Día del Mar: un sentimiento que trasciende el tiempo

Por Paula Beatriz Cahuasa

Por Jorge López

Como cada año, este domingo 23, Bolivia recuerda el Día del Mar, una fecha que simboliza mucho más que la memoria de la Guerra del Pacífico y la pérdida del litoral. Es un recordatorio de la lucha constante por recuperar lo que fue arrebatado, un acto de resistencia y resiliencia. Esta conmemoración se mantiene viva en la conciencia colectiva del país, y tiene una importancia trascendental no solo para los ciudadanos de hoy, sino también para las generaciones venideras. 

“Es esencial que las futuras generaciones sigan conmemorando este día, no solo como un acto de recordar lo que se perdió, sino como un símbolo de lucha constante por recuperar lo que por derecho nos pertenece. El Día del Mar no debe ser solo una memoria, debe ser una causa viva y siempre presente en la conciencia colectiva de los bolivianos”, expresa Francisco Javier Zarate Taborga, docente de la carrera de Periodismo en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

El Día del Mar no es solo una fecha histórica; es un acto simbólico que representa la unidad de los bolivianos en torno a un reclamo legítimo, el de un acceso soberano al mar. No importa cuántos años hayan pasado desde la Guerra del Pacífico, la fecha sigue siendo un hito que une a todos los sectores de la sociedad. 

“Este día es un recordatorio constante de que la lucha continúa. Bolivia nunca dejará de buscar el mar porque es parte de su historia y de su derecho. No podemos permitir que las futuras generaciones lo olviden”, explica el docente.

Educación y memoria: la clave para el futuro

Aunque Bolivia sufrió una derrota en la Corte Internacional de Justicia de La Haya en 2018, la causa marítima no perdió fuerza en el país. El fallo fue un revés importante para la diplomacia internacional del país, pero no debe significar el final de la lucha por la soberanía sobre el mar. La determinación de los bolivianos de mantener su reclamo sigue vigente y la conmemoración del Día del Mar tiene un papel esencial en reforzar esa convicción.

“Las leyes y los fallos de la Corte no son lo que determina nuestra lucha, sino la convicción de un pueblo que sigue buscando su salida al mar. Es un derecho legítimo que no puede ser dejado de lado, por más que el resultado de la Corte haya sido adverso”, indica Zarate.

Uno de los mayores retos que enfrenta Bolivia en la preservación de la memoria histórica es la educación. Si bien cada 23 de marzo se celebra el Día del Mar, es necesario que las nuevas generaciones reciban una educación integral sobre el impacto de esta pérdida territorial y la importancia del reclamo marítimo. Sin una enseñanza adecuada, el valor de este día puede perderse, y el reclamo por el mar podría desvanecerse en el tiempo.

“Es crucial que las nuevas generaciones comprendan que el Día del Mar no solo es una fecha histórica, sino una lucha continua. Necesitamos enseñarles que el mar no es solo un símbolo, sino una necesidad estratégica para Bolivia, en términos de desarrollo y bienestar”, afirma el jurista.

A pesar de los avances en la diplomacia y las posibles soluciones futuras, el Día del Mar seguirá siendo una de las fechas más importantes en el calendario boliviano. Sin embargo, para que su significado no se diluya con el tiempo, es imprescindible que los bolivianos, tanto en el país como en el exterior, mantengan este día como una referencia constante de lucha.

“Si dejamos de conmemorar esta fecha, estaremos aceptando una derrota definitiva. Las generaciones futuras tienen que entender que la historia no está escrita en piedra. Las naciones que olvidan sus luchas terminan perdiéndolas para siempre”, añade Taborga.

El Día del Mar sigue siendo un faro de esperanza y unidad para todos los bolivianos. Aunque la historia de la pérdida del litoral es un capítulo doloroso, su recuerdo nos sigue impulsando a luchar por la soberanía y el desarrollo del país. 

“Debemos seguir, no solo por recuperar el acceso al mar, sino por mantener viva la memoria histórica de lo que perdimos. La generación actual y las futuras tienen la responsabilidad de mantener la causa marítima como un tema vigente y central en la política boliviana”, concluye Zarate Taborga.

La perseverancia en la conmemoración del Día del Mar no debe ser vista sólo como una cuestión de memoria histórica, sino como un recordatorio continuo de que los derechos y la justicia no tienen fecha de vencimiento. Así, a medida que el tiempo pasa, el propósito de esta fecha seguirá uniendo a los bolivianos en una causa que persiste en el tiempo.

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