Hoy será recordado como un día especial para la comunidad docente boliviana porque, a pesar de la aparente distancia con sus estudiantes, las muestras de afecto llegaron a través de mensajes y vídeos grupales, pero sobretodo recibieron un reconocimiento unánime y merecido a su reformulada labor diaria.
Siempre han existido dos pilares de formación educativa: la escuela y la familia, la complementariedad de ambas ha sido fundamental para el desarrollo de las nuevas generaciones, sin embargo, en esta nueva coyuntura algunas familias han tenido ciertos cuestionamientos a la nueva formación educativa fruto de la percepción de que las formas anteriores y tradicionales eran invariables, en resumen, desde la distancia parecía más sencillo.
Muchos expertos coinciden en que la nueva coyuntura a partir de la llegada del COVID 19 más que cambiar la historia, en definitiva, adelantará la misma. En el caso de la educación, tanto en la universitaria como en la escolarizada, se están dando muchos cambios algunos que perdurarán en el tiempo y otros que sólo se quedarán hasta la vuelta a la así denominada “nueva normalidad”. Es más, toda la comunidad estudiantil se pregunta ¿cuál será el nuevo normal de la educación?
Nadie tiene la respuesta definitiva y la misma irá cambiando en el transcurso de los siguientes meses, pero algo que no cambiará es: la valoración y respeto por el trabajo docente.
En los meses de cuarentena los docentes nos han demostrado no sólo sus capacidades y conocimiento específicos, sino sus grandes cualidades para el desarrollo y adaptación a la vida que esperan de sus educados:
Adaptabilidad al cambio; pasaron de tener aulas llenas con grandes pizarras a computadoras y programas novedosos para interactuar con sus estudiantes, sin embargo, lograron adaptarse.
Empatía; entienden que no son los únicos inmersos en esta nueva coyuntura y por eso generaron nuevos lazos con sus estudiantes.
Paciencia; gran dosis de paciencia con sus estudiantes incluso mayores de las que tienen sus padres o la propia sociedad.
Humildad; para admitir que están trabajando en formatos dinámicos y llenos de cambios dentro de los cuales cometerán errores que irán puliendo para mejorar el proceso formativo de sus estudiantes.
Por último, como dice el refrán popular “enseñar es dejar una huella en la vida de las otras personas” creo que en esta instancia los maestros reafirmaron no solo a sus estudiantes sino a toda la sociedad boliviana, la importancia de su labor para el desarrollo de nuestro país en particular y de la humanidad en general.
Desde UNIFRANZ ¡Felicitamos a todos los docentes del país y mandamos un caluroso abrazo a los más de 2000 maestros que conforman la NACIÓN UNIFRANZ ya que a partir de su trabajo lograrán ayudarnos en nuestro objetivo institucional de transformar la educación en Bolivia!.