¿Cómo combatir a los criminales 2.0? la necesidad de una protección legal actualizada

¿Cómo combatir a los criminales 2.0? la necesidad de una protección legal actualizada

La vez que Julio respondió a un mensaje de WhatsApp, que le pedía sus datos personales para recibir un dinero asignado por un familiar, fue el inicio de una serie de estafas. Se expuso tanto que su cuenta de caja de ahorros fue vaciada en solo minutos y puso en riesgo a su familia, ya que días después lo amenazaron con secuestrar a su hermana.

El varón mayor de 40 años de edad acudió a un abogado para poder denunciar al supuesto responsable. Creyó que tuvo respuesta favorable cuando en el Ministerio Público admitieron la denuncia, pero pasaron cinco meses sin poder avanzar la investigación, al final, por falta de pruebas desestimaron la querella y lamentó el gasto que hizo con anticipación para contratar a los profesionales que poco o nada pudieron hacer.

En este tiempo de revolución tecnológica, el desarrollo de la inteligencia artificial en todos los ámbitos también favorece a la delincuencia. Los delincuentes 2.0 utilizan los medios digitales para las actividades ilícitas y representan un desafío para la seguridad en la era digital, refiere William Llanos, docente de criminología y derecho informático de la carrera de Derecho, en la Universidad Franz Tamayo.

“Estos delincuentes emplean habilidades tecnológicas y conocimiento de Internet para cometer delitos, como el robo de identidad, fraudes en línea, ciberacoso, estafas electrónicas, entre otros. Utilizan herramientas sofisticadas como software malicioso, phishing, hacking y otras técnicas para obtener acceso no autorizado a información privada, robar datos, dinero o causar daño a individuos o a empresas, a través de la red”, afirma el profesional.

A julio le dijeron que fue víctima de phishing y el incrédulo atinó a decir que desconocía del modus operandi de los ciberdelicuentes. Intentó de sobre manera abrir otra denuncia por estafa y robo, pero no logró radicar su caso en la justicia; al final, temía que su hermana sea víctima de trata y tráfico y que lo extorsionen.

El phishing es el delito de engañar a las personas para que compartan información confidencial, como contraseñas y números de tarjetas de crédito. Existe más de una forma de atrapar a las víctimas, como cuando reciben un mensaje de correo electrónico o de texto que imita a una persona u organización de confianza, como un compañero de trabajo, un banco o una oficina gubernamental

Cuando la víctima abre el correo, encuentra un mensaje pensado para asustarle, con la intención de debilitar su buen juicio, al infundir miedo. El mensaje exige que la víctima vaya a un sitio web y actúe de inmediato o tendrá que afrontar alguna consecuencia.

“Los delincuentes 2.0 operan en diversos ámbitos relacionados con la tecnología y el mundo digital. Algunos incluyen la ciberdelincuencia financiera, el ciberespionaje, ciberataques, sextorsión, delitos contra la propiedad intelectual, grooming y explotación infantil. La lista es muy larga y cada día va creciendo mucho más”, afirma Llanos.

¿Quiénes están expuestos a la criminalidad 2.0?

El profesional entrevistado menciona que las personas más vulnerables a la ciberdelicuencia son aquellas que comparten información personal en redes sociales, sin tener en cuenta su privacidad.

También las personas que hacen clic en enlaces sospechosos o descargan links sospechosos o archivos adjuntos sin verificar su origen. Otros que se exponen son los que compran en línea, en sitios no seguros y no verifican la autenticidad del vendedor,

Por otro lado, están aquellos que revelan información sensible, como números de tarjetas de crédito o identificaciones bancarias, a través del Wifi público, sin utilizar conexión segura; personas que participan en conversaciones o interacciones en línea con otras desconocidas, especialmente aquellos que revelan información personal o permiten el acceso a su computadora o dispositivo.

“Usuarios que descargan aplicaciones de fuentes no confiables o no verifican los permisos y términos de uso de las aplicaciones antes de instalarlas; y finalmente, sin pretender cubrir todas las vulnerabilidades a la que estamos expuestos, las personas que no utilizan software antivirus o firewall en sus dispositivos, lo que los hace más susceptibles a virus y malware”, agrega Llanos.

Estrategia legal y prevención

Se puede minimizar el riesgo a ser víctima de los delincuentes 2.0. Lo primero es proteger la información personal, utilizar contraseñas seguras, ser cautelosos con enlaces y archivos adjuntos, comprar en sitios seguros y mantener el software actualizado, entre otras acciones, como instalar software de seguridad y educarse sobre las nuevas amenazas en línea.

William Llanos menciona que en Bolivia existen los delitos informáticos, que fueron incorporados al Código Penal, en la década de 1990. Son dos artículos que sancionan comportamientos criminales relacionados con las tecnologías. “Lamentablemente, estos dos artículos no son suficientes para combatir la diversidad de modalidades delictivas de la nueva delincuencia 2.0”, sostiene.

“El último intento de actualizar la legislación penal para enfrentar la delincuencia 2.0 fue la promulgación de la Ley 1005, del 15 de diciembre de 2017, Código del Sistema Penal, que introducía de una manera detallada la ampliación de los tipos penales dentro de los delitos informáticos. Lamentablemente, el 25 de enero de 2018, a menos de un mes de entrar en vigencia, esta ley fue abrogada, quedando, a la fecha, la tipificación de los dos únicos artículos de los años 90”, afirma el académico de Unifranz.

El rol del derecho frente a la delincuencia 2.0 se ha vuelto cada vez más importante debido al crecimiento de los delitos cometidos a través de medios electrónicos y tecnológicos. El aumento de la delincuencia en línea ha creado nuevos desafíos para la justicia y ha requerido adaptaciones legales y jurisprudenciales.

Llanos afirma que el derecho debe ser capaz de garantizar la protección a los individuos en el entorno digital y para ese fin debe adaptarse constantemente a medida que evolucionan las tecnologías delictivas.

La actualización viene de la mano de las leyes existentes “y la creación de nuevas normas jurídicas que aborden estos desafíos emergentes, pero también es importante la capacitación de los profesionales del derecho”, afirma.

Para Llanos, no existe un objetivo específico que debe regularse con el derecho, sino, sostiene que debe adaptarse a la evolución tecnológica. En esa línea, menciona que es necesario actualizar el Código Penal y la normativa referida al análisis de los nuevos medios probatorios.

 

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