En 2024, proyectos integradores de los estudiantes buscaron soluciones creativas a problemas de la sociedad 

En 2024, proyectos integradores de los estudiantes buscaron soluciones creativas a problemas de la sociedad 

Por Manuel Filomeno

Desde videojuegos para aprender lengua de señas hasta sistemas de monitoreo de la calidad del agua, pasando por la creación de estrategias turísticas y suplementos alimenticios, en 2024, los estudiantes de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explotaron su creatividad y buscaron soluciones creativas a problemas reales mediante sus proyectos integradores con el objetivo de transformar su realidad.

Sara Yoshino, miembro de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de Unifranz, explica que los proyectos integradores son “estrategias didácticas cuyo propósito es la conjunción de los conocimientos teóricos, las habilidades prácticas y blandas, otorgando dinamismo al plan de estudios, promoviendo el diálogo entre asignaturas y movilizando competencias que permiten al estudiante integrar los aprendizajes logrados a lo largo de su formación, demostrando su capacidad para resolver situaciones complejas”.

Estos proyectos permiten a los estudiantes unificar el conocimiento adquirido en diferentes asignaturas para abordar problemas prácticos y complejos. Estos proyectos, orientados hacia la innovación y el impacto social, fomentan la creatividad de los estudiantes, brindándoles la oportunidad de aplicar la teoría a situaciones reales.

Uno de estos proyectos es SLITE, desarrollado por estudiantes de Ingeniería de Sistemas. Se trata de un videojuego que ayuda a aprender y practicar la Lengua de Señas Boliviana (LSB), mediante el seguimiento de las manos y la inteligencia artificial (IA). 

El proyecto, desarrollado por Jean Franco Choque, José Velarde y Raúl Pacajes nació con el objetivo de inspirar a más gente a aprender la LSB y de esta manera impulsar la inclusión.

“Queríamos crear algo que no sólo enseñe, sino que también inspire a más personas a aprender LSB y a entender la importancia de la inclusión. Con SLITE, estamos haciendo que el proceso de aprendizaje sea accesible y atractivo para todos, no solo para las personas con discapacidades auditivas”, explica Velarde.

Otro proyecto, reconocido por su carácter innovador y su potencial, es Aerofinder, que combina la IA con la robótica para generar una solución a la búsqueda de personas y la identificación de personas desaparecidas.

Alejandro Yahir Rosales e Isai Anguela explican que su principal inspiración para desarrollar AeroFinder fue ayudar a encontrar personas desaparecidas e, incluso, animales. El sistema es una herramienta eficaz para apoyar a grupos de rescate, como el Grupo Voluntario de Salvamento Bolivia (SAR) y Bomberos de la Policía.

Los estudiantes indican que el sistema utiliza la movilidad del dron y las capacidades de su cámara y geolocalización para hallar a personas perdidas mediante el entrenamiento de una IA para reconocer los rostros y características de las personas desaparecidas y armar una base de datos a la cual se pueda acceder.

Esto se logra mediante imágenes de las personas que se buscan, las cuales son escaneadas y analizadas por la IA hasta encontrar patrones únicos que puedan diferenciarse.

La IA también es la protagonista de “Nana”, una plataforma y dispositivo de monitoreo que apoya a los padres a controlar el sueño de los pequeños, alerta en caso de que hayan despertado, mide la temperatura del ambiente en el que se encuentran o avisa sobre la presencia de extraños a su alrededor, con reconocimiento facial basada en la inteligencia artificial (IA) y sensores.

La plataforma está estrechamente relacionada con el dispositivo, es encargada de llevar la agenda de responsabilidades que los padres deben cumplir con el niño –de entre 3 meses a 5 años– como vacunas, visitas médicas, horas de comida, tiempo de juego, entre otros.

“Nana fue inspirada en la persona que te ayuda a cuidar a tus hijos”, dice Adrián Calderón de 26 años, estudiante de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, al momento de describir su proyecto.

La problemática de los accidentes de tránsito y la conducción bajo los efectos del alcohol fue abordada, por su parte, por Rodrigo Calle Leyton, Mariana Menacho Ugarte, Cristopher Flores Tinta, Fabiana Choque, Manuel Paye y Beymar Villca, estudiantes de la carrera de Ingeniería de Sistemas, quienes desarrollaron Save Driver, un innovador sistema de prevención de accidentes de tránsito a causa del consumo de alcohol. 

El proyecto consiste en un sistema de bloqueo del motor de un vehículo basado en la detección del nivel de alcohol en el conductor y busca reducir los accidentes de tráfico causados por la conducción bajo la influencia de los tragos. Se trata de una solución tecnológica avanzada al servicio, principalmente, de la Policía, a través de sus direcciones de Tránsito, que puede tener un impacto significativo en la seguridad vial a nivel nacional.

La contaminación ambiental y el cuidado de las fuentes de agua fue la inspiración para View Green Tec, un proyecto de monitorización de la calidad del agua, desplegado en el municipio de Viacha.

Ronald Choque, Daniel Escobar, José Sarmiento, Aarón Huanca y Kevin Apaza fueron los responsables de su desarrollo, cuya utilidad e inventiva fue reconocida durante el NASA Space Apps Challenge, concurso convocado por la agencia espacial estadounidense.

“Asistimos a representar al país y logramos una nominación global en el evento. Eso nos sirvió para perfeccionar nuestro sistema: primero desarrollamos una aplicación con la que recogíamos datos, los analizábamos y veíamos los resultados. Luego del concurso de la NASA incluso nos conectamos con datos de Estados Unidos, eso nos ayudó para el último avance, la incorporación de la inteligencia artificial, lo que nos permitió presentarla como proyecto integrador”, detalla Choque.

La problemática de la conectividad en áreas rurales fue el problema a atacar para Wilmer David Cori Apaza, quien junto a un equipo de estudiantes, desarrollaron una red de comunicación sin internet para poblaciones alejadas de los centros urbanos. Apaza describe que la propuesta surgió luego de detectar una necesidad en el entorno del municipio de Ancoraimes, vinculado a la falta de acceso a internet, las 24 horas del día. 

El proyecto se basa en antenas sectoriales que transmiten señales de comunicación en áreas determinadas, al estilo de una red wifi doméstica. Sin embargo, en lugar de depender de internet, estas antenas permiten que los usuarios se conecten entre sí y accedan a una plataforma educativa con recursos digitales actualizados, como libros, vídeos y guías en PDF.

Suplementos alimenticios 

Los estudiantes de la carrera de Bioquímica y Farmacia, por su parte, observando los problemas de nutrición existentes en la población, desarrollaron varios proyectos de suplementos alimenticios, entre los cuales destacan dos tipos de gomitas (golosinas) que aprovechan los contenidos nutricionales de subproductos de la pesca y la industria avícola.

En el primer caso, un grupo de universitarios logró sacarles provecho luego de estudiar sus propiedades para postergar el envejecimiento y convertirlas en el ingrediente principal de las gomitas de colágeno Gummies Fishglow, un proyecto que está cosechando buenos resultados por su eficacia y su sabor frutado.

El proyecto fue desarrollado por Verania Rozales y Charlene Murillo, estudiantes de la carrera de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, quienes activaron su creatividad para innovar desde un laboratorio.

“Hay subproductos de la pesca, en particular las escamas, que se desechan a diario y en cantidades. Nosotras investigamos y vimos una oportunidad para darles utilidad y convertirlas en una fuente de colágeno de alta calidad. Desarrollamos un producto natural y beneficioso que promueve la salud y el bienestar no solo de la piel, sino del cuerpo en general, y además responde a una creciente demanda del mercado: productos con colágeno”, detalla Rozales.

En tanto, la deficiencia de calcio y la osteoporosis fueron la motivación para el desarrollo de Osteo +2, proyecto llevado a cabo por Alejandra Evelyn Solamayo y Milenka Vásquez Salvatierra, también estudiantes de Bioquímica y Farmacia de Unifranz.

“Para crear este producto me inspiré en mi madre, que sufre osteoporosis”, confiesa Solamayo, quien junto a Vásquez, pudo desarrollar un proceso de extracción de calcio de las cáscaras de huevo, sin afectar sus propiedades nutricionales y convertirlas en gomitas nutricionales que suplementan la alimentación.

A lo largo del año, todas las carreras de la universidad desarrollaron sus propios proyectos, los cuales fueron presentados en ferias en las cuatro sedes de la Universidad, mostrando la inventiva y creatividad de los estudiantes.

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