Un estudio del Ministerio de Salud da cuenta que, en Bolivia, la mortalidad por enfermedades cardiovasculares es del 24% y que la prevalencia de la hipertensión arterial llega al 3,4%. Los más afectados por esta patología los mayores de 60 años.
Desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se asegura que la hipertensión es el principal factor de riesgo para sufrir una enfermedad cardiovascular. “Cada año ocurren 1,6 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares en la región, de las cuales alrededor de medio millón son menores de 70 años, lo cual se considera una muerte prematura y evitable”.
Los datos de la OPS son alarmantes. La enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal causa de muerte en América, y la presión arterial alta representa más del 50% de éstas. Asimismo, más de una cuarta parte de las mujeres adultas y cuatro de cada diez hombres adultos tienen hipertensión. El diagnóstico, el tratamiento y el control son subóptimos.
La hipertensión consiste, principalmente, en que los valores normales de la presión arterial están incrementados. A consecuencia de este factor se generan otras enfermedades y otros problemas de salud.
La directora de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Griselda Vargas, grafica la gravedad de esta enfermedad. “Vamos a poner como ejemplo las cañerías de una casa. Cuando la presión del agua es normal, el flujo corre normalmente y el agua sale por donde tiene que salir, pero cuando aumenta la presión, se abre espacio por donde normalmente no debería salir”, indica la doctora.
Cuando una persona atraviesa una crisis hipertensiva, uno de los riesgos principales es que existan micro hemorragias en cualquier parte del cuerpo, como por ejemplo en los pulmones o en el cerebro, que podrían provocar consecuencias muy graves.
Autocontrol de presión arterial
La literatura médica establece que los parámetros normales de presión arterial son de 120 – 80 milímetros de mercurio. Cuando estos parámetros se alteran hay que preocuparse. De ahí que es importante que las personas conozcan sus niveles regulares de presión arterial.
“Tenemos un parámetro normal de 120-80 milímetros de mercurio que son dos valores que se dan al momento de medir la presión arterial. Uno, en referencia a la contractura del corazón, cuando expulsa la sangre y, la otra, cuando se dilata. O sea, cuando sube, por ejemplo, de 120 a 139 la sistólica, de 80 a 89 la diastólica, ya hablamos de una pre hipertensión (…)”, indica la académica.
Factores que llevan a la hipertensión arterial
La hipertensión es multifactorial ya que hay muchos factores que pueden provocar este mal, como el sobrepeso, el sedentarismo, los estilos de vida poco saludables, el consumo de tabaco o alcohol, otro tipo de enfermedades (como sucede con algunas enfermedades renales o endocrinológicas), el uso de medicamentos o la herencia genética.
“Si tus papás han tenido hipertensión, entonces tienes que chequear con más frecuencia tus niveles de presión, porque podrías ser candidato a tener este mal”, puntualiza Vargas.
Síntomas comunes
La mayoría de las personas con presión arterial alta no tienen síntomas, de ahí su denominación de enfermedad silenciosa. Los médicos aseguran que se puede tener presión arterial alta durante años y no presentar ningún síntoma.
Los síntomas más comunes son los dolores de cabeza, los sangrados nasales sin causa aparente, la falta de aire o manchitas en la piel. Sin embargo, estos síntomas no suelen aparecer hasta que la hipertensión alcanzó un estado grave o esté poniendo en riesgo la vida de la persona.
La presión arterial alta es poco frecuente en los niños, aunque puede darse por otros factores como los problemas renales o por algún tipo de malformación congénita. “La presencia de hipertensión no es primaria por lo general en los niños, sino es secundaria como consecuencia de otro tipo de enfermedad”, aclara la académica.
Además del autocontrol periódico, se recomienda que las personas adopten hábitos de vida saludables, consumo de alimentos sanos, disminución de consumo de carbohidratos y sal, evitar el consumo de alcohol y tabaco, hacer ejercicios y prevenir la obesidad.