Derechos humanos y cultura de paz, pilares de la sociedad 

Derechos humanos y cultura de paz, pilares de la sociedad 

Por Lily Zurita

En la búsqueda de una sociedad justa y armoniosa, los derechos humanos se erigen como una base esencial de la cultura de paz. 

Este concepto, que va más allá de la mera ausencia de conflictos armados, aboga por un enfoque holístico en el que la paz se reconoce como un derecho humano fundamental del cual todos somos titulares.

“Los derechos humanos son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos los seres humanos, sin distinción alguna de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición. Son inviolables, universales, progresivos, indivisibles, interdependientes, irrenunciables, inalienables e imprescriptibles”, señala Juan Beimar Paye Mendoza, docente de la carrera de Derecho de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz

La paz es un derecho que abarca múltiples dimensiones, todas ellas necesarias para su realización plena. No se limita a la ausencia de guerra, sino que incluye el derecho a ser educado para la paz, a vivir en un entorno seguro y sano, al desarrollo sostenible, y a un medio ambiente protegido. 

“Los derechos humanos son una de las bases de la cultura de paz, porque la paz es un derecho humano del que todas las personas, los grupos y los pueblos somos titulares. Todas y todos tenemos derecho a vivir en paz. Todas y todos tenemos derecho a una paz justa, sostenible y duradera”, puntualiza el académico.

La paz es un concepto mucho más amplio y positivo que engloba el derecho a ser educado en y para la paz; el derecho a la seguridad humana y a vivir en un entorno seguro y sano; el derecho al desarrollo y a un medio ambiente sostenible; el derecho a la desobediencia civil y a la objeción de conciencia frente a actividades que supongan amenazas contra la paz; el derecho a la resistencia contra la opresión de los regímenes que violan los derechos humanos; el derecho a exigir a todos los Estados un desarme general y completo.

“También incluye a las libertades de pensamiento, opinión, expresión, conciencia y religión; el derecho al refugio; el derecho a emigrar y participar en los asuntos públicos del Estado en que él se resida; y el derecho a la justicia, a la verdad y a la reparación efectiva que asiste a las víctimas de violaciones de los derechos humanos”, agrega Paye.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) sostiene que convivir en paz es un proceso necesario para el desarrollo sostenible.

“Consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida. Es un proceso positivo, dinámico y participativo en que se debe promover el diálogo y solucionar los conflictos con un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos”, afirma el organismo internacional.

DDHH, protegidos por normas internacionales 

Los derechos humanos están reconocidos y protegidos por la Constitución Política del Estado de Bolivia que establece que los tratados internacionales en materia de derechos humanos forman parte del bloque de constitucionalidad, y éstos deben aplicarse preferentemente cuando declaren derechos más favorables que la propia Constitución.

“En el artículo 256, la CPE establece una cláusula interpretativa al referir que ‘los tratados e instrumentos internacionales en materia de derechos humanos que hayan sido firmados, ratificados o a los que se hubiera adherido el Estado, que declaren derechos más favorables a los contenidos en la Constitución, se aplicarán de manera preferente sobre ésta’”, aclara Paye.

Es decir, los tratados y convenios en materia de derechos humanos son supraconstitucionales, las personas pueden exigir el respeto y cumplimiento de estos derechos ante las autoridades públicas, y éstas deben considerar los principios de favorabilidad al tratar sobre los derechos de las personas.

Actualmente, existen normas internacionales de carácter soft law (declaraciones no vinculantes) y hard law (normas vinculantes para los Estados) como “la Declaración Universal de los Derechos Humanos” (soft law) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica (hard law).

“Bolivia ha ratificado varias normas sobre derechos humanos, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Convención sobre los Derechos del Niño, Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, Convención Interamericana Para Prevenir, Sancionar Y Erradicar La Violencia Contra La Mujer «Convención De Belem Do Para», la convención Interamericana Sobre La Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, por mencionar algunas”, puntualiza el jurista.

Estos tratados y convenciones son importantes para la protección de los derechos humanos y para tratar con dignidad a todas las personas, para generar una cultura de respeto de los derechos humanos.

Adicionalmente, Bolivia ha ratificado importantes tratados internacionales que refuerzan la protección de los derechos humanos y tratan con dignidad a todas las personas a fin de generar una cultura de respeto de los derechos humanos.

Paye, explica que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención sobre los Derechos del Niño, y la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, entre otros son instrumentos legales, tanto vinculantes como no vinculantes, que son cruciales para la protección de los derechos y la dignidad de todas las personas.

Educación y seguridad: claves para la paz

Para Paye, “la educación es neurálgica en la formación de una sociedad, es el verdadero instrumento de cambio que tiene un Estado, educar es generar en las personas ser actores y no espectadores, que tengan pasión por la paz y un espíritu de erradicación de la pobreza, de las desigualdades y la transformación pacífica de los conflictos, ahí el Derecho tendrá un sentido de ser.

Una cultura de paz se cimenta en la educación en convivencia y la resolución pacífica de conflictos. Fomentar el diálogo, el respeto y la tolerancia son aspectos fundamentales para reducir la violencia y aumentar el respeto a los derechos humanos. 

Este enfoque promueve una cultura democrática que fortalece los sistemas de justicia, evitando la justicia por mano propia.

La cultura de paz: una aspiración universal

La paz, como valor, principio y objetivo, es inherente a la dignidad humana y a los derechos humanos. 

El triunfo de la cultura de paz significa la derrota de la violencia, y este logro sólo es posible mediante el reconocimiento de los derechos humanos y la gestión de conflictos a través del diálogo y la negociación. 

En última instancia, la paz se materializa cuando se garantiza el respeto y la protección de los derechos humanos, promoviendo una sociedad más justa y equitativa para todos.

La cultura de paz y los derechos humanos están inextricablemente ligados. La paz no puede existir sin el respeto a los derechos humanos, y una cultura de paz fortalece la protección de estos derechos, creando un entorno donde todos pueden vivir con dignidad y justicia. En Bolivia, y en el mundo, la promoción y protección de los derechos humanos son esenciales para construir un futuro de paz sostenible y duradera.

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