Cuáles son los límites éticos que deben respetar los periodistas

Cuáles son los límites éticos que deben respetar los periodistas

Por Luis Flores

Mostrar imágenes de personas fallecidas, o niños, adolescentes o adultos mayores llorando en situación precaria, en los medios de comunicación, no es en sí un delito, que merezca una pena privativa, pero sí viola algo muy importante: la ética. Los límites y reglas de ética periodística deben generar reflexión en los responsables de los medios, pero también en la población.

“Uno de los aspectos más importantes dentro del periodismo es mantener la ética incólume”, señala el periodista Marcelo Miralles, quien puntualiza que es uno de los pilares de la profesión. 

La ética es una rama que ayuda, en este caso, a los periodistas a determinar lo que es correcto o  no, en el ejercicio del periodismo. También puede entenderse como la variedad de la deontología que guía la actividad profesional, una especie de código de buenas prácticas. Miralles presentó el libro “Escribir para informar”, en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Por su parte, el periodista y presentador de televisión John Arandia afirma que el periodismo se debe a las historias y a fiscalizar el poder, pero tiene un límite, la vida privada. 

“Los principios y valores que te han enseñado en casa, como el respeto hacia los demás, son fundamentales. ¿Le harías daño a tu familia? Esa es una pregunta clave para reflexionar sobre cómo tu trabajo puede contribuir al bienestar de la sociedad, en lugar de destruirla. La ética periodística implica seguir normas que promuevan el respeto y la responsabilidad en la información que se transmite”, dice Arandia.  

Asimismo, el periodista Miralles alerta que si no se tiene ética, se genera desinformación, caos y se incumple la responsabilidad primaria del periodista. 

Los trabajadores de la prensa coinciden en que la ética es también la búsqueda de la excelencia en el campo profesional periodístico.

El Consultorio Ético de la Fundación Gabo —del extinto premio nobel de literatura y destacado periodista Gabriel García Márquez— apunta que dependiendo del caso, se debe determinar cuál es el mejor camino para seguir. 

A pesar de lo particular de cada caso, hubo varios intentos de compendiar las recomendaciones sobre ética. Entre ellos, el Código Ético del Periodismo (1910) y el Credo de la Prensa Industrial (1913), los Principios Internacionales de Ética Profesional del Periodismo desarrollados por la UNESCO (1983) y el Código Europeo de Deontología del Periodismo (1993).

Los periodistas bolivianos destacan los siguientes principios que se deben seguir son la veracidad que es la obligación de ofrecer información auténtica. De este modo, el periodista debe reportar exclusivamente hechos reales, completos y precisos, los cuales hayan sido adecuadamente investigados.

La objetividad prevé que el periodista se abstenga de tomar partido, ya sea a favor o en contra de alguna persona o entidad. En su lugar, debe llevar a cabo su trabajo de manera imparcial, sin intentar influir en las opiniones de su audiencia.

La responsabilidad social implica tener conciencia de las repercusiones que pueden derivarse de la comunicación de una información. Una manifestación concreta de este principio sería corregir los errores que pudieran haberse cometido.

La humanidad es importante, porque en ningún caso se debe perjudicar la dignidad o la privacidad de las personas. Por ello, el ejercicio de esta profesión debe respetar siempre los derechos al honor y a la intimidad. No se debe exponer a niños, personas en situación de calle y otras, solo por ganar protagonismo o popularidad.

La accesibilidad debe ser garantizada para que el público se informe y pueda participar activamente en los medios.

La vocación de servicio para un periodista es la necesidad de desempeñar su labor en función del interés colectivo. En última instancia, el propósito de su trabajo es proporcionar un servicio público que beneficie a toda la comunidad.

El pluralismo busca respetar y fomentar la diversidad de opiniones y culturas. Su relevancia para la correcta difusión de la cultura es indiscutible, ya que de lo contrario se corre el riesgo de caer en una comunicación cultural exclusivamente etnocéntrica.

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