Por Manuel Filomeno
A través de experiencias interactivas, guiadas y didácticas, el modelo de aprendizaje vivencial busca que los estudiantes se involucren en su propio conocimiento y desarrollen competencias necesarias para las organizaciones y la vida misma.
Por definición, el aprendizaje vivencial es un modelo de construcción de conocimiento basado en la acción del sujeto quien aprende al hacer. Este tipo de aprendizaje promueve el desarrollo de actitudes, destrezas y habilidades a partir de la experiencia práctica en la que se integra la acción de los sentidos y la reflexión.
“Lo que buscamos con este modelo de formación es que sea innovador y que genere memoria, que sean lecciones memorables, que cuando cerremos los ojos, podamos volver al momento en que aprendimos”, señala Lluis Pastor, experto español en innovación educativa.
El experto señala que esto es especialmente importante para las universidades, pero también para las organizaciones, que, en estos tiempos, se encuentran embarcadas, más que nunca, en la formación continua de su talento humano.
Pastor expuso su Modelo Vivencial de Aprendizaje, durante las sesiones paralelas del “V Foro Internacional de Innovación Educativa: El futuro de la educación, reflexiones desde Bolivia para Latinoamérica”, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz y realizado en Santa Cruz de la Sierra.
Para el experto, en cada crisis se presenta una oportunidad y que la principal crisis que pasa el mundo de la educación es que los modelos de enseñanza – aprendizaje que se aplican actualmente no toman en cuenta la retroalimentación que requieren los estudiantes, mientras que en las organizaciones y empresas estos modelos ya se aplican.
“Las empresas grandes ya sólo hablan de formación por competencias, tanto técnicas como socioemocionales. Este tipo de formación difiere de la que se imparte en las universidades porque debe ser más inmediata y precisa. En las organizaciones cada competencia requiere de un feedback o retroalimentación personalizada, ya que, a diferencia de la universidad, no hay una calificación, sino que el éxito se mide en si el trabajador aplica la competencia aprendida o no”, explica.
Pastor indica que el principal reto es lograr que los trabajadores o estudiantes busquen su propia autoformación; sin embargo, reconoce que esto no siempre es posible, por lo que los guías se hacen necesarios y vitales.
“La lucha es cambiar el paradigma. La gente, en lugar de sentir que debe formarse, quiere formarse. Necesitamos un modelo singular que pueda ser útil en el mundo corporativo pero que pueda ser útil también en la universidad. Para esto, requerimos que haya gente que apoye la autoformación de los estudiantes, que acompañen y motiven para que ellos encuentren su motivación interna”, manifiesta.
El experto puntualiza que éste es un primer elemento, es decir, el proceso de acompañamiento de la formación.
El segundo elemento es el contenido. El experto apunta a que éste sea entretenido, pero lleno de contenido útil, que sea fácil de seguir y que genere interacción. Para esto, las historias interactivas son las mejores opciones.
“El segundo elemento de este modelo, y sobre todo en la formación online, es que el contenido debe ser lo más parecido a lo que vemos los fines de semana en cualquier plataforma de streaming con una diferencia que es para entretenerte y lo trabajamos a fondo”.
Esto puede ser logrado a través de la creación de contenidos interactivos. Pastor cita como ejemplo un programa, realizado para capacitar a trabajadores sobre los síntomas y soluciones al estrés laboral, en el cual se cuenta, de manera episódica, la historia de una trabajadora que atravesaba por una situación difícil y en la que los trabajadores que seguían el material interactivo, en base a lo aprendido, planteaban soluciones o salidas a los problemas de la protagonista.
“Con estos ejercicios eres uno más de ahí, viendo lo que está pasando con los protagonistas y planteando posibles soluciones, y para que uno pueda solucionar la trama mientras está viviendo la historia tiene que haber recibido los recursos de aprendizaje para actuar con conocimiento, no solo de una manera intuitiva”, agrega.
Esto se relaciona con el tercer elemento del modelo, que es que los participantes puedan adentrarse en las historias, hacerlas suyas y convertirse en protagonistas, para de esta manera reforzar su vivencia y aprender de mejor manera.
“La idea es que los trabajadores o estudiantes no sientan que está siendo formados por alguien más, sino que quieran aprender y que cuando terminen su capacitación cuenten con un radar, un sentido arácnido y que puedan diferenciar rápidamente en qué cosas son buenos y en qué cosas son malos, para poder mejorarlas”, finaliza Pastor.