Asimismo, la estrategia del país trasandino en este campo, contempla la difusión y promoción del sector, para incentivar la valoración del diseño, proteger la propiedad intelectual, incentivar la formación a nivel técnico y aumentar la participación y acceso de la ciudadanía, entre otros.
“Hay que hacer políticas de fomento al diseño para que los ciudadanos entiendan qué es el diseño. Entiendan que todos los días toman una decisión de diseño”, dice el experto.
Para Figueroa, el diseño es un pilar implícito de la innovación, ya que sin ella no se llegaría a satisfacer completamente las necesidades de los diferentes usuarios.
“Es importante tener en cuenta que el diseño es como una preocupación social, ya que responde no solamente a la parte estética (…). Al implementar una política de diseño le entregamos una ventaja competitiva, mejoramos el acceso a metodología, sobre todo foco en las pequeñas y las medianas empresas”, dice.
¿Pero qué aspectos se deben considerar al momento de diseñar una política pública? Figueroa asegura que los factores a considerar dependen del área al cual se quiere atender y que, en el caso chileno, se fijaron líneas estratégicas de lo que tenía que ser la política de diseño, capaces de permanecer en el tiempo. Los mismos son:
1. Tecnología y técnica, a fin de determinar por qué diferenciamos.
2. Identidad, patrimonio y desarrollo territorial, que deben ser consideradas por las diferencias culturales e, incluso, sociales que existen entre una región y otra de un mismo país, marcadas por una autonomía e identidad propia.
3. Innovación, emprendimiento e institucionalización del diseño.
4. Mapeo de empleabilidad y salarios, con una exhaustiva medición del nivel de salario, por ejemplo, de las personas que viven del diseño.
5. Mapeo de stakeholders (o partes interesadas) que son las personas o instituciones relevantes que viven en una determinada área.
“Esos son los elementos que identificamos específicamente en el Estado y teníamos que ver cómo interrelacionarlos con los agentes, tanto privados como públicos (…), pero todo esto tenía que estar apalancado o sostenido por una parte en el Estado a través de la política pública que estábamos formando”, agrega.
¿Qué tiene que tener una política de diseño?
Toda política pública tiene que tener:
1. Indicadores, con datos relevantes que se los encuentra en las cuentas nacionales, encuestas sobre servicio y comercio, encuestas sobre establecimientos pequeños, en registros gubernamentales, encuestas sobre ingresos y gastos de los hogares, encuestas sobre empresas familiares, fuentes de datos sobre las fuerzas de trabajo, encuestas culturales, registros, fuentes del sector privado o encuestas profesionales, entre otros.
2. Datos, entendidos como la sistematización de todos los indicadores. “Nosotros levantamos los datos, por ejemplo, que ya estaban sistematizados del impacto económico del sector creativo en Chile, el mapeo de las industrias creativas, etcétera”, señala Figueroa.
3. Acciones en base a la recopilación de actividades exitosas impulsadas por otros países que lideran en este campo, como por ejemplo crear reconocimientos o distinciones a diseñadores destacados a través de premios nacionales. “Los más famosos de habla hispana que conocemos son los premios nacionales de diseño españoles (…). En otros lugares no se da un Premio Nacional de Diseño, pero existen sellos de buen diseño, como en el caso de Argentina. Por lo tanto, en cualquier formato, el Estado tiene que reconocer al diseño (…)”, asevera.
4. Presupuesto, es decir, el Estado tiene que tener financiamiento para el desarrollo del diseño a través de fondos concursables o asignaciones directas, para investigación, publicaciones, fomento o internacionalización.
5. Internacionalización, impulsando la participación permanente en eventos internacionales del rubro, tales como el London Design Week, el Milan Design Week.
6. Gobernanza, es decir, cómo el Estado administra el sector, con objetivos de corto y mediano plazo, en las áreas de disciplina (mundo académico) y la profesión (cómo se ejecutan las empresas de diseño).
7. Capital humano, entendiendo que hay una economía global, pero nosotros debiéramos hablar de lo local hacia lo global.
“El diseño siempre es para mejorar la vida de otros. El diseño está al servicio de otros. Y es una parte del todo. No es todo. El diseño está para arreglarle la vida a las personas, para hacer más felices a las personas”, dice el diseñador chileno.