Por Manuel Filomeno
Derecho, Medicina o Ingeniería de Sistemas, elegir una carrera universitaria es una decisión muy importante en la vida de un joven. La carrera representa, generalmente, sus aspiraciones en la vida, pero también ofrece un camino de superación profesional que le permita vivir bien; hallar este equilibrio, en muchas ocasiones, genera estrés y ansiedad.
“Al salir del colegio me vi enfrentada a tantas opciones, tantos temas que me interesaban y que eran distintos, me tomó mucho tiempo decidir qué quería estudiar, pero al final, creo que tomé la decisión adecuada”, expresa Stephanie García, ingeniera comercial de 26 años, que, antes de decidirse por su carrera, coqueteó con la idea de ser diseñadora gráfica, arquitecta y hasta enfermera.
Para tomar la decisión correcta, es necesario que el estudiante analice cuál es su vocación y reconozca sus intereses, habilidades y sus perspectivas de desarrollo laboral a mediano y largo plazo.
Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, indica que la elección de una carrera profesional no es un asunto fácil, ya que ésta debe equilibrar las habilidades del estudiante, sus motivaciones y su personalidad para garantizar el éxito.
“Si un joven toma una carrera que no le apasiona o no es bueno, es probable que fracase o se frustre y no le preste la atención necesaria”, explica.
Otro factor gravitacional es lo que demanda el mercado, ya que muchas veces la situación laboral de una carrera puede determinar la decisión del estudiante.
El primer paso es realizar una introspección profunda, donde el estudiante debe reconocer sus intereses, competencias y metas profesionales a mediano y largo plazo. Este proceso personal es esencial para entender las motivaciones que impulsarán su trayectoria académica y profesional.
Posteriormente, se debe tomar una decisión informada que implica revisar detalladamente los planes de estudio de las carreras de interés, así como dialogar con familiares y amigos que ya estén cursando esas carreras. La elección no debe basarse únicamente en opiniones externas, sino en un análisis propio y profundo.
Existen, sin embargo, algunos aspectos que se deben considerar al momento de realizar esta evaluación ya que, hoy en día, los estudiantes pertenecen a generaciones con prioridades diferentes, que van más allá del salario o las horas de trabajo.
Ante esta situación, la experta sugiere tomar en cuenta cuatro consejos para elegir de mejor manera la carrera profesional.
Orientación vocacional
Loayza indica que un buen punto de partida es acudir a un servicio de orientación vocacional, en el cual, mediante una evaluación psicométrica, es posible determinar las aptitudes, personalidad e intereses del estudiante, permitiendo una mejor visión de lo que quiere y espera de la vida y su desarrollo profesional.
“Estos servicios ofrecen una batería de evaluaciones que pueden ayudar al postulante a determinar qué es lo que quiere y para qué es bueno, lo que lo ayudará a tomar la decisión indicada a la hora de inscribirse en la universidad”, agrega la experta.
Es fundamental conocer qué tipos de trabajo se adaptan mejor a cada persona por su carácter o gustos. Las cualidades de cada uno hacen que seamos capaces de realizar mejor unos trabajos o tareas que otros.
Elegir la carrera universitaria adecuada es un proceso en constante evolución. La reflexión continua y el autoconocimiento son las herramientas clave para tomar decisiones que no sólo impulsen el crecimiento profesional, sino que también brinden satisfacción personal a lo largo del camino académico y laboral.
Preguntar a familiares y conocidos
Muchas aptitudes permanecen ocultas a plena vista y conversar con familiares y amigos sobre lo que ellos piensan acerca de nosotros y para lo que somos buenos puede ayudarnos a descubrir talentos ocultos o caminos profesionales, explica Loayza.
“Consultar o preguntar a los papás, a los tíos, a los amigos cómo nos ven, para qué somos buenos, si somos habladores o callados, si resolvemos bien problemas matemáticos comunes, si de niños nos inclinamos por una u otra materia nos puede ayudar a elegir, porque muchas veces podemos tener una idea que no se condice con lo que los demás ven. Saber para qué somos buenos de la boca de otras personas nos permite tener una perspectiva diferente y hallar talentos ocultos que quizá no conocíamos”, expresa.
Visitar lugares de trabajo
Otro consejo es visitar empresas, lugares de trabajo para saber cómo es que se dan las labores en estos y las dinámicas que existen, las tareas que se cumplen y como se cumplen, lo que nos puede dar una perspectiva además de lo que haremos cuando salgamos de la universidad.
“Mediante estas visitas podemos encontrar lugares donde nos sentimos cómodos, donde nos identificamos, cómo nos vemos de aquí en 10 años, si queremos estar en una oficina, en el campo, atendiendo enfermos, o quizás estar con mi computadora”, aclara Loayza.
Visitar universidades
De la misma manera, visitar universidades nos ayuda a saber cuál es la oferta académica de cada carrera, qué ofrecen, cómo son los laboratorios y considerar carreras que quizás no han pasado por nuestra mente, como son las carreras nuevas e innovadoras que dan respuesta a las demandas de la sociedad actual.