¿En qué consiste el síndrome del nido vacío?

¿En qué consiste el síndrome del nido vacío?

María y René son una pareja de esposos con casi 40 años de matrimonio. Tienen dos hijas, una de 38 y la menor de 36. Hace cinco años, la hija mayor se independizó y provocó un drama familiar porque la mamá se enfermó de la pena y preocupación.

Pese a que ya han pasado cinco años desde que su hija dejó el hogar, esta adulta mayor de 60 años, no supera la lejanía. Tampoco contribuyó que, seis meses después, su primogénita se fue al exterior en busca de oportunidades laborales.

Claramente, María atraviesa por el síndrome del nido vacío. En psicología hace referencia al conjunto de pensamientos y emociones que experimentan los padres ante la ausencia de los hijos adultos que dejan el hogar.

Las personas, generalmente adultos mayores, viven este síndrome de acuerdo a las características de su personalidad. Por lo general, los padres sienten que los hijos ya no los necesitan. Aparecen sentimientos de tristeza, sensación de soledad, vacío, aburrimiento, poca autorrealización, recuerdos de cuando los hijos eran niños o sensación de pérdida del sentido de la propia vida.

El síndrome del nido vacío es una etapa en el ciclo vital de la familia. Cuando los hijos crecen deben emanciparse y dejar el seno familiar para dar vida a otra familia.

Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que se denomina síndrome porque esta etapa llega a ser disfuncional y provoca síntomas en los padres como tristeza o depresión ante la ausencia de los hijos.

“La etapa de emancipación de los hijos es algo que provoca nostalgia en los padres que han estado con sus hijos desde que han nacido”, asegura Loayza.

Es natural que se produzca un sentimiento de nostalgia y una especie de falta de sentido, porque, de pronto, la casa ya no tiene la misma rutina. En esta nueva etapa, los papás deben reactivar su vida normal, aunque haya factores que los lleven a sentir tristeza, como la coincidencia con su retiro de la vida activa laboral (jubilación).

“Si han conservado la pareja, lo ideal es que retomen las actividades juntos, como viajar o hacer actividades que habían postergado en la casa. Si fuera el caso de una familia monoparental, donde la mamá se ha quedado sola, podría retomar otro tipo de actividades con las amigas, estudiar o dedicarse a las artesanías para estar siempre activa, porque si no está activa va a provocar pensamientos irracionales de que está sola o se siente mal”, agrega la especialista.

Los progenitores buscan nuevas formas de ocupar su tiempo una vez que los hijos abandonan el hogar

 

Qué debe hacer el hijo que deja la casa

El hijo o la hija que deja el hogar tiene que transmitir la seguridad a sus papás de que se va porque ellos ya cumplieron con su misión. Han sido formados para la vida.

“Tiene que irse mostrando seguridad de que no le va a pasar nada y que no está abandonando el hogar (…) a donde volverá cada vez que necesite recargar energía en su fuente de amor y que, cada vez que los visite, disfrutará esos momentos de amor juntos”, señala.

Si los padres sienten que el hijo o la hija va a estar bien no van a tener ansiedad. Por el contrario, si los padres han caído en conductas sobreprotectoras también van a generar ansiedad en el hijo, quien no va a saber cómo enfrentar la vida de adulto y se creará una situación disfuncional. Ese hijo se verá en la obligación de quedarse a vivir junto a sus padres.

“Los terapeutas familiares sabemos que eso simplemente es un engaño para sostener ese sistema que no se ha podido sostener por sí solo. Hay que trabajar mucho la independencia de ambas partes. De los mayores que se van a quedar solos en la casa como de los hijos que se están emancipando”, puntualiza Loayza.

La psicología sistémica o terapia familiar ayuda a las familias que atraviesan este tipo de situaciones disfuncionales. A través de un proceso psicoterapéutico, analizan los patrones de comunicación, los límites y los roles dentro de esa familia para reordenar y establecer una jerarquía clara y precisa a fin que esa familia pueda funcionar adecuadamente.

Los padres no tienen que tener miedo de dejar partir a los hijos. 

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