Nuevos profesionales de Unifranz El Alto se gradúan con un alto grado de empleabilidad

Por Ricardo Espinoza

Empleabilidad
Más del 25% de los nuevos profesionales de Unifranz El Alto ya trabajaba antes de graduarse

A las ocho de la mañana del pasado viernes, mientras algunos jóvenes acomodaban sus togas y birretes para la ceremonia de colación, varios de sus compañeros ya revisaban correos de trabajo o respondían mensajes de sus supervisores. Para ellos, el viernes no solo marcó el final de la universidad: fue la confirmación de algo que había empezado tiempo atrás.

El acto de colación de la trigésima cuarta promoción de profesionales de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz El Alto, se desarrolló en un contexto particular: muchos de los nuevos profesionales ya formaban parte activa del mundo laboral antes de escuchar su nombre desde el escenario.

Del aula al trabajo, sin saltos al vacío

Historias como estas no aparecen de la noche a la mañana. Detrás de cada caso hay horas de prácticas, simulaciones, proyectos reales y espacios donde el error no se castiga, se aprende.

Un modelo de enseñanza centrado en la experiencia ha ido ganando espacio frente a la formación exclusivamente teórica. Laboratorios, clínicas, simuladores empresariales, juicios simulados y proyectos integradores permiten a los estudiantes enfrentarse, desde etapas tempranas, a escenarios similares a los que vivirán como profesionales.

Uno de los casos es el de Liliana Vera, graduada de Ingeniería Comercial de Unifranz El Alto, quien ocupa el cargo de encargado de admisiones en la Dirección de salud del Gobierno Municipal de El Alto. 

«Ser parte de la universidad y la formación que me brindó fue de mucha ayuda para mi desempeño en el trabajo, en el que trato a diario con muchas personas. Me siento preparada para todo reto, ya que la experiencia generada te ayuda bastante para destacar”.

Al igual que Liliana, quienes ya trabajan coinciden en algo: el primer día de empleo no se sintió como un salto al vacío.

Un caso similar es el de Andrea, titulada de Bioquímica y Farmacia, quien unos meses antes de obtener su título fue contratada como asesora farmacéutica en Farmacorp, impulsada por su motivación personal, la experiencia ganada durante su modalidad de internado y un diplomado que cursó mientras finalizaba sus trámites de graduación.

Asegura que su formación fue buena y, aunque el miedo a veces aparezca ante algunos retos, “sigo adelante y los enfrento igual”. 

La empleabilidad como consecuencia, no como promesa

En lugar de esperar a egresar para “empezar de cero”, muchos estudiantes llegan al final de la carrera con un currículum más parecido al de un profesional en ejercicio que al de un recién graduado.

Ferias de empleabilidad, convenios de pasantías, actividades de vinculación institucional y proyectos integradores con impacto real han sido parte del camino que hoy se refleja en una inserción laboral temprana.

Silvana Usnayo, titulada como profesional en Contaduría Pública, destaca la calidad de docentes y cómo se aplica en la vida real lo que estos enseñan. “Considero que el conocimiento y lo aprendido me permite desenvolverme cómodamente, evidentemente se requiere de experiencia y adaptarse al ámbito laboral en el que se ingresa”.

Las empresas, por su parte, no solo buscan títulos, sino personas que sepan resolver, adaptarse, trabajar en equipo y responder bajo presión. Son habilidades que no se aprenden sólo leyendo.

Cuando la experiencia se vuelve la verdadera ventaja

Durante su formación, estos jóvenes han pasado por simulaciones de negocios, atenciones clínicas supervisadas, asesorías jurídicas, desarrollo de productos, diseño de campañas y trabajo directo con instituciones.

No se trata únicamente de aprobar materias, sino de aprender a tomar decisiones reales. Al final, lo que queda no es solo un diploma, sino una historia que se parece más a una trayectoria que a un inicio.

Para madres, padres y jóvenes que hoy evalúan su futuro universitario, estas historias hablan más que cualquier eslogan: hay modelos educativos que buscan que el título sea el punto de partida, y otros que hacen que la experiencia llegue antes.

El viernes, mientras se lanzaban los birretes al aire, muchos ya tenían su próxima reunión laboral en agenda. Y eso, quizás, es lo que muchos desean.

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