El lado positivo de la generación de cristal: creatividad, empatía y sensibilidad

El lado positivo de la generación de cristal: creatividad, empatía y sensibilidad

A partir del año 2000 surge una nueva generación, denominada de cristal o generación “Z”, jóvenes más sensibles, creativos y muy intuitivos. Nacieron en una época de muchos cambios en el mundo, son nativos digitales, con un elevado sentido de empatía con los demás, espirituales y sensibles con el medio ambiente.

Se trata de una generación que, aunque ha sido denominada de ‘cristal’ porque expresa abiertamente sus emociones y pensamientos, se está empoderando, está hiperconectada y está dispuesta a cambiar la realidad mundial, marcada por la pobreza, la crisis medioambiental y la destrucción de la fauna y la flora silvestre, entre otros, asegura Verónica Ágreda, rectora de Unifranz.

“Son generaciones bastante reflexivas y que están poniendo el dedo en la llaga, porque creen que es necesario un cambio, que el crecimiento por puro crecimiento (…) no está bien y se convierten en activistas medioambientales, de los derechos humanos, de la equidad de género, del cuidado de los animales y la preservación del planeta”, indica.

La generación denominada “de cristal” es diferente a las generaciones pasadas. Se alude con ese término a jóvenes comprometidos con el activismo en diversas causas como la justicia social.

Una de las críticas más recurrentes contra esta generación, que se encuentra entre los 18 y 23 años, es la supuesta sobreprotección con la que muchos han crecido. Se debe, sobre todo, al cambio en la crianza y educación por parte de los padres; diferente a la que tuvieron las demás generaciones cuya crianza era mucho más estricta, basada en el orden, la disciplina y la enseñanza de valores.

Para Ágreda, académica que trabaja en la formación profesional de jóvenes. Los adultos creen que los jóvenes están desconectados de la realidad, aunque eso no sea así porque ellos están permanentemente interconectados, gracias a las nuevas tecnologías, las redes sociales y los teléfonos móviles, con otras comunidades en diversas partes del mundo y que, seguramente, comparten sus mismos valores, principios y sentimientos.

“Lo cierto es que están surgiendo fenómenos culturales y culturas urbanas donde los protagonistas son precisamente los jóvenes que corresponden a esta nueva generación y que están llamando al cuidado del medio ambiente, que buscan manifestaciones no violentas, que buscan nuevas formas de expresión, que encuentran en el arte digital y el metaverso otras formas de generar nuevas realidades”, agrega.

La educación también sufrió cambios con la pandemia. Los jóvenes se han adaptado a las circunstancias

La pandemia reveló la crisis en la educación

La crisis en la educación no es de data reciente – según Ágreda – sino un problema estructural que se arrastra desde hace décadas, incluso desde la fundación de la república hace 198 años. La pandemia solo desnudó esos males.

“Llega la pandemia y nos muestra cuál es la realidad de la educación en Bolivia y el mundo. Y los padres son desafiados a entender el rol del profesor, a acompañar a los hijos en la realización de tareas y valorar el gran trabajo que hacen los profesores”, afirma.

A partir de la pandemia, no solo los estudiantes sino también los padres y las familias empezaron a valorar la importancia que los niños vayan a clases, que compartan con los compañeros, que aprendan. También empezaron a valorar a los profesores, a los mentores y los guías.

La pandemia ha sido un aprendizaje para la humanidad en su conjunto, principalmente en áreas tan sensibles como la salud y la educación.

Finalmente, en la misma línea definida por la UNESCO, Ágreda asegura que la educación debe ser un proceso a lo largo de la vida, pero a partir de habilidades blandas desarrolladas y propósitos trazados por cada una de las personas. “En fin, los aprendizajes deben ser divertidos”.

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